Un escritorio y sillas. Familiares, testigos y amigos copan las salas en las oficinas del Registro Civil. Esa es la escena que se repite hasta hoy en los casamientos.

El representante del Registro Civil anuncia los nombres del novio y la novia, sus números de cédulas, y el estado civil de cada uno: solteros. Les indica que no existe impedimento legal y les pregunta a los contrayentes:
-Representante del Registro: “Señor, ¿acepta libre y voluntariamente, como su legítima mujer, a la señorita?”.
-Novio: “Acepto”.
-Representante del Registro: “Señorita, ¿acepta libre y voluntariamente, como su legítimo marido, al señor?”.
-Novia: “Acepto”.
-Representante del Registro: “Ya que así lo creen, yo, en nombre de la República del Ecuador y por autoridad que me concede la ley, los declaro legalmente casados. Fin de la ceremonia.

Pero este discurso, desde el próximo 18 de julio de 2019, ya no será igual. En esa fecha, en la que se casará la primera pareja del mismo sexo en Guayaquil, el discurso tendrá modificaciones.

Andrés Fantoni, coordinador zonal 8 del Registro Civil, adelanta que habrá una modificación fundamental: Por ejemplo, no usarán “yo los declaro marido y mujer”, sino “los declaro legalmente casados o cónyuges”.

Al momento, en el país ya se han registrado seis parejas GLBTI que contraerán nupcias entre el jueves 18 de julio y el lunes 5 de agosto de 2019. En Guayas (Guayaquil) se concentran cinco casos, y en Pichincha (Quito), uno.  

Desde el 9 de julio de 2019 se inició en las agencias la reserva de las citas para el matrimonio entre personas del mismo sexo. Una pareja de lesbianas fue la primera en hacer la solicitud. Ellas serán las primeras en contraer nupcias. El 25 de julio de 2019, en cambio, el enlace será entre gays.

Boris Álvarez y Giovanni Vareles ya compraron los anillos y los ternos negros. Ellos acudirán por la mañana al Registro Civil acompañados de sus dos testigos y amigos cercanos. La pareja lleva tres años de relación.

Álvarez, quien hace seis meses le propuso comprometerse, confía en que la decisión los fortalecerá. “Por ejemplo, si uno de los dos llega a estar hospitalizado, el médico deberá pedir autorización a cualquiera de los dos y no a los familiares”. Además prevén pedir un préstamo bancario para invertir en su negocio.

Álvarez y Vareles son parte de las 64 parejas que se registraron en la plataforma matrimonioigualitario.com.ec.

Disolución de la unión de hecho

Luis Banda y Carlos Pérez mantienen desde hace un año una unión de hecho notarizada. A la fecha poseen autos y bienes. Hace tres días Banda acudió al Registro Civil de Salinas para obtener un turno para casarse. Sin embargo, una de las funcionarias le explicó que antes debía disolver su unión de hecho.

“No es un trámite sencillo porque debo disolver en el juzgado los bienes que tenemos. El proceso dura de 1 a 6 meses”. Le pidieron la carta de soltería apostillada de su pareja, que es de Venezuela.

Lo mismo les ocurrió a Javier Vallejo y Xavier Sánchez, quienes en 2014 fueron la primera pareja gay en registrar su unión de hecho como estado civil en su cédula.  

Sánchez asegura que iniciaron el proceso de desunión en una notaría. Presentaron las copias de la cédula de identidad y el acta de la unión y siguió el reconocimiento de las firmas.

El trámite costó $ 185 y les tomó dos días. “No nos esperábamos que nos salieran con esto. Debían haber socializado este tema en todo este tiempo”. Hasta enero de este año, en Ecuador hay 495 uniones de hecho entre personas GLBTI.  

Fantoni ratifica que para acceder al agendamiento del matrimonio entre convivientes deben presentar la terminación de la unión de hecho realizada ante un notario o un juez competente.

El proceso, cuando es de mutuo acuerdo, se desarrolla en una notaría. Pero si no es así, explica Humberto Moya, presidente del Colegio de Notarios del Guayas, se debe acudir ante el juez.  

Aunque Moya considera que el trámite es una barbaridad jurídica que no tiene sentido. “Si tienes una unión de hecho con la misma persona con la que te casarás, no debería requerirse lo otro”.

Al ser un requisito indispensable para acceder al matrimonio, añade, deja en la indefensión esa unión. (I)