Los católicos argentinos suben al 87% desde la llegada de Francisco
La Iglesia Católica argentina ha tenido un efecto revitalizador desde la asunción del papa Francisco. Se palpa un cambio. Los templos se ven más colmados los fines de semana y la imagen del Pontífice es un verdadero imán para los fieles. Lejos quedó la época en que la Iglesia era mirada con mucha desconfianza por la complicidad de muchos de sus jerarcas con la dictadura. Los fieles hoy están de regreso.
Un sondeo reciente realizado por el Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA), dependiente de la Universidad Católica Argentina (UCA), reveló que el 86% de los argentinos cree en Dios y de ese total el 87% se identifica como católico.
Según ese estudio, titulado ‘Los argentinos y la familia’, el resultado de la encuesta representa ‘un cambio de tendencia’. Hace 3 años, la cifra de creencia en Dios era del 91%, pero la de católicos llegaba al 74%, o sea 13 puntos menos que ahora.
El estudio atribuye este cambio al ‘efecto revitalizador del reconocimiento de la catolicidad entre los argentinos, a partir del nombramiento del papa Francisco como Sumo Pontífice” el 13 de marzo de 2013.
El carisma de Francisco, su humildad y vida austera contrastan con la imagen que muchos argentinos tenían de la jerarquía católica. El padre Gustavo Brianese, de la parroquia San Eduardo, de Bariloche, sur del país, dice a EL TELÉGRAFO que antes de la asunción de Jorge Bergoglio “había mucha gente que sentía vergüenza de decir que era católica, sentían como un complejo”.
“Francisco puso la argentinidad en primer plano, una argentinidad que tiene valores cristianos, que resalta la cercanía del uno con el otro, la amistad y eso de ponerle el pecho a las cosas. Y si hay un camino lleno de barro, pues, a embarrarse los pies. Eso hizo que la gente viera a Francisco como ‘uno de los nuestros’”, afirma.
Francesca Ambrogetti, co-autora de ‘El Jesuita’, la primera biografía publicada sobre Jorge Bergoglio antes de ser designado papa, dice a EL TELÉGRAFO que “la mayoría de las encuestas y sondeos de opinión en Argentina son coincidentes: el pontificado de Francisco mejoró la imagen de la Iglesia Católica y revirtió la tendencia a la pérdida de fieles”.
En el caso de Buenos Aires, Ambrogetti se encargó de consultar a varios párrocos que avalaron esta realidad. “La mayoría –afirma- coincide en el aumento de la presencia de fieles aunque esto se da en mayor o menor medida dependiendo de las zonas de la ciudad”.
“Algunos sacerdotes remarcaron que más que de cantidad se puede hablar de una mejor calidad de presencia en las iglesias: fieles más comprometidos y participativos que reciben con más frecuencia los sacramentos y más solidarios a la hora de ayudar”, indica.
La encuesta reveló además que el 18% de los creyentes de todos los credos asiste en promedio a misa una vez a la semana, aunque en el caso de los católicos es menor del 15%. No obstante, esa concurrencia aumentó dos puntos en relación al último sondeo de 2011.
“Se observa un cambio en la tendencia, pues se han revertido algunas cifras”, sostuvo el estudio.
“Actualmente en Argentina –señala Ambrogetti- varias iglesias exhiben en la fachada una gigantografía del papa Francisco. Su rostro sonriente parece una invitación a entrar: algunos lo hacen”.
Para el cura Brianese, este renacer de la Iglesia Católica se palpa “en las celebraciones litúrgicas y en la vida comunitaria. Se ven parejas que se acercan a la iglesia después de casi 15 años y que traen a sus hijos” para el bautismo, la comunión y la vida parroquial.
Pero este ‘renacer’ va más allá de las fronteras del país austral. La parroquia San Eduardo, ubicada a 25 km de Bariloche, es frecuentada por numerosos turistas que están de paso en una zona de lagos y montañas paradisíacas.
“Aquí se ve el rebote (del efecto Francisco) de todas las parroquias del país y también del exterior. Aquí vienen fieles de Colombia, de Chile, de México, de Brasil. Y todos coinciden en lo mismo. La gente ve al Papa como uno más, uno de los suyos que le dice la verdad y no le oculta nada. Y además observa que la Iglesia está construyendo un nuevo rostro, un cambio de actitud y eso le gusta”, concluye.