Setenta y cinco niños, de 0 a 4 años de edad, serán beneficiados con la apertura del primer Centro Infantil del Buen Vivir (CIBV) de Quito, que estará ubicado en el sur de la ciudad. Este se suma a los tres centros  de iguales características que ya existen en las provincias del Guayas, Los Ríos y Loja.     

Vestidos con mandiles azules, desde esta semana, los infantes acuden al centro formativo “Unguí” en una jornada que arranca a las 08:00 y concluye a las 15:00.
 
En este lapso reciben cuatro comidas: a las 08:30 el desayuno, una porción de frutas a las 11:30, al mediodía el almuerzo y, finalmente, un refrigerio antes de que se retiren a sus viviendas.  

El coordinador de la Zona 9 del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), Ricardo Carrillo, indicó que hace varios meses la cartera de Estado cerró varias guarderías del sector porque no cumplían las  condiciones necesarias para atender a los niños.

El funcionario explicó que -a diferencia de otros centros parvularios- en donde prima la visión “adultocéntrica”, aquí se han ponderado estándares internacionales. “La infraestructura fue diseñada para quienes la van a utilizar: las instalaciones urinarias son pequeñas, para infantes; los niños y niñas serán atendidos por   parvularias, un servicio de catering prepara la alimentación para tres grupos de niños diferenciados por edades”, manifestó Carrillo.

En el CIBV fue reubicado el 95% de niños que asistía  a los centros Palestina y un 10% a Mis Pequeños Angelitos, dos unidades de la zona que eran casas comunales que habían sido acondicionadas como guarderías.  

Hace dos años un deslave destruyó la pared de la guardería Mis Pequeños Angelitos, situada  a un kilómetro del actual CIBV.

Beatriz Comasicin, cuyo hijo asistía a la guardería Palestina, detalló que “en el CIBV del MIES la infraestructura y el espacio están  distribuidos y equipados mejor.  “Este centro es más seguro, el cambio es positivo”, acotó la madre de familia.  

Actualmente, siete parvularias, un médico, una trabajadora social y un vigilante trabajan en este Centro Infantil del Buen Vivir, calificado como emblemático. “A través de lo lúdico fortaleceremos el aprendizaje porque los juegos facilitan el desarrollo cognitivo, social y motriz”, sostuvo la coordinadora del establecimiento, Verónica Andrade.

Explicó que la finalidad de estas herramientas es ayudar en el desarrollo de las distintas destrezas, como la motricidad, el lenguaje y las actividades didácticas.

El establecimiento tiene una sala de enfermería, una sala de profesores, un patio central, cuatro áreas de juego externas y cinco aulas con los nombres de barrios aledaños:  Chilibulo, Toro Hurco, El Pintado, Yavirac y Lloa. En cada salón hay 16 niños.  

Este CIBV se creó con la finalidad de “ofrecer un servicio de calidad a las personas que no podían acceder a este”, expresó el  coordinador de la Zona 9 del MIES.

Por otro lado, Maribel Guilcapi expresó que confía en este proyecto. Guilcapi indicó que  su hijo, de 4 años, ha asistido ya tres días en esta semana. “Espero que el proceso avance positivamente en el tiempo; las parvularias les darán buenas bases para que los niños se integren a la educación básica. Este debe ser de los mejores centros infantiles porque hay 3 metros cuadrados para cada niño con excelentes adecuaciones”, indicó.

El Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) invirtió 430.000 dólares en este espacio educativo, que funciona en un terreno de 931 metros. La institución tiene previsto inaugurar 1.000 nuevos Centros Infantiles del Buen Vivir hasta el año 2016.