”Los negros brasileños no queremos las migajas del sistema”

Ser blanco en Brasil sigue siendo un privilegio. Por ejemplo, de cada tres personas asesinadas en el país, dos son negras, según el último estudio del Instituto de Pesquisa Económica Aplicada (IPEA), de la Presidencia de la República.

Y aunque los afrodescendientes representan el 50,7% de la población  (censo de 2010),  lideran los índices más negativos del país: son los más pobres, los que menos salarios ganan y los que más sufren con la violencia.

Fray David, sacerdote franciscano y luchador por los derechos de los negros brasileños, habló con EL TELÉGRAFO sobre su causa. “No queremos migajas”, sostuvo en la conversación, en la cual acusó a los medios de comunicación de criminalizar las recientes protestas sociales y mostrar básicamente actos de vandalismo cometidos por las poblaciones afrodescendientes, pero sin apuntar a las causas.  
¿Cómo evalúa la violencia en los suburbios urbanos, criticada incluso desde la Presidencia?

Desde el fin de la esclavitud (1888), una masa sobrante deambula por Brasil como mano de obra barata y nadie ha atacado seriamente  el problema. Las consecuencias son gráficas: en 2010, Brasil asesinó a 26.854 jovenes de 15 a 29 años. De estos, 20.139 eran negros (74,6%). Es decir, todos los meses  Brasil derriba 15 aviones Boeing 737 llenos de jóvenes negros. Si la presidenta tiene conciencia de esto, debe combatir las raíces de aquello.

¿Pero el avance social reciente no significó también inclusión de la juventud negra?

Lanzaron un programa llamado “Juventud Viva”, que yo aplaudí. Pero me he llevado algunos sustos: el Gobierno brasileño tiene una gran reserva financiera para indemnizar a los familiares de las víctimas de clase media de la dictadura. Yo me pregunto por qué no tiene un fondo para los parientes de los jóvenes asesinados por la Policía, por el Estado, en tiempos de democracia. La respuesta es que ellos son pobres.

¿Los asesinados de la dictadura no eran negros también?

Los parientes de los negros no pudieron pagar abogados para reclamar indemnizaciones. De cada 10 muertos por la dictadura, unos 4 eran negros; de cada 10 que reciben indemnización, 9,9 son blancos. Lo que pedimos al gobierno de Dilma es: no queremos programas cosméticos, queremos programas específicos y verdaderos en las periferias.

En Sao Paulo se  quemaron autobuses, camiones. La TV está mostrando ahora protestas  de poblaciones marginadas.

Los grandes medios se presentan como enemigos de Brasil. La TV mostró a los “black blocs” (grupos anarquistas que reivindican la violencia) en vivo, criminalizando las protestas, y entonces se convirtieron en profesores que dan clases gratis sobre cómo protestar y ser escuchados por los medios.  Esa lógica que decide la TV en vivo lleva a la población a que, para ser escuchados y vistos, deberá romperse algo. Ese es el lenguaje del poder. Educafro (ONG que lidera fray David) hizo más de 50 protestas pacíficas. No tuvo espacio en los medios. Ocupamos un ministerio y logramos desencajonar un proyecto para los cupos de los negros en  administración pública.

En el gobierno de Lula se lanzaron acciones afirmativas, como los cupos para negros en las universidades, con lo cual accedió a la educación superior 1 millón de negros. ¿Alcanza  eso?

Si la universidad tenía 100 cupos en medicina para blancos y ricos, los negros luchamos y el Gobierno firmó que 12,5% es para los negros, con gasto cero. Pero nos preocupa que apenas le den el asiento en el sala de aula y no se complete con dinero para el viaje en autobús y otros gastos. Claro que es mejor tener 1 que 0. Pero queremos nuestro derecho, que es el 50,7%. Queremos 50,7% de ingenieros y de médicos negros.

¿Es Brasil una sociedad racista?

La sociedad brasileña fue, es y sigue siendo racista. Solo va a cambiar cuando cambie el foco. En vez de discutir el racismo contra el negro se tendría que discutir el privilegio de ser blanco en la sociedad brasileña.  En las 500 mayores empresas brasileñas debería haber 50,7% de gerentes negros, pero no hay ni 10%.

¿Y en el servicio doméstico debe ser inversamente proporcional?

Por eso, el racismo en Brasil es estructural, el racismo es más institucional que personal. Entre los jueces, ¿cuántos  negros hay?

El presidente del Supremo Tribunal Federal, Joaquim Barbosa, es negro.

Eso es una excepción. Queremos el derecho a ocupar los lugares que reflejan al afrodescendiene dentro de la sociedad. Queremos el derecho de ser la regla y no la excepción.

¿Cuál es la solución que los líderes del movimiento negro esperan?

Empoderamiento. Los negros no queremos migajas, queremos asientos en los concursos públicos (es el mayor instrumento de empoderamiento de la clase media), estabilidad y buenos salarios. Así como luchamos por cupos universitarios,  queremos cupos en la función pública.

Cuando el presidente Barack Obama visitó Brasil en 2011, usted estaba entusiasmado. ¿Eso tuvo la repercusión esperada?

Esperábamos más eficiencia. En el Gobierno brasileño no hubo interés en transformar eso en masa crítica y conciencia. Tampoco lo hubo por parte  de Obama.

¿Está lejos un presidente negro?

Estaba lejos hasta antes de surgir Joaquim Barbosa. En Educafro hicimos una encuesta entre los alumnos y la fórmula que gana entre los afrodescendientes es Joaquim Barbosa con  Marina Silva (ambientalista opositora). Nadie les ganaría, me parece.