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Mujeres trabajan para que su barrio sea “Las Delicias”

Mujeres trabajan para que su barrio sea “Las Delicias”
16 de septiembre de 2013 - 00:00

Aquí falta de todo.  Tal como  hace  15 años, el barrio sigue sin    alcantarillado, sin agua del grifo,  sin calles  demarcadas; no cuenta con transporte público o parques;  hacen falta incluso  árboles,   de esos que crecen solos y que dan sombra en los días soleados.

Las Delicias es el nombre de esta  cooperativa de vivienda, ubicada en el noroeste de Guayaquil, más allá del botadero de basura de Las Iguanas (Km 12 vía a Daule), un poco antes de llegar a Pascuales y detrás de la Cervecería AmBev. De delicias el sector no tiene nada, lo reconocen los mismos vecinos.

Sin embargo, no es tarde para revertir esta situación. Al iniciarse la regularización de terrenos invadidos en las zonas periféricas de Guayaquil y ante   el temor de perder sus lotes, en 2011 un grupo de mujeres decidió organizarse para cambiar la realidad de miseria y carencia  de todo que padecían hasta entonces. Son solo cinco las mujeres que llevan la batuta en Las Delicias. “Los días de reuniones y planificación se unen otras 15 vecinas y uno que otro varón” de las más de 2 mil familias que habitan el sector, cuenta María Bastidas, coordinadora del Comité Central.

El primer esfuerzo de esta agrupación se enfocó en conseguir una escuela para cientos de niños, muchos de quienes por falta de recursos económicos no accedían al derecho básico de la educación y otros que debían caminar grandes distancias hasta llegar al plantel más cercano.

El trámite no lo empezaron con mucha fe porque “en las oficinas públicas siempre te dan vueltas”, asiente Bastidas. De todas maneras, lo hicieron. Entonces, el Ministerio de Educación les exigió  dos requisitos fundamentales: el primero, contar con un terreno legalizado,  y el segundo -tal vez el más importante- que haya en el sector  un número  suficiente de niños  para hacer la inversión de construir un campamento escolar.

“Nos movimos rapidito para conversar con la Misión Alianza (ONG de origen noruego) y pedirles que nos donaran el terreno para la escuela”, cuenta Victoria Véliz, vicecoordinadora del Comité.   
Véliz orgullosa destaca que la organización  trabaja en el sector desde hace años y es dueña de varios   lotes de tierra, por ello les  entregó la explanada sin ningún problema.

El segundo requisito lo tenían cumplido: en 2011 la comunidad había realizado un primer censo, que fue aceptado por el Ministerio para levantar el campamento escolar.

“Al terreno le faltaba tierra”

Los esfuerzos del Comité de Las Delicias no terminaron con la consecución del terreno y del censo para justificar la construcción de la escuela.   El lote que recibieron de Misión Alianza tenía   grandes  huecos  que impedían levantar  estructura alguna en ese espacio.

Las Delicias está ubicada a un costado del sector de La Ladrillera, donde los vecinos se ganan la vida precisamente elaborando ladrillos. Los largos años de trabajo en el sitio  dejaron el suelo inservible. “Al terreno le faltaba tierra”, dice sonriente María Bastidas.  

Entonces empezó otra etapa de esfuerzos, al principio analizaron  pagar por el relleno de esos huecos con cuotas, bingos o rifas entre los vecinos, pero haciendo cálculos notaron que sería imposible reunir 13 mil dólares, que fue lo que costó el adecentamiento del lote de 3.000 metros cuadrados.   Una vez superados todos los obstáculos, el Ministerio de Educación inició la construcción del campamento escolar que consta de 13 galpones para salones de clase y uno para baterías sanitarias. La obra no demoró mucho tiempo en ser terminada, pues a mediados de julio de este año los niños ya empezaron clases. Pese a que en este caso en particular el año lectivo debió empezar tarde,  la escuela hoy cuenta con 800 alumnos.

Biblioteca con 5.000 libros

“Por primera vez alguien vino a nuestra comunidad a ofrecernos algo. No fuimos nosotros los que debimos salir en busca de ayuda, cuenta orgullosa Jessenia Macías, secretaria del Comité Central Las Delicias.   Se refiere a una iniciativa de un grupo de jóvenes universitarios que busca crear bibliotecas en sectores populares de la ciudad. Los estudiantes de la Universidad Casa Grande, con su proyecto “Cambalache”, llegaron hasta Las Delicias con la oferta de donarles miles de libros debidamente clasificados y ordenados acorde a estándares del Ministerio de Educación.

Las mujeres del Comité Central de Las Delicias  aceptaron la oferta e inmediatamente  se impusieron una nueva tarea: la de  construir una biblioteca que beneficie no solo a los cientos de niños del campamento escolar sino  a la comunidad entera.

Para ello, esperan conseguir un lote junto a la escuela y levantar la biblioteca de Las Delicias. Por ahora, cuentan con 5 mil textos y el ofrecimiento de otros implementos  audiovisuales para acondicionar el nuevo centro de lectura.

Las mujeres del Comité Central de Las Delicias siguen imparables en la imposición de nuevas tareas, quieren avanzar y por ello esperan que una vez que la biblioteca esté   acondicionada, las autoridades respectivas instalen computadoras con Internet para que los niños mejoren sus condiciones de aprendizaje.

Mientras tanto, mujeres, hombres y niños en Las Delicias  esperan que el Municipio legalice sus terrenos, para de una vez por todas dormir tranquilos.

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