¿Cómo se debe entender la relación entre padres e hijos?
En el contexto familiar, ¿cómo hay que llevar una relación plena entre padres e hijos?, ¿qué parámetros se deben tomar en cuenta?
La psicóloga María Jesús Trujillo, coordinadora del Departamento de Consejería Estudiantil de Educamundo, sostiene que la relación "siempre debe estar basada en el respeto y para ello es importantísimo establecer límites. Es decir que, en ese sentido, no se recomienda que los padres sean amigos de sus hijos. Porque la relación sería de una forma o un trato horizontal. Y es ahí donde a los padres les cuesta poner límites por negarle cosas a sus hijos". No obstante, aclara que la relación no tiene que ser autoritaria.
Trujillo estima como necesario que los padres tengan un buen vínculo con sus hijos en el marco de la confianza. Pero sobre todo, destaca que "no se puede perder la capacidad de aconsejarlos, más aún en la etapa que es más conflictiva en el ser humano, más compleja, que es la adolescencia".
La especialista sostiene que la relación debe ser cercana, honesta, afectiva, "porque cuando hay una relación malentendida como amistad padre e hijos, hay cierto tópicos, temas que no se deben tocar con los chicos: problemas financieros, de índole sentimental, relacional, sexual".
Así también, la experta precisa que en la organización de la familia los padres ocupan la más alta jerarquía, lo cual permite que ellos pongan los límites que consideren necesarios. "Estas reglas deben ser razonables, justas", menciona.
Además, plantea que cuando los hijos están entrando en la etapa de la adolescencia "se les debe permitir que se involucren en estas reglas".
La académica apunta como importante que "la forma en que un adolescente se relaciona con sus padres va a marcar la pauta de sus relaciones adultas. Es decir que, si estos padres tienen un comportamiento prepotente, lo más probable es que ese niño, niña, adolescente, repita ese patrón".
Y asimismo, por el contrario, "si un chico es extremadamente obediente probablemente se convertirá en un adulto sumiso, y lo que es más grave, incapaz de tomar sus propias decisiones".
El éxito, aconseja la experta, está en aplicar reglas razonables y que sean lo más detalladas, explícitas y que siempre estén encaminadas al bien común de todos los miembros de la familia. Porque de esta manera el adolescente se va a convertir en un adulto con capacidad de negociar, conciliar sus relaciones futuras.
Finalmente, Trujillo anota como relevante el hecho de que los padres sepan escuchar, "ya que poner límites no significa solo prohibir, también es negociar cuando haga falta. Esto, sin duda, va ser de ayuda para la formación de un adolescente". (I)