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Ecuador, 19 de Enero de 2025
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El Telégrafo
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Perfiles, creados a base de necesidades de empresas

Marlon Arboleda, ingeniero mecánico graduado de la Espol, y sus dos compañeros,  definen  los contenidos que se verán en los 6 ciclos que han establecido para la carrera de Tecnólogo en Soldadura.  Lo mismo hace Marco Pacheco, quien es ingeniero industrial y  trabaja en la malla que tendría  la carrera de Tecnólogo en Propulsión y Combustión.

Las  carreras  se originaron de varias que fueron propuestas como parte del taller de identificación de nuevas carreras técnicas  y tecnológicas que impulsa la  Secretaría de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Senescyt).

En Ecuador, un 12% de los que han terminado sus carreras tiene formación como técnico y tecnólogo, mientras el  88% salió de  universidades. Esto ubica al país  con el porcentaje tecnológico más bajo con relación a los demás. Bélgica tiene un 50% en cada una de las áreas; le sigue China, con 47%  y 53% respectivamente por área,  según  datos facilitados por esta institución.

Precisamente, esa necesidad de aumentar el número de técnicos y tecnólogos ha llevado a la Senescyt a iniciar el  Proyecto de “Reconversión de la Educación Superior Técnica y Tecnológica del Ecuador”.

Según Paulina Huayamave, directora de Educación Superior de las  zonas 5 y 8 de la Senescyt, el objetivo de estos talleres es poder determinar, dentro del marco del proyecto, cuál es la malla   y la oferta académica pertinente para suplir y cumplir las necesidades del sector privado y de las empresas públicas, y poder así cambiar la matriz productiva”.

María José De Luca, coordinadora zonal de la Senescyt, señala que  para  Guayaquil se trata de un proyecto interesante porque la parte académica de los estudiantes va a estar  basada en las exigencias de cada zona. 

“Las  mismas industrias están requiriendo la formación que necesitan. Es un trabajo de mucha participación.  Lo que se necesita es que esos profesionales estén capacitados  con las necesidades propias de la empresa para que puedan desarrollar el trabajo y poder acelerar la innovación”

Para ello, indica, se reconvertirán tres institutos, de entre  los 10  técnicos públicos y 28 privados que funcionan en Guayaquil. Mientras que a nivel nacional  serán 40.

Paulina Huayamave dice que los nombres de los institutos que se empezarán a  reconvertir se conocerán en su debido momento, “puesto que eso lo determinará la evaluación que el Ceaaces hará”.

Por su parte, De Luca explica que  de los  tres institutos que serán reconvertidos en Guayaquil, 2 se clasificarán en sectoriales, que están identificados con carreras del conocimiento: uno de seguridad ciudadana y otro de procesamiento de alimentos y mecánica industrial.

El tercero: territorial, que es multidisciplinario, con carreras de cualquier tipo, pero vinculadas a las necesidades del territorio.

También indica que la inversión para su reconstrucción es de 9 millones por cada instituto. Mientras que a nivel de Ecuador será de 308 millones plurianuales.

Con esto, añade, los   cupos para estudiantes aumentarán a 120.000 a nivel nacional. De ellos, en Guayaquil se ofertarán 8.600;  distribuidos para el sectorial, 3.800; territorial, 3.800; y seguridad ciudadana, 1.000.

La formación dual y beneficios del proyecto

Lisa Pesendorfer,  quien dictó la capacitación y es  coordinadora de Proyectos de la Cámara Ecuatoriano-Alemana, explica que la formación dual parte de la idea de que ningún proceso de formación es completo si no tiene las partes teórica y práctica, porque, asegura,  es imposible que un profesional sea competente en lo laboral si solo lee libros y no va a la práctica.

“Por ejemplo,  a un mecánico naval  no se lo podría llamar así después de haber estudiado tres años, si no conoce el mantenimiento o arreglo de una maquinaria en un buque”.

Pesendorfer asegura que aunque hasta ahora ha funcionado formar en el modelo tradicional, el resultado no es el mejor y no es lo que requieren las empresas. “Los profesionales salen con sus títulos y como nunca han practicado, necesitan otro año más de insertarse a las empresas para recibir una inducción antes de rendir al 100%”.

Dice que los beneficios que trae la formación dual, son tener un colaborador alineado a las políticas de las estrategias de la empresa, que sea operativo y proactivo desde el primer día de trabajo. 

El sargento Tonny Uruchima, director de carrera del Centro Tecnológico Naval, asegura que este tipo de formación evitará esfuerzos inútiles al capacitar al personal que va a las unidades.

Según él,  existe prioridad por la teoría:  70%  teoría y 30% práctica. “Hay un desequilibrio, lo que perjudica al sector de la Armada, porque el personal cuando va, no está familiarizado con el entorno del trabajo, con la operación de las máquinas”, indica el sargento.

Asimismo, Vladimir Ibarra, gerente  de Proyectos de Astilleros Navales Ecuatorianos (Astinave EP), asegura que con el primer bloque de tecnólogos que se forme en los próximos tres años, se  liberarán del rol formativo que realizan en la actualidad. “De esta manera nos centraremos en lo que tenemos que hacer, que es producir y perfeccionar a la gente”, puntualizó.

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