El vínculo afectivo con un pequeño inicia desde que está en el vientre materno
Para algunos bebés, como Paula, las primeras horas fueron solitarias (Infografía)
¿Cuál será el destino de esta pequeña? Paula (así la llamaremos) no cumple aún ni 2 meses y su vida ya es complicada.
Ella fue abandonada a inicios de octubre en Calderón, en el norte de Quito. Estaba envuelta en un chal negro y dormía bajo el frío inclemente de una noche en la capital.
Carmen Alexandra, quien la encontró, narra que alcanzó a observar a una mujer que se alejaba y, para su impotencia, no la pudo identificar. De inmediato se contactó con la Dirección Nacional Especializada para Niños, Niñas y Adolescentes (Dinapen).
Paula está viva. Ahora duerme en una cuna y recibe el calor de varias personas en una casa de acogida a la espera de encontrar un hogar.
De acuerdo a los datos de la Dinapen, desde 2012 hasta septiembre de este año se han reportado 25 niños recién nacidos abandonados en las calles u hospitales del país. Esto sin contar el último caso registrado en Quito. Los datos también revelan que hay mayor tendencia de abandonar a los niños en las calles que en los hospitales. (Ver infografía).
“Normalmente los niños que son abandonados sufren quebrantos de salud como hipotermia, problemas de la piel por el frío y hongos (...) permanecen en los hospitales hasta que se recuperen, estén en buenas condiciones y sean llevados a centros de acogida”, explica la coronel Verónica Espinoza, directora nacional de la Dinapen.
Asegura que a la par se hacen las investigaciones para dar con el paradero de la madre, caso contrario los bebés ingresan a un proceso de adopción.
Según la coronel, muchas de las madres que abandonan a sus hijos tienen fuertes problemas de depresión posparto ligado a la violencia intrafamiliar. “Nuestro país es todavía machista. Hay jóvenes adolescentes que se quedan embarazadas porque no hay planificación familiar y no saben cómo reaccionar ante una sociedad que tilda y juzga a la madre soltera. Ellas se sienten abandonadas y recurren a este acto extremo sin saber qué hacer”, comenta.
Según datos del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), entre enero y septiembre del año pasado, 151 menores de 0 a 4 años fueron adoptados. En Ecuador, actualmente, existen más de 100 casas de acogida institucionales y privadas.
El primer contacto
El vínculo emocional de una madre con su hijo surge desde el momento en que el pequeño está en el vientre. Ese lazo se ve afectado cuando un niño es deseado versus el que no lo es, explica el pediatra y neonatólogo Fernando Aguinaga del Hospital Metropolitano.
“Al ser mamíferos dependemos mucho de la figura materna. Hay varias hormonas de ella y del bebé que se activan como el cortizol. Los niños que están estresados, con frío, les duele algo, o solo porque la mamá no los carga generan cortizol. Si la hormona se activa de forma repetitiva produce problemas en el desarrollo”, dice.
El experto explica que el cíngulo es una parte del cerebro del bebé que desarrolla la parte emocional. Al no tener contacto con su madre o alguien que le brinde afecto, el crecimiento del cíngulo se interrumpe y causa en el pequeño problemas psicomotores, cognitivos y emocionales en el futuro. A esto se suma otro problema al que están expuestos los bebés abandonados que es la falta de lactancia materna. Esta falencia conlleva deficiencias en el crecimiento.
Eduardo Jaar (56) se especializa en la psiquis infantil. Es fundador de Ceti, un centro de estudios de la temprana infancia que asesora gratuitamente al Hospital San José, en Santiago de Chile. Aquí atienden a bebés abandonados.
A Jaar le preocupó que los hospitales no tengan un programa de atención especializada. Así creó un programa piloto para motivar a que el cuidador visite al bebé al menos una hora al día. Se haga cargo del niño amorosamente, lo alimente, lo bañe, le hable, lo acaricie, lo estimule y lo ayude a conciliar el sueño. Tal como lo haría una madre.
Este acompañamiento podría durar entre 5 y 12 meses. El cuidador debe apuntar todo lo que observe del bebé después de cada visita, para compartir sus anotaciones una vez a la semana con 7 especialistas. Así, Jaar considera que el niño crecerá en un ambiente afectivo en las primeras semanas y esto lo preparará para ser feliz y seguro en un nuevo ambiente familiar.