Pedagogía arcaica perjudica rendimiento en las "mate"
A Carlos, de 12 años, le va bien en ciencias naturales y educación física en el colegio, donde estudia en la mañana. Los promedios son de 8/10. Pero el rendimiento en matemáticas no es igual. Las calificaciones bajan a 7/10.
Sus padres gastan $ 75 adicionales porque en las tardes un maestro le da clases particulares, dos veces a la semana, para que aprenda los contenidos dictados en el salón.
Carlos -cuenta- le teme a su maestra, porque se enoja cuando algo le preguntan y considera complicadas las tareas porque no entiende.
Los alumnos con bajas calificaciones en esa asignatura coinciden con esa justificación del problema.
Las pruebas del Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes para el Desarrollo (Pisa-D), que mide los conocimientos de matemáticas, ciencias y lectura, evidenciaron que los promedios de los estudiantes nacionales en la primera materia están por debajo de la media regional.
Siete de cada 10 estudiantes no lograron realizar una operación con las instrucciones o representar una situación sencilla (regla de tres).
Ernesto, de 16 años, estudia en un colegio fiscal de Quito y su promedio es 7/10. Su madre, Karina, asegura que lo inscribió en clases particulares, pero no responde positivamente.
El joven argumenta que no le gusta la manera como le enseñan esa materia sus profesores, puesto que lo hacen quedar en ridículo cuando no puede resolver un ejercicio. “Las clases son aburridas”, expresa.
Eduardo Alba, vicerrector del Colegio de Ciencias e Ingeniería de la Universidad San Francisco de Quito, observa que en la enseñanza las debilidades son el contenido y la metodología.
En el primer caso -critica- se utiliza la misma álgebra de Baldor -y otros similares- como a inicios y mediados del siglo XX; y en el segundo caso, las clases son aburridas y rutinarias.
Para Luis Castillo, docente mejor puntuado en la enseñanza de esa cátedra en 2016, los maestros deben dejar antiguas metodologías y poner a prueba clases didácticas, es decir, crear espacios de trabajo en grupo, promover la investigación, exposiciones, maquetas, incluso dramatizaciones en el salón.
“El uso de las nuevas tecnologías ayuda”.
El docente del colegio 24 de Mayo identifica otra variable: la asimilación de los contenidos es cuestión de afinidad. “Muchos alumnos tienen mayor destreza y gusto por esta ciencia que otros”.
Al respecto, Luis Miguel Torres, presidente de la Sociedad Ecuatoriana de Matemática, identifica dos causas del bajo rendimiento: un problema estructural en el sistema de enseñanza tanto básica como media (poca inversión). Además la falta de profesores capacitados para dictar la materia.
“El 70% de los estudiantes de secundaria no tiene las competencias para desarrollar operaciones aritméticas básicas, sencillas como una regla de tres”, cuestiona.
Los profesores que no dominan los contenidos -observa- toman actitudes intransigentes y están a la defensiva de las inquietudes de los chicos.
El problema
Según el Ministerio de Educación (MinEduc), actualmente las prácticas pedagógicas y las didácticas tradicionales no tienen una vinculación y pertinencia con la aplicación y transferencia de aprendizajes.
La cartera de Estado, en un cuestionario escrito enviado por este medio de comunicación, respondió que “en el aula no se estimula el desarrollo del pensamiento matemático, sino la automatización de operaciones. Se debe superar el modelo tradicional”.
Los resultados de las Pruebas Pisa D -continúa- revelan el escaso desarrollo de la función simbólica de pensamiento abstracto y del dominio de destrezas elementales.
“Es necesario fomentar la integralidad en el sistema educativo, para que la base del desarrollo del pensamiento lógico-matemático sea trabajado desde los primeros años en educación preescolar y preparatoria”.
El MinEduc adelanta que se fortalecerá la capacitación de los docentes.
En ese sentido, Alba expresa que no se puede exigir a los profesores, si ellos no tienen el estímulo ni las herramientas apropiadas para que sepan y entiendan qué hacen mal. “Es fácil echarle la culpa a los profesores y pedirles que cambien; lo difícil es decirles cómo lo tienen que hacer y ayudarlos para que lo hagan”.
Castillo encuentra otro obstáculo en la rígida planificación que deben seguir los catedráticos.
Si esa se descuadra -advierte- obtendrán un puntaje bajo en la rendición de cuentas. “En muchas ocasiones, por avanzar más en los contenidos toca hacerlo rápido y eso para el estudiante no es atractivo”.
En cambio, Torres sugiere financiar iniciativas que mejoren el entorno de la educación y la asignatura, por ejemplo, las olimpiadas de matemáticas, evento al que acuden centenares de jóvenes anualmente.
De acuerdo con Rosalía Arteaga, exministra de Educación, el punto fundamental para mejorar en el aprendizaje de las matemáticas es la preparación a los docentes.
Ella critica a la anterior administración, pues considera que puso énfasis en las infraestructuras y no en la capacitación, ni en mejorar la autoestima de los maestros.
Arteaga cree que en los últimos años los profesores tienen demasiada carga burocrática, lo que significa menos tiempo para preparar sus clases.
La exvicepresidenta opina que se ha generado una imagen negativa de esta ciencia, cuando esta forma el pensamiento lógico.
“La clave es reforzar conocimientos desde la educación básica. Se requiere un buen programa de capacitación y que los estudiantes cuenten con nuevas metodologías para aprender”.
Skarleth Tamayo, presidenta de la Federación de Estudiantes Secundarios del Ecuador, expresa que los problemas surgen en el aula cuando los maestros no toman como herramienta de clases los libros del MinEduc.
En esos textos -dice- está explicada claramente la materia. “Algunos maestros no cumplieron con sus horas de clases y eso dificulta el aprendizaje”.
La líder de estudiantes asegura que es necesario capacitar a los maestros y alumnos. (I)