La pandemia elevará la tasa del trabajo infantil
La pandemia por el covid-19 trajo consigo graves consecuencias para la población en el mundo, incluido Ecuador. Muertes, desempleos, más pobreza y un escenario desolador para la niñez.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) alertó que debido a la crisis causada por el coronavirus “es probable que las familias en situación de pobreza envíen a sus hijos e hijas al mercado laboral”, lo que aumentará las tasas de trabajo infantil en la región.
Antes de la pandemia ya 10,5 millones de niñas, niños y adolescentes eran obligados a trabajar, a pesar de que la Unicef ha establecido 10 derechos fundamentales para su protección. De estos, al menos 8 se ven afectados con esta práctica.
Hoy, Día Mundial contra el Trabajo Infantil, expertos en Ecuador coinciden con Cepal y dicen que si falla la educación, habrá más niños que serán explotados en lo laboral.
Unicef señala que el covid-19 ocasionó el cierre de escuelas, con afectación a 1.370 millones de estudiantes a nivel mundial. En Ecuador esta afectación la viven aproximadamente 4,6 millones de niños, niñas y adolescentes.
Margarita Velasco, directora del Observatorio Social del Ecuador, señala que antes de la pandemia ya se alertaba que el trabajo infantil estaba directamente relacionado con la pobreza de los hogares. “En el mercado laboral es atractivo contratar a niños porque les pagan menos”.
Velasco indica que en los estudios realizados se observó una nueva modalidad de trabajo infantil relacionada al acompañamiento o ayuda que los menores realizan cuando sus padres trabajan. “Con todos los emprendimientos que surgieron desesperadamente durante la pandemia, probablemente esta modalidad se incrementó”.
Velasco considera que hace falta un plan de acción por parte del Ejecutivo para salir de la problemática. Indica que desde la sociedad civil también hay que presentar propuestas.
Manuel Martínez, coordinador del Pacto por la Niñez y Adolescencia, avizora un desolador panorama con los niños cuyos padres han perdido sus empleos.
Por otro lado, asegura que debido a los bajos niveles de conectividad de los niños en zonas rurales. " En muchos de ellos lo que puede pasar es que deserten y esto puede llevar al trabajo infantil que está concentrado en el sector campesino".
Martínez propone más allá de escuchar lo que está siendo el Gobierno ante esta situación formar mesas de trabajo donde tanto el gobierno nacional junto con los locales y la sociedad civil trabajen en propuestas que permitan encontrar soluciones adecuadas.
"Lo que hoy vemos es una invisibilización de los niños en este tiempo de pandemia".
Según Héctor Hurtado, del Plan Internacional, durante la emergencia sanitaria se acentuaron las cargas de las tareas domésticas en las niñas. Para él, hay un fuerte desafío por parte del Estado ecuatoriano al asegurar la educación de los niños y niñas.
“El mantener mecanismos de transferencias monetarias a los más pobres para garantizar la educación y alimentación es fundamental y con eso se reduce el riesgo de que los menores sean incorporados al trabajo infantil”.
Cree necesario campañas para socializar los riesgos que un niño corre por trabajar.
Para Angie, quien es parte del Movimiento Por Ser Niña, hace falta que las madres se empoderen de los derechos que tienen sus hijos para que no se los obligue a trabajar y de esta manera no les quiten la felicidad de jugar. “Se necesita de un plan en el que estén involucrados todos, la familia, el Estado”.
Verónica Legarda, coordinadora nacional de abogacía de Aldeas Infantiles SOS Ecuador, asegura que mientras menos políticas para garantizar el empleo en los adultos, mayores las probabilidades para el aumento del trabajo infantil, “porque este es una respuesta que las familias tienen como sobrevivencia”.
Señala la importancia de que el Estado genere protección social. Esto implica incentivos con bonos de desarrollo humano y de protección familiar y un acceso más amplio a estos.
“Si vemos casos de explotación laboral e incluso esclavitud, seamos capaces de denunciarlos. Vemos con preocupación que el servicio doméstico infantil va en incremento. Somos corresponsales de evitar que estas prácticas se naturalicen”.
En eso concuerda Vicente Torres, del Consejo Cantonal de Protección Integral de Derechos, quien asegura que se necesita trabajar en evitar normalizar el trabajo de los menores en casa.
"Se debe denunciar porque pasa que muchos niños dicen que no van a la escuela porque estaban cuidando a sus hermanos".
Aconseja que es indispensable que el Ministerio de Educación se asegura de que los niños esten cumpliendo con las clases virtuales y que en el caso de que un menor no tenga acceso al Internet o se conecte de forma esporádica lo mejor es visitar el hogar y levantar informes de la situación.
Torres señala que el trabajo en este grupo etario afecta al crecimiento y desarrollo emocional y psicológico. "Además de traer daños colaterales que se verán reflejado cuando los niños deserten de las comunidades educativas con la idea de "apoyar" con recursos económicos en el hogar".