Un cerco de planchas de zinc cubre la obra que se construye desde hace una semana cerca de las Facultades de Jurisprudencia, Matemáticas y Filosofía. En el interior dos excavadoras y algunos trabajadores rompen las aceras. Se trata de la Plazoleta de integración de la Universidad de Guayaquil, que se inaugurará el próximo 24 de marzo.

José Ramón, residente de la obra y exalumno del centro de estudios, explica que es un modelo aerodinámico y que permitirá la investigación en un ambiente agradable. “Cada mesa tendrá 4 enchufes para que el estudiante conecte su laptop y se conecte a WiFi”, aseveró.

Un grupo de estudiantes que transitaba por los alrededores aseguró que desconocía de la construcción de la plazoleta. “Pero si es así, ya era hora de tener un lugar como en otras universidades. Aquí podemos hacer los trabajos de investigación que nos envían los profesores”, dijo Andrea Montecé, de Comercio Exterior.

Otro alumno, Michael Pesantes, calificó de innecesaria la inversión de la plazoleta, que es de $850.000. “Hubiesen invertido en reparar o comprar bancas y equipos nuevos. Comienzan con lo innecesario y terminan con lo necesario. Esto es un espacio más para poderse sentar”, indicó.

Julio Rodríguez, miembro de la Comisión Interventora, dijo que con la construcción ayudará a cambiar la baja calificación que obtuvo la Universidad Estatal ante el Ceaaces, precisamente en el indicador de los espacios de convivencia estudiantil . “Hay pequeños intentos de espacios en cada facultad. Con la plazoleta muchos serán los beneficios como la realización de ferias. Así los estudiantes no tendrán que invertir en carpas como lo hacían. Además podrán comercializar productos que se elaboran en la universidad. Con esto mejoraremos la parte medular de la institución”.

La edificación de la plazoleta marca la ejecución del Plan de Excelencia en 2014, pero también hay preocupación por otros temas como garantizar la seguridad de los estudiantes, según Lobelia Cisneros, de la Comisión. Explicó que se plantea la implementación de cámaras y chips para el ingreso de los alumnos. “La idea es hacer de la universidad un espacio abierto, pero controlado”, agrega. Para Cisneros, la necesidad de control se justifica por la existencia de negocios ilegales que pretende erradicar, “como la prostitución o el tráfico de drogas en los lugares escondidos”.