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Pozos del Amazonas tienen niveles tóxicos de arsénico

La presencia de estos elementos en la cuenca del Amazonas, según el estudio, se debe a causas naturales y no a la contaminación industrial.
La presencia de estos elementos en la cuenca del Amazonas, según el estudio, se debe a causas naturales y no a la contaminación industrial.
Foto: Imagen tomada de emaze.com
12 de abril de 2018 - 00:00 - Agencia AFP

Los pozos poco profundos cavados en la cuenca del Amazonas para evitar beber de los ríos contaminados contienen agua que supera hasta 70 veces el límite recomendado de arsénico, indicaron investigadores.

Las muestras tomadas en 250 lugares del Amazonas en el primer gran análisis realizado en los pozos de la región revelaron además niveles peligrosos de manganeso y aluminio, señalaron los expertos en una conferencia en Viena.

“Debido a los ríos contaminados, comunidades rurales echan mano del agua subterránea”, indicó la jefa de los investigadores, Caroline de Meyer, científica del Instituto Federal Suizo de Ciencia y Tecnología Acuáticas.

“En algunas zonas de la cuenca del Amazonas, el agua subterránea contiene estos elementos en concentraciones potencialmente dañinas para la salud humana. La contaminación no debería ser subestimada”.

Los niveles de manganeso detectados eran 15 veces superiores a los límites recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los de aluminio, tres veces.

La presencia de estos elementos se debe a causas naturales y no a la contaminación industrial.

La exposición crónica al arsénico está ligada con el cáncer de hígado, riñón y vejiga, así como con enfermedades cardiovasculares. También se asocia con abortos espontáneos, poco peso al nacer, y problemas de desarrollo cognitivo en niños.

En Bangladés, donde este problema es conocido desde hace décadas, se calcula que provoca 40.000 muertes prematuras al año.

El manganeso a dosis tóxicas es susceptible de causar daños neurológicos permanentes, mientras que los efectos de una exposición continua al aluminio son menos conocidos.

Las comunidades rurales de la cuenca del Amazonas han dependido tradicionalmente de los ríos y la lluvia para cubrir sus necesidades de agua. Pero el incremento de la contaminación a raíz de la minería, la explotación forestal y las actividades industriales los llevó a cavar pozos.

Azar químico
“Tomamos muestras de los pozos que tienen más de 20 años de antigüedad y otros recientes de un par de semanas”, expresó De Meyer en la reunión anual de la Unión Europea de Geociencias.

El trabajo de campo, llevado a cabo con investigadores peruanos y brasileños, se centró en medir las concentraciones químicas sin examinar los impactos en la salud. “No podemos decir cuánta gente está afectada”, dijo De Meyer.

Se requieren más datos para identificar los lugares donde los niveles de toxicidad son especialmente altos y las áreas altamente dependientes de los pozos.

Las consecuencias de ingerir arsénico pueden tardar años en ser visibles, incluso décadas. En la región, el nivel de concienciación sobre este problema es muy bajo.

Por una pura cuestión de azar químico, el grado de intoxicación quizás haya sido mitigado por el hecho de que el agua afectada con arsénico también contiene a menudo hierro, lo que hace que esta sea de color rojizo.

En ese caso, la gente suele dejarla reposar para que las partículas -incluidas las de arsénico-, bajen hasta el fondo.

Los hallazgos presentados esta semana en Viena son preliminares y serán entregados formalmente en una publicación científica durante el año, según De Meyer.

La cuenca del Amazonas, que está drenada por el río del mismo nombre y de sus afluentes, cubre 7’500.000 km2 y se extiende por ocho países. (I)

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