Más de 5.000 tortugas gigantes se han reproducido en Galápagos
Después de un proceso de incubación que tarda cuatro meses, 65 huevos de tortugas gigantes eclosionan. El nacimiento es paulatino y se da en la segunda semana de diciembre. Mientras los pequeños reptiles dan sus primeros pasos, otros 240 aún permanecen dentro de su cascarón.
Freddy Villalba, responsable del centro de crianza de la isla Santa Cruz, explica que las crías se abren paso con su cabeza para romper la coraza del huevo; cuando logran salir dan sus primeros pasos dentro de una caja plástica en la que hay otros 11 huevos; todos están protegidos por una capa de vermiculita (sustrato orgánico) que evita que se rompan, así como por una cubierta de plástico que cubre cada uno de los contenedores que son colocados en las incubadoras.
Desde julio hasta diciembre, un grupo de técnicos del Parque Nacional Galápagos (DPNG) recolectó 300 huevos producto del último desove de las 28 hembras reproductoras que habitan en este centro de crianza. El centro de crianza de Santa Cruz alberga a 75 tortugas adultas y 1.200 juveniles. Ahí los guardaparques controlan el sexo de las tortugas durante el proceso de incubación, gracias a estudios científicos que han demostrado que a 29.5 grados centígrados se obtienen hembras, mientras que a 28 grados centígrados machos.
Pero Santa Cruz no es la única localidad en la que nacen tortugas en cautiverio, los guardaparques también recogieron 63 tortuguitas (Chelonoidis darwini) y 30 huevos en la isla Santiago.
Datos de la DPNG señalan que desde la creación del Centro de Crianza Fausto Llerena, en 1965, 5.000 tortugas han sido reproducidas y repatriadas a sus islas de origen.
Su trabajo inició con las poblaciones de tortugas de las islas Pinzón (Chelonoidis eppiphium) y Española (Chelonoidis hoodensis).
Villalba agrega que en 2016 se iniciará un programa de reproducción y crianza de las especies Chelonoidis abingdonii y Chelonoidis elephantopus que habitan en las islas Pinta y Floreana. El programa contará con 32 tortugas localizadas y extraídas de las laderas del volcán Wolf en noviembre pasado.
Para el biólogo Carlos Hidalgo este tipo de programas es clave cuando se habla de conservación. Según el especialista de la Universidad de las Américas (UDLA), cerca del 50% de la fauna de Galápagos vive amenazada. “Las tortugas no solo son una especie endémica del país, ellas regulan el ecosistema en el que habitan”, indica Hidalgo.
Otro proceso de reproducción que se lleva a cabo en el archipiélago es el de la iguana rosada (Conolophus marthae), una especie en peligro de extinción. “Es un animal que necesita que se tomen medidas para garantizar la conservación”, informa Washington Tapia, responsable del Departamento de Investigación Aplicada de la DPNG.
Los expertos encontraron que uno de los principales elementos de la dieta de la iguana rosada es una planta llamada Lippia rosmarinifolia. “Si no tenemos esta iguana perdemos la planta, porque no tenemos quién disperse sus semillas”, subraya al recordar que hay especies vegetales cuyas semillas necesitan pasar por el tracto digestivo de las iguanas para germinar.
Durante una expedición realizada en noviembre, en la cumbre del volcán Wolf, al noroeste de la isla Isabela, los investigadores confirmaron que existe una reproducción activa de la especie, pero se requieren esfuerzos para aumentar su limitada población. Ese estudio se dio entre el 19 y el 28 de noviembre pasado e incluyó evaluar el movimiento de las iguanas amarillas, especie que cohabita en el lugar.
Las aves también cuentan con programas de reproducción. El pinzón de manglar, una de las 13 especies que inspiró a Charles Darwin a desarrollar su teoría del origen de las especies y la selección natural, es uno de los ejemplos.
En la actualidad, tanto aves como reptiles han sido repatriados a sus islas de origen con el fin de restablecer sus poblaciones. (I)