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Los cigarros electrónicos, sin estudios de por medio

Desde 2004, cuando se crearon los cigarrillos electrónicos han variado de presentación. Actualmente guardan similitud con los tradicionales. Foto: internet
Desde 2004, cuando se crearon los cigarrillos electrónicos han variado de presentación. Actualmente guardan similitud con los tradicionales. Foto: internet
12 de mayo de 2014 - 00:00

Andrés Antón consideraba que se había excedido en el uso del tabaco y aceptó recomendaciones de su familia y personas allegadas para cambiar el cigarrillo convencional por uno electrónico. Cuenta que no sentía el mismo efecto, pero la satisfacción era muy similar. 

“Lo usaba en cualquier lugar y no molestaba a nadie, no tenía olor, ni sabor. Podía estar en un sitio determinado y lo fumaba un par de veces”, manifiesta.

Desde hace un año lo usa de manera constante, pero cuando sus baterías se agotan lo alterna con el tabaco regular.

Los dispositivos también conocidos como vapeadores, electronic cigarettes (en inglés) o e-cig generan calor y producen un líquido que se convierte en vapor, el cual es inhalado por el usuario de la misma forma que el humo del tabaco convencional (Ver infografía).

El primer modelo fue creado en China en 2004 y luego de 10 años, su comercialización se ha extendido a Brasil, Canadá, Finlandia, Israel, Líbano, Países Bajos, Suecia, Reino Unido y Estados Unidos, aunque en este último se debate su regulación.

A fines de abril pasado,  la FDA (Food and Drug Administration) abrió un período de consultas públicas para prohibir la venta de e-cig a menores de edad.  También pidió que los fabricantes requirieran una autorización de la agencia para expender su producto.

A la par, las autoridades anunciaron que entre 2010 y 2014 los cigarrillos electrónicos provocaron 2.405 llamadas a los centros de toxicología, frente a unos 16.248 accidentes con cigarrillos tradicionales. Los principales afectados eran niños que manipularon accidentalmente el líquido que contiene la nicotina.

La mayoría de ellos sufrió náuseas e irritación de los tejidos.

Comercio y uso local

Una de las formas de adquirir los electronics cigarettes en el país es a través de los portales de Internet  como Mercado Libre. En el sitio web la oferta y demanda de estos artefactos es muy alta, y sus precios varían entre los 15 y 100 dólares.    
Los locales de venta directa también tienen sus puntos en distintos lugares. Uno de ellos es V2Cigs en Guayaquil que vende cigarrillos electrónicos de esta marca, además de cartuchos, baterías y otros accesorios para estos dispositivos.

Su gerente general, Juan Fernando Valencia, indica que sus productos están dirigidos a “aquel fumador que está preocupado por su salud y desea una alternativa al cigarrillo tradicional, o a aquel que busca en el cigarrillo electrónico una ayuda para dejar el vicio”.
Entre las ventajas de usar estos artefactos, la página web de V2Cigs destaca que no causa olor desagradable en la boca, manos, cabello, o en la ropa y no afecta a las personas que se encuentran alrededor.

Advierte que para comprarlo la persona debe ser mayor de 18 años y que la nicotina (utilizada en algunos cigarrillos electrónicos) es una substancia altamente adictiva.

Reacciones no comprobadas

El médico internista Victor Cruz Coronel, del Neumológico Alfredo J. Valenzuela, señala que estos aparatos pueden reemplazar al tabaco tradicional por ser una extensión del vaporizador electrónico, pero enfatiza que aún no se han hecho los suficientes estudios científicos para comprobar su reacción en el organismo a largo plazo.

En 2008 la OMS pidió a los distribuidores de cigarrillos electrónicos que dejasen de reivindicar efectos terapéuticos no demostrados.

Además mencionó que el organismo “no tiene conocimiento de ningún estudio riguroso, sometido a arbitraje editorial, que demuestre que el cigarrillo electrónico sea un tratamiento sustitutivo con nicotina seguro y eficaz”.

El médico Cruz explicó que estos productos básicamente contienen tres sustancias: el propilenglicol, glicerina de origen vegetal y nicotina.

“La primera es un alcohol que se utiliza en cremas, humectantes y ambientadores. Aparentemente no ha reflejado alguna toxicidad porque se necesita dosis muy altas”, dijo Cruz.    

La glicerina vegetal tampoco es tóxica, agregó, pero aseguró que se han presentado casos de neumonía lipoídea por ciertos productos a base de esas sustancias, como mentoles que se aplican en la nariz. “La nicotina, que no es cancerígena, pero sí adictiva, puede cerrar los bronquios y aumentar el nivel cardiaco y la presión arterial”, indicó.

Para Cruz, el cigarrillo electrónico puede ser útil siempre y cuando se limite el uso de la nicotina. “En dosis bajas (al paciente) se lo ve más activo, mejora la memoria y hay una relajación muscular”.

Aunque no hay una dosis determinada de este compuesto porque funciona de acuerdo a la necesidad de cada persona, el médico Cruz indica que la nicotina puesta en los líquidos del tabaco electrónico es de 0 a 24 miligramos, mientras que el tabaco tradicional supera los mil.

En Ecuador no existe una legislación que norme el uso de los artefactos, aunque la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa) señaló que la competencia es del Ministerio de Salud Pública (MSP).

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