Quito celebra con geranios su propio día del amor
Mientras los enamorados se preparan para celebrar una jornada de cariño y pasión en el día de San Valentín, los quiteños visten esta semana una parte de su ciudad con 3.000 geranios plantados en macetas y jardines para extender en el tiempo su "amor" a una capital cada vez más asfáltica.
Con san Valentín como telón de fondo, los quiteños quieren más bien recordar que el 14 de febrero de 1556 la corona española decidió, debido a sus méritos, elevar a la villa a la calidad de "Muy Noble y Muy Leal ciudad de San Francisco de Quito".
"Mejor celebrar el amor a Quito en lugar de a un extranjero (Valentín)", dijo a Efe Marco Chiriboga, el promotor de la iniciativa que comenzó hace cinco años con la exhibición de geranios en los balcones y el regalo de miles de ejemplares para incentivar su cuidado en los jardines.
Estudiantes con bandas de música de sus colegios, coros y desfiles acompañarán el martes la celebración, en la que los jóvenes no sólo gritan consignas por Quito, sino que "salen a besar las calles y los edificios" en una explosión de amor a la ciudad, dijo Chiriboga, que destaca la relación de la gente con la urbe.
"Muy pocos quiteños hablamos de Quito como si se tratase de una ciudad, sino como si fuese una persona, una guambra (muchacha en quichua)", indicó quien en la radio ha escuchado a locutores decir que "la ciudad está triste, bonita o alegre".
Esa peculiar relación -dijo- también se demuestra el 14 de febrero con la celebración que busca reforzar la identidad: "Uno de los problemas mayores que tenemos en el país no es la economía sino la falta de identidad".
Lo atribuye a "la debilidad del conocimiento de la belleza de las grandezas que tiene el país. A través de actos como éste se refuerza la idea de identidad nacional", opinó.
"Aquí tenemos que lograr esa ciudad feliz que estamos perdiendo de a poquito, Quito creció demasiado", asegura Chiriboga que a sus 70 años recuerda con nostalgia la infancia en la que se despertaba en un alto del centro histórico con un paisaje de geranios en terrazas y macetas, por eso, la planta es también su "melancolía".
Precisamente en el centro histórico ha centrado su peculiar celebración a Quito, no sin desencantos. El año anterior colocaron geranios en balcones para descubrir después, muy a su pesar, que en muchos de los segundos pisos ya no vivía nadie y las plantas se estropearon.
Es algo que espera evitar ahora al colocar 3.000 geranios en los balcones de la habitada avenida 24 de mayo, que colorean su reciente rehabilitación urbana con distintos colores, especialmente el rojo.
"La avenida está muy bonita físicamente, ahora hay que darle espíritu porque las ciudades deben tener cuerpo y alma como una persona. No solamente es cuestión de hacer casas y parques sino de darles el soplo de vida que todas las cosas necesitan", comentó.
Aunque la celebración comenzó en 2007, sólo hace dos años la Alcaldía oficializó al 14 de febrero como el "Día del amor a Quito", convirtiéndola en la "Ciudad de los geranios", una flor que para Chiriboga es, además, un "símbolo del mestizaje".
Es originaria de África, pero la trajeron los españoles y se adaptó "maravillosamente" a Quito, que a veces tiene invierno y verano en un mismo día con diferencia de horas y hasta de calles, por lo que los visitantes son sorprendidos en manga de camisa en pleno aguacero o cargando paraguas bajo un sol canicular.
Aun así, la ausencia de heladas en el valle andino donde se asienta Quito hacen del geranio una flor perenne, en lugar de estacional como en Europa o Estados Unidos.
Escritor y amante de los geranios, que también rehuyen el calor excesivo, Chiriboga está empeñado en que los balcones con flores no sean sólo recuerdos en postal de un Quito que para él "no es solamente una ciudad, es un estado de animo".
Está seguro de que verla decorada con pétalos y hojas despertará amor más allá del 14 de febrero y ayudará a sus habitantes a escudriñar en su "memoria histórica", que refuerza la identidad, esta vez a punta de vivos colores.