“Manejar la balsa es una cosa; saberla dominar, otra”
Apoyados en maderos redondos colocados uno detrás del otro, a manera de ruedas, Antonio Escalante -de 40 años- y Carlos Jordán -de 67- empujan una sencilla embarcación elaborada con madera de balsa, de unos 4 metros de longitud, a lo largo de la playa.
No es hasta llegar al borde del mar, cuando las olas revientan contra la arena, que Carlos se sube al apuro a la balsa, empujándola con el remo sobre la tierra para tomar impulso y adentrarse en el océano.
El equilibrio juega un papel preponderante, pues el capitán -Carlos, en este caso- no se sienta ni tambalea cuando la balsa se eleva sobre el agua al recibir las primeras olas.
Ya adentro, todo parece fluir... “Manejar la balsa es una cosa; saberla dominar, otra”, dice este pescador oriundo de Playas que aprendió el oficio a los 10 años y quien desde esa época no ha hecho otra cosa que no esté vinculada con dicha actividad, la misma que forma parte de una tradición familiar heredada de sus padres y que ha sabido transmitir a varios de sus hijos.
Él es uno de los capitanes de balsa que participará hoy en la “Regata de balsas a vela”, organizada por la Dirección de Turismo de la Prefectura del Guayas, como parte de las actividades de apertura de la nueva temporada playera. “Con esta balsa podemos ir hasta donde sea. Cuando tenía 12 años mi papá y yo navegábamos por horas y no usábamos chalecos ni nada parecido”, rememora.
En total, son 16 las balsas que participarán en el evento que se desarrolla cerca del mediodía de hoy y que posteriormente estarán a disposición en el sector del rompeolas, en General Villamil (Playas), para que los turistas puedan realizar paseos.
Estos tradicionales transportes acuáticos fueron utilizados de forma ancestral para la pesca y ahora el Gobierno Provincial busca rescatarlos como un valor patrimonial del Guayas y como un atractivo turístico. Las velas fueron diseñadas y pintadas por el artista Hernán Zúñiga.
“Para navegar con ellas tenemos que buscar la forma en que el clima nos favorezca, lo cual es principalmente en verano, por la fuerza del viento”, explica Antonio, quien también heredó esta tradición familiar.
Con la ayuda de la reproducción en miniatura explica los movimientos que deben hacer con las cuerdas y la vela para que la embarcación cobre más velocidad o cambie de dirección.
“Mi hijo también es pescador... Yo siempre le decía que se dedicara a otra cosa porque un pescador sufre mucho. Llueve y nos coge la noche en alta mar y todo se esconde, nos quedamos fondeados y no podemos salir hasta que los rayos pasan; es peligroso”, explica Escalante.
Julián Tomalá, de 42 años, es el presidente de la Cooperativa “Las Balsas”, que agrupa a las 16 embarcaciones que participan del proyecto de la Prefectura, así como a las otras (de fibra) que se dedican a la actividad pesquera. “Queremos que esta actividad milenaria, que vive con nosotros desde nuestros abuelos y padres, no se pierda nunca”, concluye.