Botellas, papeles, plástico suave o duro y periódicos son los principales materiales que generan los centros comerciales. El material es  reciclado y vendido para solventar la ayuda social a 5.120 personas que son atendidas en dos fundaciones.

Aprendiendo a vivir  y Ayuda puntual son las    fundaciones beneficiadas con el plan de reciclaje que se inició hace cuatro meses.   

El proyecto  consiste en reciclar el material que las empresas públicas y privadas no utilizan y no reciclan, entonces los gestores ambientales se encargan de receptarlo para generar recursos. 

La empresa Punto Verde se encarga de recolectar, escoger y vender  los desperdicios que generan los centros comerciales, su gerente operativo,  Michel Morillo,   dijo que su labor es un aporte al medio ambiente y una forma clave es ofrecer mejores condiciones de vida a los habitantes de la ciudad.

“El compromiso parte de fomentar el desarrollo del país y el bienestar de las personas vulnerables,  por eso es  importante que la ciudadanía se una ante un bien común”, manifiesta.

Ana Carolina Vela, quien  encabeza el proyecto, afirma que los recursos obtenidos ayudan a realizar grandes cambios en los niños con  síndrome de Down, que son beneficiados directamente.

Los centros comerciales han generado 500 toneladas de basura en lo que va del año, la meta para el 2012 es llegar a más de 750 toneladas. Así serán mayores los recursos que se generen. Por este concepto se recaudan 3 mil dólares mensuales, los cuales ingresan a los proyectos sociales de las dos fundaciones.

“Las empresas que entregan su basura  están conscientes de que contribuyen a mejorar la calidad de vida. Se busca el equilibrio entre proteger el medio ambiente y el bienestar de los niños”, dice Vela.

El programa “Ayudas puntuales”, que se beneficia de estos recursos, atiende a más de 800 personas de escasos recursos económicos que requieren atención en lo que se refiere a medicinas y operaciones.

Los puntos de recolección están en todos los centros comerciales de la ciudad, cuyos espacios se han denominado “puntos verdes”. Allí la ciudadanía puede hacer llegar sus aportes con  material reciclado.

El 50%  de lo recaudado se destina a la fundación Aprendiendo a vivir, que atiende a 120 niños de cero a cinco años de edad con síndrome de Down, que son de escasos recursos económicos de los barrios periféricos de la ciudad.

De esta manera también se  alarga la cadena productiva en la ciudad, expresa Morillo, quien invita a la ciudadanía a que contribuya y entregue su aporte.