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Los afroecuatorianos plantean la etnoeducación
Se sienten orgullosos de ser afrodescendientes, pero consideran que su historia de movilización y su aporte cultural no han sido suficientemente visibilizados en el país.
En el II Encuentro de Validación de Propuestas del Decenio Afroecuatoriano, que inició en Quito, las organizaciones insistieron en la necesidad de que el Estado financie planes y proyectos para la formación de líderes.
La catedrática Olivia Cortez considera que hay invisibilidad de las acciones y procesos que involucran a hombres y mujeres de la etnia en Ecuador.
“Realicé un estudio que evidenció el papel fundamental que tuvieron las mujeres en Guayaquil (década del 70) para organizar y movilizar sus barrios en temas de salud y de derechos”.
La docente de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) insiste en la necesidad de que se establezcan diferencias entre pueblos y nacionalidades indígenas y lo que representan los afro.
“No nos deben comparar con la organización de los pueblos indígenas, porque los afrodescendientes tenemos dinámicas diferentes”.
En el encuentro, el colectivo expone sus puntos de vista sobre la situación en el país. La cita se efectúa en 4 ciudades.
En los afro -comenta David Lara, de la Asociación Juvenil y Cultural Valencia Pérez- hay retraso en el aspecto político, porque no han tenido representantes en espacios de decisión que luchen por sus derechos. “Estamos distantes de lo que han conseguido las organizaciones indígenas”. Él considera que los puestos que aún ocupan los afroecuatorianos están relacionados a la seguridad o guardianía.
El activista plantea la necesidad de organizar a las mujeres para que exijan sus derechos.
Su cultura
Otra propuesta que plantea este pueblo es la implementación del Programa Nacional de la Memoria de los Aportes de los Afrodescendientes para la Cultura.
Para la activista Alejandra Palacios, es necesario que se garanticen y se conserven las tradiciones, la oralidad de este pueblo y las experiencias de los adultos mayores “para transmitir sus conocimientos de una generación a otra”.
Participantes del encuentro sugieren que manifestaciones culturales afroecuatorianas, como la bomba, sean declaradas patrimonio cultural.
Asimismo, señalan que es fundamental la inclusión de su cultura en los textos de enseñanza de educación básica y bachillerato para que los estudiantes conozcan más lo que representa este pueblo en la historia ecuatoriana.
Lara propone que el Ministerio de Educación establezca un programa nacional de incorporación de su cultura en el pénsum académico, “en todos los niveles y de forma progresiva”.
También están interesados en dialogar con organismos de educación superior con el fin de que se establezca la cátedra de estudios afroecuatorianos en el sistema.
Según Geovanny Cevallos, miembro de una organización juvenil de Calderón (en el norte de Quito), se debe beneficiar a los afroecuatorianos con las becas.
Las cifras de la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt) indican que 11.675 afroecuatorianos decidieron estudiar en las 30 universidades públicas del país.
En Ecuador rige el Programa Piloto de Política de Cuotas. Hasta la fecha se ofertaron 4.000 becas en instituciones autofinanciadas y cofinanciadas.
Cevallos, expresa, espera que se legalicen las tierras que cultivan. El objetivo -indica- es evitar la migración masiva de los campesinos a las ciudades.
“Somos trabajadores y nos gusta la agricultura, pero necesitamos que nos den oportunidades para mantenernos en el campo”. (I)
Datos
Las provincias de Esmeraldas, Carchi, Imbabura, Pichincha, Manabí y Guayas son las que registran mayor número de asentamientos afro.
Se estima que de cada 10 afroecuatorianos, 7 viven en zonas urbanas. El 40,2% reside en 3 ciudades, Guayaquil, Esmeraldas y Quito.
El II Encuentro por el Decenio Afro se desarrolló en Quito e Ibarra el último fin de semana. El 24 de septiembre continuará en Esmeraldas y terminará el 30 de este mes en Guayaquil.
En el proceso del ENES de 2015 la Senescyt destinó el 10% de cupos de las universidades públicas para el grupo etario.
La Constitución de 1998 desconocía al pueblo afro, ni siquiera el término aparecía para referirse a este grupo.