Los problemas por várices lideran consultas vasculares
Mayra Peña, de 25 años, se sometió a 12 sesiones para desaparecer las várices de sus piernas. Las presentaba desde su adolescencia. “Me avergonzaba vestir traje de baño y faldas porque se veían como un ‘mapa’”.
Lioba García, en cambio, sufría de dolores en las piernas y cansancio. Eso la obligó a dejar el trabajo de profesora en el cantón Santa Lucía. Ahora, con 70 años, su movilización es reducida y sus venas -de colores verde y rojo- sobresalen en sus pantorrillas.
El flebólogo Luis Cantos explica que la enfermedad es evolutiva y degenerativa, y avanza con la edad en hombres y mujeres.
Cuando las venas dilatadas son pequeñas requieren de un tratamiento estético, pero cuando ocasionan dolor, hormigueo, picazón y cambios de color de piel originan un problema funcional. “Las várices producen ausentismo laboral y hasta llegan a impedir doblar el pie. Esto se da al desarrollarse úlceras”.
Carlos Venegas, cirujano cardiovascular del hospital Guayaquil, estima que el 42% de sus pacientes padece de insuficiencia venosa. “Las venas cumplen una función mecánica: evitan que la sangre que sube hacia el tórax baje de vuelta”.
Franklin Fajardo, cirujano vascular del Hospital Teodoro Maldonado Carbo, cita los factores de riesgo que originan su aparición en hombres y mujeres: antecedentes familiares, sobrepeso, sedentarismo y más (ver infografía). Eso impide el retorno del fluido sanguíneo.
El nosocomio recibe al mes 450 pacientes por insuficiencia venosa crónica y ocupa el 80% de la consulta externa de cirugía vascular.
La obesidad -explica Fajardo- sobrecarga y genera presión a nivel venoso en los miembros inferiores. “Existe mayor esfuerzo en el retorno venoso. Las válvulas a nivel intravenoso profundo se dilatan y dañan. Esto desencadena la insuficiencia y presencia del problema”.
Cantos asegura que durante el embarazo el útero crece 10 veces más de lo normal, lo que comprime las venas pélvicas y predispone al déficit circulatorio.
Carlos Hernández, cirujano vascular y angiólogo del Hospital Los Ceibos, explica que la patología se clasifica en seis grados. “En la quinta y la sexta aparecen úlceras varicosas y requieren de procedimientos quirúrgicos”.
Allí han sido operados, con la técnica safenoesclerosis física, 50 pacientes. A ellos se les extrajo las protuberantes venas dilatadas.
Él advierte que ninguna crema, gel o medias o fármacos desaparecen las venas dilatadas, sino que solo causarán alivio.
El costo de una cirugía -asevera Cantos- varía entre los $ 2.000 y $ 5.000. Mientras que una sesión escleroterapia puede costar $ 100.
“Este último consiste en inyectar un líquido que irrita la vena de la várice para que se ponga dura y desaparezca”. (I)