Los GLBTI apuestan a que “el amor siempre gana”
En la intersección de las calles Reina Victoria y Juan Manuel Roca, en Quito, se colaba la resonancia de silbatos y aplausos que acompañaban un cántico de fondo: “El amor todo lo puede”.
Desde las 14:30, una a una se plantaron personas con bufandas rojas, que sujetaban carteles al pie de la Embajada de Rusia para protestar contra un paquete de medidas catalogadas como homofóbicas que se han implementado en ese país desde junio.
Rusia, cuyos últimos logros sociales fueron la derrota del separatismo, la estabilidad económica y la emergencia de las clases medias, aprobó recientemente una ley que prohíbe la difusión de propaganda homosexual entre los menores de edad.
Esa política es un “baldazo a los derechos de los gays”, expresó en la marcha Efraín Soria, director de la Fundación Ecuatoriana Equidad. Él agregó que esto “impedirá las marchas por el orgullo GLBTI en Rusia”.
La ley homofóbica se expandirá por todo el territorio ruso y prevé multas que van desde 5.000 rublosAdemás, ese estatuto censura a todos los eventos con participación de gays que se efectúen en lugares accesibles a niños y, de igual manera, el llamamiento o apoyo de las relaciones homosexuales a través de la televisión en horas en que los niños ven programas.
En medio de la gente que se unió a la manifestación en pro de la libertad GLBTI, Soria sostuvo, también, que “esta problemática es muy preocupante y debería discutirse en la cumbre de los veinte países más industrializados (G20)”.
De a poco, la marcha pequeña y pacífica se convirtió en un eco atronador. Fuerzas policiales arribaron y de la Embajada salió un delegado que conversó con ellas. Luego, los policías solicitaron gentilmente a los manifestantes que se instalasen en la acera de enfrente.
El grupo acató la petición y continuó la protesta por lo que definen como violaciones a los derechos humanos del colectivo GLBTI de Rusia.
Una voz por el megáfono irrumpió en la tarde: “el amor siempre gana” y, el resto de los marchantes utilizaba esas palabras para hacer un coro solidario, vital y mancomunado con la comunidad GLBTI de Rusia.
Al retroceder páginas en la historia rusa encontramos que en la ex URSS, la homosexualidad era un crimen hasta 1993 y una enfermedad mental hasta 1999.
Por otro lado, su Código Penal castigaba los actos homosexuales con cinco años de prisión. Actualmente, la nueva ley ratificada por el presidente Vladimir Putin se actará por todo ese país y prevé multas que van desde 5.000 rublos (unos $149.41), hasta 50.000 (unos $1.494.07) a personas con cargos y un millón de rublos o suspensión de actividades durante 90 días a entidades jurídicas que promuevan cerca de menores que la homosexualidad es igual de aceptable que la heterosexualidad.
La norma multará a dos gays agarrados de la mano, incluso. Los críticos temen que esta coyuntura discriminatoria se legitime a gran escala.
Por ejemplo, Carlos Álvarez, coordinador General del Observatorio Ciudadano GLBTI, dijo: “los derechos de las minorías son frágiles; para garantizarlos requieren de la voluntad política de gobiernos, líderes de opinión y, esencialmente de organismos supranacionales que acorten las brechas discriminatorias”.
De lejos veía la protesta Gabriela Ortega, estudiante de Comunicación Social, quien dijo que es heterosexual, pero apoyaba el evento. “Estoy de acuerdo con este acto, debemos combatir todas las formas de discriminación, estas movidas tienen fuerza, los gestos de apoyo son importantes”.
Su declaración era compartida por otros manifestantes que también creen que mecanismos de expresión similares a estos constituyen un instrumento y agente poderosos de cambio, pues suscitan la reflexión del público sobre los injustos comportamientos humanos.
Álvarez, por otra parte, avizora que desde Moscú se dispersará hacia todos los puntos de Rusia una mirada agresiva o xenófoba contra los GLBTI.
En Quito, la manifestación realzó el orgullo de lo diverso a través de banderas multicolores y letreros escritos en español y ruso: “Levanta tu voz por Rusia” o “Me interesa la libertad de amar, pero más el derecho de vivir”, decían.
Entretanto, el impacto de la coyuntura tiene incidencia internacional. Mundialmente hubo movimientos de solidaridad que representan la comunión y envuelven de ánimo a las comunidades gays de Rusia, “ellos sentirán palpable el caudal de la resistencia libre que pretenden ocultar normas guiadas por prejuicios sin fundamentos”, indicó Soria.
Y, de hecho, la organización internacional All Out, cuya misión es que la gente no sacrifique su vida o entorno debido a su identidad o pareja, movilizó a colectivos GLBTI, los cuales presentaron, en 33 países, su respaldo a las diversidades sexo-genéricas afectadas por la medida avalada por el mandatario ruso.
En Inglaterra, entre otros activistas, Peter Tatchell, defensor de los derechos para los homosexuales, resaltó la importancia de que en Rusia se respete todos los derechos humanos.
Asimismo, algunos bares londinenses ya dejaron de comercializar vodka ruso para mostrar su desacuerdo con la medida.
La protesta en Quito duró un poco más de dos horas y las personas brincaban o flameaban carteles y banderas. Hubo consignas en pro de la confraternidad, equidad y el amor porque “aquello que se realiza por amor, se hace más allá del bien y del mal”, decía Juan S. entre el bullicio de los solidarios manifestantes.
DATOS
Vladimir Putin, mandatario ruso, niega que haya discriminación a los gays, pero los ha criticado por no participar en el crecimiento de la población, que mermó desde el colapso de la Unión Soviética en 1991.
El vicepresidente del Comité de Ciencias del Estado, Mijaíl Degtiarov, propuso la creación de una ley para reincorporar la homosexualidad en la lista de contraindicaciones para donar sangre.
El parlamento ruso estudiará un proyecto de ley que prevé que el Estado sufrague los gastos de la primera consulta médica de aquellos que quieran cambiar su orientación homosexual a la heterosexual.