Padres de niños autistas buscan su inclusión
La primera alerta la dio a sus tres años, cuando solía golpearse la cabeza contra la pared. Además, a diferencia de otros niños de su edad, Joshua no pronunciaba ninguna palabra.
Estos síntomas alertaron a su madre, Betty Vera. Ella creyó que su hijo era sordo porque no emitía sonidos cuando le hablaba.
Un año después, al pequeño le diagnosticaron autismo. La valoración se dio a través de la prueba Escala de Observación para el Diagnóstico del Autismo (ADOS).
Pero antes de conocer su trastorno neurológico pasó por la revisión de varios pediatras y otros especialistas. Los encefalogramas, las resonancias y otras evaluaciones se volvieron comunes para el infante. A estas se sumaron las terapias (lenguaje, ocupacional, psicopedagógica y fisioterapia) que recibe hasta la actualidad.
Joshua también acude a una escuela regular donde cursa el cuarto año de Educación General Básica. “Él ha logrado una funcionalidad y sobre todo comunicarse. Cuando se levanta me dice lo que vamos hacer”, asegura la también vicepresidenta de la Asociación de Padres y Amigos para el Apoyo y Defensa de los Derechos de las Personas con Autismo (Apada), en Guayas.
El diagnóstico es temprano
La psiquiatra Silvia Cedeño, del Hospital Francisco Icaza Bustamente de Guayaquil, explica que el trastorno del espectro autista (TEA) es una condición de vida. Se clasifica en leve, moderado y grave. “El primero tiene mejor pronóstico porque puede desarrollar el lenguaje, mientras que en el segundo compromete el lenguaje, su coeficiente intelectual y en el tercero están afectadas todas. Además de las destrezas y habilidades”.
A diario, en el nosocomio, tres niños con esta condición reciben atención médica. La especialista sostiene que los casos no se detectan a temprana edad, sino pasados los 4 años.
Agrega que desde los seis meses la madre puede detectar los primeros síntomas. Acciones como no mantener contacto visual, no moverse o no llorar son razones de alerta. Precisamente, María Lorena Espinoza identificó estas características en su hijo Isaac. Él tiene autismo grave.
“Mientras los padres descubran a tiempo las alertas, mayores serán las opciones de acceder a un tratamiento adecuado. Mi hijo tiene 15 años y requirió de muchas terapias”.
Esa necesidad la impulsó a abrir el Centro Psicoeducativo Isaac, que dirige desde hace 7 años. La institución atiende a 50 niños. “A ellos hay que anticiparles lo que van a hacer con pictogramas”.
María Fernanda Chang, experta en análisis conductual aplicado del centro Enigma explica que está comprobado que el 50% de los niños que acuden a una intervención temprana tiene una posibilidad alta de tener una vida más autónoma, pues adquieren el lenguaje a su edad.
“No se trata de que se va a curar, pero se van estimular las áreas que están débiles y eso es una mejora”.
En el centro, ella emplea para su tratamiento la metodología del Análisis Conductual Aplicado (ABA). La visión de la entidad es que los niños tengan una intervención intensiva. Ellos reciben ocho horas de terapia a la semana y otros hasta 25, según el grado de autismo. A los seis meses, ellos se incluyen en el sistema escolar.
Jornada por los TEA
El Consejo Cantonal de Protección Integral de Derechos de Guayaquil (CCPIDG) desarrollará hoy por quinto año la campaña ‘Todos somos piezas de un mismo mundo’, para concienciar a la ciudadanía guayaquileña sobre el TEA. También se lanzará un video en 3D sobre la condición. En la noche se iluminará con luces azules el edifico The Point en el Puerto Santa Ana.
El servicio de salud mental del Hospital, en cambio realizará una casa abierta, desde las 08:00 a 10:00, y luego un conversatorio con las madres de niños con autismo. (I)