“Nosotros apostamos a la vida”
Francisco Punina, o como sus colaboradores lo llaman, ‘Pancho’, dirige la fundación Operación Sonrisa que atiende de forma gratuita a niños, jóvenes y adultos de escasos recursos que padecen alguna malformación, especialmente en labios y paladar.
En Ecuador, 1 de cada 400 niños nace con ese tipo de anomalías, causada, entre otras razones, por falta de ácido fólico, nutrientes e incluso contaminación ambiental.
En 18 años de gestión se han realizado 12 mil procedimientos quirúrgicos y 40 mil evaluaciones médicas. En este año, las visitas se extenderán a Babahoyo, Santo Domingo y Machala. Para este 29 de enero tienen preparado realizar la misión humanitaria número 120 en la capital. La cita será en el Hospital de la Policía.
¿Cuántas personas aspiran a evaluar y operar en esta nueva misión?
Esperamos a niños de todo el país, también desde el cordón fronterizo, de Colombia y Perú. Serán aproximadamente 250 personas que evaluaremos. De ellos, más de 100 podremos intervenir. Por mi experiencia, habrá niños que no son de la patología que buscamos, que están malnutridos y deshidratados. Ellos tendrán que pasar a pediatría y las operaciones se programarán para otra misión.
¿Cuántos médicos operarán?
Son 120 voluntarios, entre ellos cirujanos, pediatras, anestesiólogos, terapistas, nutricionistas y traemos 15 profesionales de afuera. Vienen de Honduras, EE.UU., Brasil, Italia, entre otros países.
¿Qué tipo de operaciones realizarán durante la jornada?
El primer día haremos paladares, intervención más complicada que toma más tiempo. Según el caso, se puede tardar 4 horas. Las de labio son más rápidas, hasta 45 minutos.
Ustedes trabajan con donaciones, ¿cómo responde la gente?
Siempre hay pretextos, hay un ‘yoísmo’, pero es parte de la cultura. Nosotros apostamos a la vida y queremos ayudar. Sin embargo, también hay empresas públicas, como el Ministerio del Interior, que nos prestan los quirófanos y el Hospital de la Policía en Quito. En Guayaquil, el IESS nos presta sus instalaciones. Hay empresas privadas que nos donan tres cirugías. También
hay empresas de bebidas y aseguradoras que colaboran con el proyecto, porque una misión cuesta cerca de 200 mil dólares.
¿Qué precio tiene una cirugía como la que realizan en la fundación?
Cuesta entre 5 y 7 mil dólares, pero para Operación Sonrisa está entre los 850 y 1.500.
¿Cómo logran abaratar los costos?
Como no es comercial, no hay que pagar piso en el hospital; además, los médicos donan su labor. Nosotros trabajamos para conseguir los insumos, que son muy costosos en una cirugía plástica.
¿Cómo asumen las madres el problema de las malformaciones?
Esto viene muy ligado a la cultura y a la ansiedad de las madres. Cuando nace un niño con este tipo de patología es algo similar a pegarse con un tren de alta velocidad. Luego de la operación la esperanza es que el menor se parezca a la mamá o el papá. Se calculan unas 60 agresiones visuales cuando los menores pasean con sus padres. Cuando hay este tipo de situaciones el resultado puede resultar, incluso, en el abandono del menor.
¿Qué proyectos tienen a futuro?
Hemos tenido la generosidad del Estado, que nos ha ofrecido la construcción de un centro de especialidad para pacientes fisurados en Quito. Si Dios nos lo permite, para mediados o finales de este año debería estar ya listo el centro de atención. Tenemos un acercamiento con la Ciudad del Conocimiento Yachay para hacer un laboratorio de genética y seguir investigando para que estas malformaciones no sucedan.