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Ecuador, 31 de Enero de 2025
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El Telégrafo
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Perdió la vista en una explosión en 1997

Luis Cueva comparte su conocimiento auditivo

Luego de sufrir un accidente en 1997 y perder la visión, Luis no se detuvo. Aprendió el sistema braille y hoy trabaja en la Dirección de Aviación Civil. Foto: Miguel Suárez
Luego de sufrir un accidente en 1997 y perder la visión, Luis no se detuvo. Aprendió el sistema braille y hoy trabaja en la Dirección de Aviación Civil. Foto: Miguel Suárez
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El 8 de julio de 1997 la vida de Luis Cueva cambió drásticamente. Se encontraba en su oficina cuando se produjo la explosión de un polvorín en el Batallón Chimborazo (La Balbina), en el Valle de Los Chillos, en el oriente de Quito. Era piloto del Ejército del Grupo Aéreo Nº 44 en Shell (Pastaza).

Los vidrios de las ventanas impactaron contra su cara y ojos y  perdió la visión. Ahí se truncó su carrera de 15 años como piloto, pero decidió capacitarse en el Instituto Braille de Los Ángeles (Estados Unidos). Aprendió a leer en este sistema y comenzó a usar el software para personas con discapacidad visual.

Mientras integraba el Ejército, Luis fue deportista y compitió en pentatlón militar, pero solo como una forma de recreación y para mantenerse en forma. Con 23 años, en 1987 participó en su primera competencia atlética.  “Me acuerdo de que cuando estaba por llegar a la meta en Esmeraldas me moría de cansancio y la gente pensaba que estaba borracho porque no me podía parar”, bromeó.

En el  feriado por el Día de los Difuntos, el nacido en Ancón hace 51 años participó en el segundo triatlón de su vida, junto a su hermano Juan Carlos en la playa de Casa Blanca, en Esmeraldas. En la modalidad sprint ambos completaron 750 metros de natación, 21 km de bicicleta y 5 km de trote.

“No estaba muy animado porque no había practicado natación en años, pero me aventuré”, reconoció Cueva, quien trabaja desde hace 5 años en la Dirección de Aviación Civil (DAC).

Junto a su hermano nadan los fines de semana en el Club Los Chillos, pues ambos viven en Sangolquí, a 40 minutos de la capital.

Los hermanos Cueva emprendieron un nuevo reto con su participación en el triatlón de parejas, pues Luis ya practicaba bicicleta y Juan Carlos disfruta de la natación. “Hemos tenidos buenos resultados. En el sector de Casa Blanca mi hermano solo me jaló 2 veces en el agua”, recuerda.

Además del deporte, Luis ha emprendido otros proyectos: gracias a donaciones consigue libros de audio y los dona a instituciones para personas con discapacidad auditiva, también da charlas sobre aviación y motivación personal.

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