Los colonos de Galápagos postulan a sus 50 árboles patrimoniales
Galápagos guarda innumerables atractivos: su fauna exótica, sus playas azules y cientos de años de historia natural. En medio de todo esto se erigen árboles prehistóricos que podrán ser mejor apreciados a través de la “Ruta Virtual de los Gigantes”. Esta es una plataforma en la que se describen con localización GPS los 50 árboles patrimoniales y emblemáticos que fueron declarados como tales en 4 islas del Ecuador Insular.
La iniciativa nació del Gobierno Especial de Galápagos en noviembre del año pasado y fue apoyada por la World Wildlife Fundation (WWF), el Jardín Botánico de Quito y el Ministerio del Ambiente. Los propios habitantes de las islas Isabela, Fernandina, San Cristóbal y Santa Cruz postularon a los ejemplares que ellos consideraron deben entrar en el patrimonio natural de las islas.
Ese fue el caso de Lucía Vela, nativa de San Cristóbal, quien, según confesó, cuidó durante varios años del cactus candelabro y logró que la especie sea designada patrimonial.
“Es importante que se reconozcan estas especies propias de nuestra localidad, que significan un atractivo turístico adicional para nuestros visitantes, quienes se darán cuenta de que en Galápagos cuidamos el entorno y tratamos de preservarlo siempre”, indicó Vela.
Dos categorías se establecieron para la designación: patrimonial y emblemático. En los primeros ingresaron aquellas que son endémicas (únicas), nativas (que llegaron de forma natural) y en los segundos los que siendo exóticos (introducidos por el hombre) no representaron ninguna afectación al ambiente.
La directora del Parque Botánico de Quito, Carolina Jijón, indicó que declarar a un árbol patrimonial representa que se garantiza su preservación en el tiempo.
“Se trata de un bien a conservar y proteger que no podrá ser mutilado, desarraigado o talado, al menos que medie un riesgo inminente para la ciudadanía o la infraestructura. Esto garantiza que el ejemplar declarado seguirá por mucho tiempo para que nuevas generaciones lo puedan apreciar”.
Los árboles patrimoniales, como su nombre lo indica, pasan a ser parte del bien cultural de un pueblo.
En el archipiélago el 65% de las especies designadas pertenece a este ramo. Mientras que el restante 35% es de árboles exóticos.
“Muchas de las especies se seleccionan debido a sus características especiales como la edad, el tamaño, monumentalidad y porque alrededor de él se ha realizado un hecho histórico para la comunidad”, reiteró Jijón.
Entre las especies patrimoniales están los ceibos, mangles, cactus, candelabros, opuntias y scalesias.
Precisamente el ceibo en la parroquia El Progreso de San Cristóbal es uno de los más atractivos por su riqueza histórica y porque en él se construyó una casa. Tiene al menos 300 años de antigüedad, una altura promedio de 40 metros y su circunferencia base de al menos 17 metros.
Este árbol es conocido como el ceibo más ancho y viejo del territorio ecuatoriano. Según sus pobladores es un testigo silencioso del ingenio azucarero de Manuel J. Cobos, los reos e inicio del asentamiento humano en esta isla.
Si bien el ceibo es un árbol típico del bosque seco tropical, al encontrarse en Galápagos ayuda a equilibrar los ecosistemas costeros. Ayuda al mantenimiento y regulación del ciclo hidrológico, porque al almacenar líquido en su tronco en época de lluvias y filtrarla al suelo en etapa de sequía, conserva activo el suelo.
También está la opuntia, una planta que, según los expertos ambientales, es un buen ejemplo del proceso evolutivo. Tiene 6 especies diferentes y 14 variedades endémicas. Se la puede encontrar en cada una de las islas de Galápagos y es muy interesante admirar las extrañas formas que adquieren. En algunos casos pueden crecer hasta más de 10 metros.
El cactus candelabro tiene una altura promedio de 7 metros con almohadillas en forma de tubo que llevan espinas y flores de color verde o rojo que se abren antes del amanecer y se convierten en frutos morados rojizos. Hay 3 variaciones que pueden ser observadas en las islas Santa Cruz y Floreana.