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Los ecuatorianos matriculados en la UBA escogen ese centro por su calidad educativa
Cada vez más estudiantes latinoamericanos en general y ecuatorianos en particular eligen estudiar en Argentina.
La mayoría prefiere la prestigiosa Universidad de Buenos Aires (UBA), gratuita y con un ingreso irrestricto y donde estudiaron cuatro de los cinco Premios Nobel que obtuvo el país austral. Pero también son numerosos los que se inclinan por casas de estudios privadas.
Este fenómeno cobró trascendencia después de que el programa ‘Periodismo para Todos’, que conduce el comunicador Jorge Lanata en Canal 13 (poderoso emporio mediático Clarín), advirtió sobre la presencia de 13.000 extranjeros en la UBA, el 4,4% del alumnado total. Según el reporte, sus estudios le costarán al Estado -hasta que finalicen sus carreras- $ 163 millones. El informe causó una fuerte polémica entre quienes lo consideraron xenófobo y aquellos que exigieron el cobro de un canon.
Los extranjeros que eligen viajar a Buenos Aires y cursar carreras en la UBA -ubicada en el puesto 85 por la consultora internacional QS entre las mejores universidades del mundo- no deben pagar nada por sus estudios. Solo deben costearse su residencia en la ‘Reina del Plata’. Los ecuatorianos representan el 2% de los estudiantes foráneos en un ranking liderado por los peruanos, según el informe de Canal 13. Un simple cálculo matemático revela que 260 alumnos son ecuatorianos en la UBA.
Los compatriotas
Rubén Torres, oriundo de Quito, llegó a la universidad en 2011, cuando tenía 18 años. “Quería salir y conocer un poco el mundo, viajar, experimentar, vivir cosas nuevas”, cuenta a EL TELÉGRAFO.
Torres estudia Ciencias Políticas en la facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires y explica que no estuvo en ninguna universidad ecuatoriana. “Pero por los comentarios de mis amigos es muy distinto. En Ecuador están todo el día en la universidad, como si aún estuvieran en secundaria. Tienen muchas notas, deberes y toman muy en cuenta la asistencia. En Argentina, al menos en la UBA, es distinto. Casi no toman asistencia, el que quiere formarse va y presta atención, el que quiere aprender lee en sus tiempos libres y todo se resume en dos exámenes difíciles, en los que si no apruebas, estas fuera”.
Él considera que es mejor ese sistema, “porque te dejan ser libre y responsable por vos mismo”. Él hasta hace poco trabajaba de mozo para solventar sus gastos, aunque recibe ayuda de sus padres.
Sobre la polémica entablada por la presencia de estudiantes extranjeros en la UBA, Torres sostiene que “lo que dice Lanata tiene el respaldo de muchas personas que piensan así, es un fenómeno normal. Cuando las instituciones del Estado no resuelven las demandas sociales, las clases media y media baja se sienten amenazadas”.
“¿A quién más podrías culpar si tienes 30 años, naciste en Argentina y tu estilo de vida es exactamente el mismo que cuando tenías 20. El Estado es un ente abstracto, así que se busca culpar a alguien, un grupo tiene que ser el responsable de que no sobresalga o que las expectativas no se cumplan. Es difícil culparse a uno mismo diciendo yo elijo el gobierno cada cuatro años, suena más tentador buscar un grupo minoritario sobre el cual calmar la insatisfacción”.
Sin embargo, asegura que no ha vivido ningún tipo de xenofobia. La segregación positiva -añade- es algo normal, es decir, que alguien le pregunte de dónde es por la forma como habla, no lo siente como discriminación. “Hay pocos ecuatorianos en comparación con otros grupos, como los paraguayos, bolivianos y peruanos, incluso ahora los colombianos”.
El ecuatoriano recuerda que ha sido testigo de discriminación contra esos grupos, al menos en comentarios, ya sean bromas o en la televisión. “Si me preguntan si he sentido discriminación, puedo decir que no, pero sí he visto y he escuchado muchos casos contra otros grupos”.
Kevin Jair González, de 20 años, es de Manta y estudia medicina en la UBA hace dos años. “Tuve la oportunidad de viajar y contar con el apoyo de mis padres para la carrera que yo quería en una universidad de renombre”, cuenta a EL TELÉGRAFO.
Una de las diferencias que observó fue la calidad de estudio en la Universidad de Buenos Aires. Es reconocida a nivel de Latinoamérica como la mejor universidad en el campo de la medicina. “Me di cuenta de que te enseñan a ser autodidacta, a valerte por ti mismo, ser mejor cada día. Tienen un método de calificar muy estricto, pero creo que eso es una motivación para llegar a sobrepasar tus límites y buscar ser mejor como estudiante”.
González tampoco ha experimentado xenofobia en el país austral tras el reporte televisivo de Lanata. “Respeto la opinión de cada persona, pero así como este país abre las puertas a innumerables estudiantes para mejorar su calidad de estudio, otros países, como el mío, también abren sus puertas para que se eduquen en ellos”.
“Estoy consciente de que no hay cobro alguno y estaría de acuerdo en aportar un impuesto si me tocara, porque estoy consciente de que el aumento de la cifra de extranjeros y el manejo de cada institución implica gastos”.
“La verdad es que me he sentido muy a gusto en Argentina. No me han ofendido en ningún sentido, al contrario, he conocido personas que me han ayudado a crecer tanto en lo personal como en lo profesional”, indica González.
Agrega que al recibirse conseguirá un trabajo en Ecuador o Argentina. “Sería una gran oportunidad para poder ayudar y aportar en todo y a quienes lo necesiten”.
En instituciones privadas
Wilmer Lino Barcia tiene 27 años y llegó este año a Argentina por una nueva vida, experimentar aventuras y porque en Ecuador no había lo que buscaba.
Él eligió estudiar producción audiovisual en la privada Universidad de Palermo. “La diferencia es que al momento de dar exámenes o las pruebas finales son muy distintas y también que hacemos más prácticas en mi área”.
La Universidad de Palermo vive también un auge en la matriculación de estudiantes latinoamericanos. El 22% es extranjero y los ecuatorianos están en el tercer lugar del ranking, precisa Alejandro Di Giacomo, coordinador de la carrera de Periodismo de la universidad.
Lino Barcia tampoco recuerda episodios de xenofobia ni antes ni después del programa televisivo de Lanata. “Sinceramente desde ese programa y desde que he llegado no ha pasado un episodio. Me han acogido muy bien”, afirma. El joven recibe ayuda de sus padres y tiene un trabajo de “medio tiempo” para solventar sus gastos.
¿Y qué piensa para su futuro? “Si se da la oportunidad laboral aquí en Argentina me quedaría, pero uno extraña su país y si hay una oportunidad laboral regresaría. Pero por el momento la idea es quedarme acá un largo tiempo”. (I)