Quejas por alimentos aún no son masivas
Teresa García recuerda que hace un par de años encontró un pedazo de jabón en el fondo del plato de comida que consumía. Ocurrió en un restaurante del centro de Guayaquil en el que almorzó. “Mordí un pedazo y por el sabor extraño me paré de la mesa. Reclamé, el dueño solo ordenó que cambiaran el plato. Esperaba que se disculpara y reconociera su descuido, pero no lo hizo”.
Casos como este y otros por consumir alimentos en mal estado se repiten. Sin embargo, pocas personas denuncian y piden una inspección del local.
Para María José Troya, directora ejecutiva de la Tribuna Ecuatoriana de Consumidores y Usuarios, uno de los factores por los que no reclaman es por la relación que hacen de la cantidad gastada. “Falta que los consumidores sean más proactivos. Y aunque es difícil de comprobar que el alimento que les hizo daño salió del lugar que visitaron, salvo cuando se produce de forma masiva, sugiere que cuando se tiene sospecha se pide a la Comisaría de Salud o al Municipio que inspeccionen el establecimiento en el que se consumió para conocer las condiciones sanitarias”.
En la Defensoría de Pueblo las denuncias por haber ingerido alimentos descompuestos y que atenten contra la salud no son masivas, como por concepto del uso de servicios básicos, como agua potable, energía, telefonía, servicios bancarios, concesionarios de vehículos y otros. En diciembre de 2013 hubo 93 quejas y el mes pasado fueron 74.
No obstante, este año receptaron la queja de una familia contra la cadena McDonald’s, porque consumió un helado del que aduce tenía naftalina y tras desarrollarse una audiencia consiguió que inspeccionaran los locales.
Según María José Fernández, representante de la Defensoría, aunque este proceso no es el primero que manejan.“Anteriormente se presentó la queja de un usuario de una aerolínea que consumió productos descompuesto, pero se llegó a un acuerdo de paz. En este caso la audiencia no fue prospera por la posición que tuvo McDonald’s. Se procederá a realizar una inspección interinstitucional coordinado con el MSP”.
María Fernanda Borja, madre y esposa de los afectados, cuenta que el pasado 19 de enero, junto con su familia, acudió a tomar un helado. “Con mí papa compramos unos conos, pero mis dos hijas y mi esposo tomaron un sundae. La menor me dijo que sabía raro, pero cuando mi esposo -con helado casi derretido- se sacó de su boca unos pedazos que tenían un fuerte olor a naftalina que nos preocupó”.
Borja recuerda que por tres días su familia estuvo hospitalizada y bajo una serie de exámenes. “Queremos que se descubra qué hacían las naftalinas en las máquinas, quién las puso, porque es un lugar al que llegan muchos menores”, dice.
Su abogado Juan Carlos Carmigniani dice que esta acción se suma a otra impuesta en la Fiscalía, “que busca la sanción y determinación de la participación y responsabilidad de los funcionarios de Arcgold en este eventual delito”, indica.
Para César Cárdenas, director del Observatorio de Derecho Ciudadanos, donde reciben las denuncias por agua potable, transporte, que agrupan “los consumidores están desprotegidos. Es necesario la creación de una superintendencia de servicios públicos y al consumidor, que permite sancionar a las empresas implicadas, porque el trabajo de la Defensoría solo es exhortar”.