El montuvio rememora las rutas de Eloy Alfaro
Cabalgando por la playa, por lomas de mediana y baja pendiente y por planicies del cantón Sucre, plagadas de vegetación de bosque seco y húmedo tropical, en el noroeste de Manabí, 54 caballistas montuvios revivieron parte del recorrido de Eloy Alfaro y sus montoneros.
Sobre sus caballos cerreros o criollos, los montuvios de Santa Ana, Olmedo, Portoviejo, Rocafuerte, Paján y Chone evocaron por 10 horas las gestas guerreras del General Eloy Alfaro y sus montoneros.
El pasado 13 de julio, el montuvio Domingo Ruiz, de Rocafuerte, cabalgó desde Bahía de Caráquez.
Los jinetes llegaron sobre sus corceles criollos en una cabalgata que se inició en Bahía de Caráquez y terminó en el sitio El Blanco en Charapotó.
“Salimos a las 08:00, fue una travesía cansada de 35 kilómetros hasta llegar a la comuna El Blanco, en Charapotó. Hubo de todo: cruzamos las playas de Punta Bellaca, San Clemente y San Jacinto. Luego hacia San Ramón, donde almorzamos, y posteriormente el galope continuó hacia Santa Teresa; nos dividimos en dos grupos para llegar a la comuna El Blanco, la última parada de la travesía”, relató Ruiz.
En un ambiente fresco, los jinetes avanzaron abriéndose paso entre las ramas de muyuyos y ceibos que aún pueden verse erguidos en las planicies y las empinadas lomas desde donde se aprecian vistas panorámicas del océano.
“Fue algo único. Vestir botas vaqueras, pantalón de tela, camisa blanca; llevar pañuelo rojo en el cuello y salir de cabalgata. Hay que vivirlo para contarlo”, comentó Francisco Sebastián Cobeña, caballista de amplia experiencia del norte de Manabí.
Un tramo de la vía que conecta hacia la carretera principal es asfaltado.
El ruido de los cascos de los corceles acercándose a la otrora hacienda Centeno alertó a la población, a las 15:30 del 13 de julio. La mayoría, hombres, mujeres, jóvenes y adultos dedicados a la agricultura de esta comuna que fue uno de los sitios predilectos de Eloy Alfaro.
Llegaron en grupo
Los caballos criollos, aunque era la primera vez que se unían en este trayecto con sus dueños, estaban ordenados. El golpe de sus pezuñas sobre la tierra seca levantaba pequeñas nubes de polvo. Al grito de “Alfaro vive, carajo” se dispersaban los jinetes en una explanada plagada de algarrobos desnudos de follaje debido a la falta de lluvias.
Entre ellos figuraba Alberto Miranda, del colectivo cultural Fortaleza e Identidad Manabita, organizador del recorrido.
Había que hacerlo. Eloy Alfaro es el referente de los manabitas, la ruta Bahía-El Blanco la realizaba desde 1884. Todo fue previamente a la batalla de Portoviejo, donde no quedó bien parado, retornó a El Blanco y luego se registró el incendio de Charapotó, hoy parroquia del cantón Sucre, reseñó el activista cultural.
“Vestir el atuendo de los montoneros es como regresar a los albores republicanos de Ecuador, cuando Alfaro fue pieza clave en la historia. Y es que las batallas eran parte del quehacer político de la época”.
Tras un breve paseo, los caballistas desensillaron, bajaron de los corceles y se dejaron caer en las hamacas ubicadas entre los troncos de los algarrobos.
Entonces aprovecharon para refrescarse, beber un poco de aguardiente de la zona, conocido como currincho, y bailar al ritmo de rancheras.
Cae la noche
Momento de recuperar energías. Potajes de comida criolla a base de pollo y mariscos son servidos. Después de las 20:00 se escucharon las historias alfaristas. Y apareció Raúl Salgado Espinel.
Él dijo que la comuna El Blanco fue parte de la hacienda del coronel Centeno, oriundo de la zona.
Al amanecer del 14 de julio, 25 caballistas siguieron rumbo a Picoazá en Portoviejo, el destino final donde se cierra parte de la historia del General Eloy Alfaro. (I)