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Roberto y Abraham van firmes al bachillerato

Roberto Suárez, estudiante del Vicente Rocafuerte, se sobrepuso a un balazo. Ayer acudió a la ceremonia.
Roberto Suárez, estudiante del Vicente Rocafuerte, se sobrepuso a un balazo. Ayer acudió a la ceremonia.
Foto: William Orellana / El Telégrafo
27 de septiembre de 2016 - 00:00 - Redacción Sociedad

Roberto Suárez Pareja, por su discapacidad física, no estuvo de pie como sus demás compañeros. Sin embargo, siguió las mismas instrucciones que ellos.

Cuando escuchó: “¡Descanso!”, él llevó su mano izquierda hacia atrás; y cuando se ordenó: “¡Firme!”, colocó la extremidad en la rueda.

Hace cuatro años una bala perdida en los exteriores de su domicilio lo dejó sin caminar. Tras permanecer un mes y medio en la Unidad de Cuidados Intensivos retomó sus estudios en el colegio emblemático Vicente Rocafuerte.

Roberto fue uno de los 49.508 estudiantes que juró la bandera en la Zona 8 del Ministerio de Educación (Guayaquil, Durán y Samborondón). A nivel nacional fueron 261.271.

El colegial de 17 años -cuenta- ayer dio el primer paso hacia su meta. “El segundo es la graduación”, adelanta.  “La silla de ruedas no me limita. Tengo la bendición de que mis padres  siempre están conmigo.  Ellos son como mis piernas”.

Los patios de 373 planteles de la Zona 8 amanecieron copados por los estudiantes.

En la Unidad Educativa del Milenio Alfredo Raúl Vera Vera, 237 adolescentes juraron la bandera.

Ariel Desiderio Tomalá, abanderado del pabellón nacional, fue el primero en exclamar: “¡Sí, juro!”.

El adolescente, quien reside en Pascuales, considera una responsabilidad portar la bandera. Él aspira a cursar la carrera de ingeniería en sistemas. “Quiero revolucionar la tecnología en Ecuador, creo que soy capaz de eso”.

La habilidad de Abraham

Abraham Cevallos, del Vicente Rocafuerte, caminó guiado por un compañero. Lo esperaba la bandera de Ecuador.

Abraham perdió la visión a los 9 años, después de que le diagnosticaron el síndrome de Stevens Johnson, una enfermedad que causa daño en las mucosas.

Su mamá, Beatriz Tigrero, lo acompaña diariamente al plantel para tomar apuntes de las tareas. “Estoy muy orgullosa de lo que alcanza y aprende. No tiene límites, a pesar de su discapacidad. Mi hijo sabe jugar ajedrez y le enseña a sus compañeros matemáticas e inglés”.

Por su parte, Shirley Pareja, madre de Roberto, recordó que ni los 5 disparos que recibió ni la osteomielitis que sufre lo han detenido en sus estudios.

Ambas madres, orgullosas y emocionadas, observaron cómo sus hijos abrazaron la bandera ayer. Ellas forman parte del grupo de  brigadistas de la institución que velan por el bienestar de los estudiantes.

Los estudiantes que se recuperan

Hace 15 días, Martha descubrió que su hijo, Julio, consumía drogas. Lo primero que notó -revela- fue que el menor siempre tenía la mirada perdida.

“Él me dijo: ‘Mami, sáqueme. Adentro hay muchas bandas y si voy es peor’”. Doña Martha no lo hizo.  Optó por llevarlo al hospital, donde inició la desintoxicación con sueros y complejo B. Inmediatamente regresó al plantel para ensayar antes del juramento.  

Julio ayer estuvo vestido con su uniforme limpio y bien planchado.   “Estoy feliz de verlo sobreponerse. Cuando me enteré del problema traje a la Policía Nacional. Ahora lo dejo y lo recojo para evitar que recaiga en la adicción”.

Esta madre de familia recomienda a quienes viven una situación similar que la solución no es retirarlos de la institución, sino enfrentar en familia el problema. (I)

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Los padres madrugaron en Cuenca y Manta

En Cuenca también se desarrolló el Juramento a la Bandera. Los estudiantes de los colegios Benigno Malo y Ciudad de Cuenca llegaron temprano al parque Calderón. Allí, para solemnizar el evento esperaron a los oficiales y tropa de la III División de Ejército Tarqui.

El comandante de la División, general Luis Altamirano, resaltó la importancia del emblema patrio. Él recordó que la bandera nacional es muy importante para el país. “Los ecuatorianos tenemos plena identificación con el pabellón”.

Por su parte, Alexa Pesantes cumplió el objetivo que se había trazado desde el inicio de su etapa colegial: ser la abanderada de la Unidad Educativa 5 de Junio de Manta. “Agradezco a Dios, a mis padres, profesores y amigos, quienes estuvieron en los momentos más duros de este camino”, expresó en su discurso.

En cambio, en la zona  4 de Educación, 24.093 alumnos realizaron el acto cívico: 17.954 de Manabí y 6.139 en Santo Domingo de los Tsáchilas.  
En Manta, los padres de familia madrugaron para ver a sus hijos encaminarse casi al fin de la secundaria. 500 estudiantes juraron la bandera en el emblemático colegio mantense.

El rector del colegio cinquino, Freddy Macías, expresó que fue un día lleno de fervor cívico. “Esto nos ayuda a levantar el espíritu, la fe y la unidad”.   Durante el evento, María Vera observó con alegría a su hija, Mirely Mantuano. “Ella se va superando, quiero que siga adelante y que se convierta en una profesional”. Por su parte, el estudiante José Cevallos manifestó: “El Juramento a la Bandera es un acto de amor hacia la patria. Me siento orgulloso de haber sido parte de este evento”. (I)

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