La creatividad también es parte de los pesebres que se ofertan en la urbe
Los nacimientos atraen las miradas de quienes transitan por Guayaquil. Sus diversos colores plasmados en las esculturas adornan las casas de la urbe porteña.
Los pesebres son de diferentes tamaños, los más vendidos son los medianos de dos metros y los más grandes de hasta seis.
En la elaboración se utilizan bambú, paja toquilla, cartón, espuma flex, madera, tagua y cerámica.
Zaida De la Rosa, comerciante que durante 20 años se dedica a la venta de nacimientos y que tiene su negocio en el Mercado de las Cuatro Manzanas, dice que su local funciona desde el 15 de noviembre hasta el 6 de enero.
“Las artesanías que vendo las importo de Perú, porque el acabado es más fino”.
Abel Ortega es un comprador habitual de pesebres. Él aseguró que armar un nacimiento en su hogar, con el árbol navideño, ayuda mucho a la unión familiar.
“Realmente considero que esta es una de las tradiciones más bonitas que existen y que debería perdurar por siempre”.
Carmen Jaramillo, arquitecta independiente, dijo que la elaboración de la casa y cuna del niño Jesús se realiza con sencillos pasos y materiales de reciclaje: cartón, papel, plástico.
En cuanto a los colores sugirió el celeste para dar frescura al interior del establo. Otro de los tonos que prevalece dentro del pesebre es el verde, que lo hace más vistoso. El objetivo es que haya creatividad.
El material reciclado tiene un impacto favorable en la naturaleza.
Aunque el cartón representa un precio más accesible para el usuario, también evita la tala de árboles, indicó Natasha Pereira, ingeniera ambientalista.
La diseñadora de interiores Karla Gaibor comentó que el nacimiento debería ocupar zonas despejadas dentro de la casa.
“Un sector limpio y sin muchas cosas a su alrededor permite que la vista sea atraída de manera inmediata hacia el pesebre, puede ser por las luces, el color que en él habita, entre otras cosas”, recomendó Gaibor. (I)