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El tejido de paja toquilla, un arte con varias formas en la costura internacional

El modisto ecuatoriano Pablo Bailón, radicado en Nueva York (Estados Unidos) hace 10 años, considera en la actualidad los tejidos de paja toquilla, material que suma a su nueva colección de vestidos de novia.
El modisto ecuatoriano Pablo Bailón, radicado en Nueva York (Estados Unidos) hace 10 años, considera en la actualidad los tejidos de paja toquilla, material que suma a su nueva colección de vestidos de novia.
Foto: Leiberg Santos / EL TELÉGRAFO
16 de enero de 2019 - 00:00 - Leiberg Santos Gaibor. Fotógrafo

La paja toquilla, elemento que se utiliza en la elaboración de los finos sombreros que se originan en Montecristi (Manabí) y que desde épocas ancestrales su tejido es parte de creaciones de distintos accesorios, ahora encaja en el mundo de la alta costura internacional. 

El diseñador ecuatoriano Pablo Bailón, radicado en Nueva York (Estados Unidos)  hace 10 años,  ha considerado el tejido de paja toquilla sumándolo a su nueva colección de vestidos de novia, para el invierno 2019, que denomina “Toquilla”.

A Pablo las historias de amor lo inspiran a crear estos vestidos mágicos e inolvidables.  La nueva línea para novias irradia confidencia, glamour total y un estilo impecable. “Cada corte, cada toque y, en especial, el tejido de toquilla hará una prenda que se usará más de una vez, porque la novia contará recuerdos de sus eventos y lo pasará por generaciones”.

Dar valor agregado a la paja toquilla al introducirla en estos diseños es el reto de Pablo. “Vamos a reinventar el tejido, con esto nace una nueva forma de economía con la paja toquilla, vamos más allá, vamos a hacer arte con la alta costura”.

Detalla que este vestido incorpora un tejido intrincado de este fino material combinado con encaje, rebordeando con piedras preciosas y cristales a lo largo de telas naturales laterales y de seda, un diseño único para una prenda de bodas.

Estas fibras las aplicará en los vestidos porque pasaron por pruebas de secado y planchado y nunca cambiaron su forma original, así como sucede con los sombreros finos de toquilla.

Pablo, hombre muy relajado, meticuloso y humilde, es nativo de la parroquia rural La Pila del cantón Montecristi. Egresado de la FIT NY (The Fashion Institute and Technology), ha trabajado en casas internacionales como Amsale, Manale, Aberra y Bonaparte NY y ahora cuenta con su propia marca “Pablo Bailón Couture”. 

Su amor por la tierra que lo vio nacer lo llevó a definir la próxima apertura de un taller en La Pila, donde empleará  tres tejedores especialistas en tejido fino para diseños de vestidos de novia. 

El montecristense pretende innovar para que los artesanos de la zona den otros productos como lo hacían sus ancestros con el tejido. 

Tejido ancestral
Joselías Sánchez, historiador e investigador manabita, al expresarse sobre este tema del tejido de paja toquilla se emociona. Fluyen sus palabras al recalcar que este arte se evidencia desde la época precolombina.

En ese tiempo se ejercía un trueque prácticamente comercial, intercambiaban artículos lujosos y entre ellos los elaborados con paja toquilla. 

Expresa que los españoles que se proveían de víveres en las costas manabitas conocieron a indígenas que llevaban sobre su cabeza un tipo de gorro elaborado con un fino tejido. Les llamó mucho la atención el producto.

El historiador aclara que el tejido fino es patrimonio intangible por la transmisión de generación en generación desde antes de que llegaran los españoles, pero que se  conoció mediante la elaboración de los sombreros, lo que fue la forma de hacer comercial este arte.

Incluso Joselías en el tiempo que  investigó sobre el tejido, encontró que este se impartía anteriormente en las escuelas manabitas.

“La doctora Maruja Cedeño de Delgado, exrectora de la hoy Unidad Educativa Manta, me indicó que en su escuela le enseñaban a tejer la paja toquilla y que luego de que tomó fuerza el uso del hilo, cambiaron la paja por el bordado”.

En Ciudad Alfaro, sitio turístico y cultural de Montecristi, hay muestras de otros elaborados del tejido de toquilla, incluso juguetes, como las muñecas y sonajeros, manifiesta el historiador Sánchez.

“Mi madre, Cruz María Ramos, también tejedora, cosía con paja toquilla varias cosas, como collares, pecheras, individuales para tapar los vasos y gorras”, recuerda Sánchez,  quien recopiló estos datos para incluirlos en la investigación sobre el tejido fino en paja toquilla. (I) 

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