Mensaje podría transformar la Iglesia

Las visitas papales no tienen un impacto muy permanente dentro de la población y no es su función. Son interesantes para reafirmar la pertenencia de la Iglesia y de la fe cristiana pero no podemos pensar que las visitas del Papa van a hacer grandes milagros y transformar la Iglesia local. Sin embargo, creo que con los periplos de Juan Pablo II se apoyó más la parte “conservadora” de la Iglesia, aunque eso fue fruto de toda una política eclesiástica.

Después del Concilio Vaticano II y de la Conferencia de Medellín (1963) hubo un cambio en la Iglesia latinoamericana por una más pastoral cercana a las comunidades de base y menos clerical. Se construye un pensamiento teológico sobre el análisis de la situación social identificando a la Iglesia con la lucha de los pobres. Es por eso que se la llama Teología de la Liberación, pero no podemos decir que todas las estructuras de la Iglesia aceptaron esta posición.

Desde siempre hubo un sector que estaba bastante vinculado con las fuerzas más reaccionarias de la sociedad, con la oligarquía.

Esto no ha cambiado de un día a otro a pesar de la dinámica que surgió después del Concilio II, de compromiso social e iniciativas relacionadas con la fe y más cercana a las izquierdas latinoamericanas que querían luchar contra los poderes opresores con el pueblo. Esa Iglesia se presentó como Pueblo de Dios.

Al final del pontificado de Pablo VI y con Juan Pablo II se produjo una reacción y una cierta restauración de la Iglesia conservadora de antes. No creo que haya sido por intereses económicos pero sí por miedo de lo que llamaban las desviaciones de la Iglesia y por medio de la pérdida de autoridad en los altos mandos eclesiásticos.

Esta reconstrucción no se dio exclusivamente en América Latina sino en otras partes del mundo pero sí debemos tomar en cuenta que en la región se consolidó el movimiento más fuerte de la Teología de la Liberación.

Considero que la Iglesia es más conservadora que antes y no solo en Ecuador. Monseñor Proaño, quien fue el portador de este pensamiento nuevo en el país en los años 50, tuvo muchas dificultades con la Conferencia Episcopal.

Ahora, vemos que la Teología de la Liberación ha desaparecido por completo y ha sido marginada sin tener la posibilidad de reproducirse, más que en pequeños grupos. El Opus Dei y otros movimientos con las mismas orientaciones han movido la Iglesia de Ecuador. Por ello, me parece que la visita del papa Francisco es positiva. Si su mensaje de contenido social está tomado en serio se puede producir una transformación institucional de la Iglesia en Ecuador pero si no hay voluntad no servirá de mucho. (O)