ONU: 30 millones de niñas, en peligro de ser mutiladas genitalmente
En 29 países de África y Oriente Medio unas 120 millones de niñas y mujeres viven con las consecuencias de la mutilación genital femenina (MGF), mientras 30 millones de menores de 15 años todavía corren el riesgo de sufrir esta práctica por cuestiones religiosas y culturales.
La ONU dio a conocer estas cifras en el Día Internacional de Tolerancia Cero a esta costumbre.
No obstante, el organismo indicó que esta práctica "está perdiendo su prevalencia y las generaciones jóvenes son menos vulnerables a sufrirla".
"Este progreso muestra que es posible acabar con esta práctica. Es algo profundamente erróneo, podemos y debemos acabar con ella y permitir que millones de niñas y mujeres lleven una vida sana", manifestó el director ejecutivo de Unicef, Anthony Lake.
Desde el año 2008, momento en el se estableció un programa conjunto de la UNFPA y Unicef, cerca de 10.000 comunidades en 15 países distintos, lo que representa a unos ocho millones de personas, han renunciado a esta práctica.
En 2012, 1.775 comunidades en África se comprometieron públicamente a acabar con la mutilación genital femenina.
Según la ONU, en los países donde hay una gran prevalencia de estos casos, las actitudes hacia esta práctica están cambiando.
En el encuentro de hoy en Ginebra (Suiza), embajadores de distintos países remarcaron la importancia de la resolución que adoptó en diciembre la Asamblea General de la ONU para intensificar los esfuerzos hacía la completa eliminación de este fenómeno de violencia de género.
Existen tres tipos de ablación: la amputación del prepucio del clítoris, que se extirpa en parte o en su totalidad, la escisión o mutilación total o parcial del prepucio del clítoris y los labios menores, conservando solo los labios mayores, y la infibulación.
Esta última práctica, que incluye en muchos casos el cierre vaginal mediante sutura, es la más agresiva, ya que supone también la extirpación del clítoris y los labios mayores y menores.
La vulva de las mujeres que sufren esta mutilación es cosida hasta que queda prácticamente cerrada, dejando solo una abertura para permitir la salida de la sangre menstrual y la orina.
Se abre cuando se produce el matrimonio y con ocasión de los partos, pero en algunas culturas se puede volver a coser en caso de viaje del marido.