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Los adultos mayores del país se adaptan a las nuevas tecnologías
En 1981 nacieron los milennials y desde 2000 los centenials. Las hermanas Patricia y Luisa Medina no pertenecen a ninguna de esas generaciones digitales; al contrario, ellas crecieron cuando era el boom de las máquinas de escribir y de los teléfonos de disco.
Patricia y Luisa son adultas mayores, sin embargo, la edad no fue un obstáculo para aprender a usar los smartphones, Facebook, Skype y participar en las salas de chat.
Hace más de un año las septuagenarias cursaron clases de computación en el Centro Tecnológico Popular de la Prefectura del Guayas. Desde hace siete, 13.000 adultos mayores acuden, según Julio Aguayo Cedeño, director del sitio.
Patricia recuerda que era un poco torpe cuando quería revisar algo en tabletas y teléfonos digitales. “No se me abría la página, hasta que le agarré el golpe. Ahora tomo fotos y grabo videos”. La computadora le resultó menos complicada.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), el 6,81% de toda la población utiliza redes sociales en smartphones. El 5% de adultos mayores a 65 años maneja una computadora y el 44,4% usa celulares.
Rafael Rivadeneira, profesor de la Facultad de Ingeniería en Electricidad y Computación de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), explicó que la enseñanza a los adultos requiere la aplicación de una metodología didáctica diferenciada, pero la mejor forma es practicando, empezando desde lo básico y fácil en cosas y temas que sean de interés del grupo.
“Los dispositivos digitales e internet ofrecen la oportunidad de interactuar con la sociedad en todas sus dimensiones: económicas, políticas y sociales. Integrar a los adultos mayores mediante el uso de la tecnología debe ser de vital importancia y las personas a su alrededor juegan un rol importante”.
Precisamente, en un proyecto de dicha facultad, que fue dividido en tres fases, se capacitó a 50 adultos mayores, de diferentes sectores de la ciudad, para que empleen la computadora y las redes sociales.
El grupo etario también recibió clases de computación en un programa del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES). En la primera promoción se graduaron 24 estudiantes.
Divina Arévalo, directora distrital del MIES de Durán, explicó que en agosto de 2016 fue inaugurado el programa “Mi espacio virtual”. Ellos aprenden a usar el ordenador y los programas. También a usar los celulares digitales y tabletas.
Ella recuerda que una señora aprendió a leer y escribir gracias al curso de computación. De igual manera, otro estudiante, que componía poemas solo en papel, ahora los escribe directamente en el programa Word.
En este mes abrieron la segunda promoción con 48 alumnos. El curso dura cuatro meses y es dictado por los estudiantes de sistemas de la Universidad de Guayaquil.
“El objetivo de este precioso proyecto es que puedan interactuar con sus familiares que viven en el exterior. Tener una vejez digna”.
Beneficios
El neurólogo del Hospital Teodoro Maldonado del IESS, Luis Yépez, explica que todo proceso que conlleve el aprendizaje de nuevas situaciones y hábitos activa canales que en el cerebro están dormidos. “Cuando alguien no está expuesto a este tipo de situaciones y lo hace se despiertan estos canales. Además, la utilización de la tecnología ayuda en la prevención de enfermedades de deterioro cognitivo, entre ellas, el Alzheimer”.
Él indica que a una persona habituada a los instrumentos convencionales le puede costar más tiempo usar un dispositivo electrónico.
La psiquiatra Anna Heinert advierte que el contacto con lo virtual ayuda a los adultos mayores a distraerse, pero al mismo tiempo puede aislarlos: “Como pasa con los adolescentes”.
Gustavo Prado, de 62 años, es ciego. Para él, dominar el smartphone se volvió un reto. Primero porque estaba acostumbrado a su teléfono tradicional y segundo debido a que, por su condición, no puede ver la pantalla.
Él tuvo que aprender a agarrar el teléfono y luego a reconocer la voz de la aplicación para manipular el dispositivo.
“He intentado enseñarle a mi esposa Aída, de 62 años, pero a ella le da miedo dañar el dispositivo”.
Gustavo es el único de sus seis hermanos que se modernizó y que se comunica vía Skype cada vez que puede con sus familiares en Italia y Miami. “La tecnología me acercó más a ellos”. (I)