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Ecuador, 23 de Febrero de 2025
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Niños con cáncer tienen un espacio de esperanza

La granja, ubicada en Cumbayá, tiene una biblioteca, espacios para el arte y área tecnológica.
La granja, ubicada en Cumbayá, tiene una biblioteca, espacios para el arte y área tecnológica.
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El 85% de los niños con cáncer, a nivel mundial, tiene la posibilidad de vencer la enfermedad; pero en Ecuador el 54% abandona el tratamiento, lo que disminuye sus probabilidades de vida.

La principal razón, según un estudio de la Fundación Cecilia Rivadeneira, es el alto costo que el tratamiento representa. Una familia, en promedio, destina el 58% de su ingreso económico a tratar la enfermedad y, generalmente, solo uno de los dos padres trabaja.

Asimismo, el 84% de las madres acompaña a tiempo completo al menor de edad y deja al cuidado de otros familiares al resto de hijos, quienes no pueden ver a su hermano cuando está internado.

En los estratos económicos bajos, el 20% de madres afronta sola la situación de su vástago.

Igualmente, el 20% de pacientes infantiles oncológicos estuvo solo en alguna ocasión durante su tratamiento en el hospital.

Los resultados de esta investigación impulsaron a la fundación quiteña (que labora hace 13 años con familias de infantes con cáncer) a iniciar el primer proyecto de escuela granja, con el fin de que los niños reciban enseñanza pedagógica y a la vez disfruten de espacios de recreación al aire libre junto a sus familias.

“Más que una quimioterapia, lo que necesitan nuestros hijos es cariño, el abrazo sincero y una palabra que los motive a seguir adelante”, expresó Mayra Cajamarca, madre de una niña de 9 años que padece leucemia (cáncer a la sangre).

Precisamente esta patología oncológica es la más frecuente entre los infantes ecuatorianos. El 53% de ellos recibe este diagnóstico. La de mayor incidencia es la del tipo linfoblástica aguda, es decir, la médula ósea produce demasiados linfocitos inmaduros (tipo de glóbulos blancos).

Según la encuesta realizada por la fundación, se calcula que el promedio de duración de un tratamiento es de dos años. En el país existen 4.000 pacientes menores de edad: el 57% de ellos es atendido en Quito y el 20% en Guayaquil.  

La investigación reveló que las familias de los pacientes destinan el 16% de sus ingresos en pasajes de transportación hasta los centros.

La obra fue construida en dos años y costó $ 1,8 millones

Rodeada de vegetación, con un terreno para la siembra y cosecha de productos y en el cálido valle de Cumbayá (en el nororiente de Quito), abrió desde ayer la primera escuela granja.

Esta construcción cuenta con servicios gratuitos para los niños con cáncer y sus familias. “Algo que anhelamos quienes hemos batallado contra esta enfermedad es poder disfrutar de un espacio en el que nuestros hijos se despojen de los gorros y las mascarillas, y así puedan jugar y aprender”, contó Pilar Jaramillo, líder de la investigación y voluntaria de la fundación.

La infraestructura -amigable con el ambiente- consta de dos plantas con acceso para personas con movilidad reducida.

Además de la enseñanza formal, los pacientes tendrán un espacio para el arte, la robótica, la música, el teatro y la informática.

Para perfeccionar más el aspecto tecnológico, un grupo de jóvenes de octavo semestre de la facultad de Química de la Escuela Politécnica Nacional (EPN) entregaron tablets,  con el fin de que los niños disfruten de juegos interactivos mientras descansan o se recuperan de los tratamientos que reciben.

Las instalaciones están en un terreno de 1.765 m2. La escuela atenderá a 500 familias y beneficiará a 2.000 personas. Hay áreas de servicio médico, cafetería y una zona para inmunodeprimidos (pacientes que reciben quimioterapias).

La obra fue edificada durante dos años y su costo fue de $ 1,8 millones. El espacio fue cedido en comodato por el Municipio de Quito para un período de 15 años.

“Queremos incidir en la sociedad para hacerla más inclusiva y así lograr que las familias dejen de sentirse solas en su lucha”, manifestó Wilson Merino, director de la fundación. (I)

Datos

La investigación desarrollada por la fundación consideró a pacientes infantiles de Quito, Guayaquil, Cuenca y Portoviejo. (73% del área urbana y 17% de la rural).

El 51% de los niños tarda entre 3 y 4 horas para llegar de su domicilio al hospital; y el 62% de las madres deja de trabajar para acompañar a sus hijos al tratamiento.

La enfermedad provocó que el 26% de los niños pierda el año escolar por no poder asistir a clases. El 35% de niños que estaba con tratamientos oncológicos tuvo problemas para retomar la actividad en los planteles.

El 34% de menores, de todos los estratos sociales, ha sido rechazado por su enfermedad, sobre todo en la escuela y en la calle. Además, no pueden asistir a aulas regulares por los problemas de salud. (I)

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