Limoncocha impulsa saberes ancestrales
Generar energía a través de los desperdicios y, a la vez, crear fuentes de trabajo para los habitantes de la comunidad de Limoncocha, en Shushufindi, es una de las aspiraciones de la Estación Científica Limoncocha SEK que la semana pasada inauguró su nuevo edificio.
Las modernas instalaciones facilitarán la tarea de investigación de docentes y universitarios en este espacio natural, donde viven alrededor de 1.500 habitantes dedicados a la agricultura y a elaborar artesanías.
“La presencia de esta estación es importante porque se desarrollarán proyectos que vinculen a la comunidad y ayuden a su progreso. Además, la universidad otorga becas que permiten formarse profesionalmente nuestros habitantes”, indicó Danilo Cerda, nativo del lugar.
En este espacio se intercambiarán los saberes ancestrales de la población con los conocimientos científicos que los profesionales tienen para juntos llevar adelante proyectos, como la valorización energética de los residuos sólidos urbanos que pretende conocer qué residuos se producen en la comunidad, la forma como se generan y la cantidad. Esta tarea la llevan adelante 8 estudiantes.
“Sabiendo estas características les podemos dar un valor y hacer un sistema sólido de gestión de residuos sólidos urbanos que permita a la comunidad de Limoncocha generar energía y para ello hay que sentar las bases. Comenzaremos recogiendo basura en sus hogares, parques y analizándolas”, indicó Katty Coral, decana de la Facultad de Ciencias Naturales y Ambientales.
Resaltó la tarea que desarrollan los estudiantes de esta comunidad que se forman en carreras de tercer nivel vinculadas al ambiente y que comparten luego con los habitantes de Limoncocha para preservar y potenciar los espacios naturales.
“Esperamos que en el futuro podamos concretar este sueño de generar energía a través de la basura y así crear una fuente de trabajo en Limoncocha para sus habitantes”, reiteró Coral.
Dayana Carrillo es una de las estudiantes que realiza investigaciones en este espacio, en el que los habitantes se desplazan en motos y hasta caminan sin zapatos, sin temor a que algún bicho puede enfermarlos.
“Uno acá tiene una conexión estrecha con su entorno. Es nuestra madre naturaleza la que nos cuida y nosotros debemos hacer lo mismo. Así nada malo ocurre”, comenta Lilian Grefa, docente de la escuela Martha Bucaram.
Cerca de la nueva estación se encuentra la laguna Limoncocha en la que se hacen estudios físico-químicos de los factores abióticos de la zona para frenar la contaminación del fondo del espacio acuático.
“Los suelos y los sedimentos son algunos de los receptores de las actividades humanas y así como la agricultura, la industria y los desechos producen una serie de sustancias que se pueden almacenar por efecto de la bioacumulación. Conocer estos valores de concentración de los metales nos permitirá establecer el impacto del hombre en esta reserva”, refirió el catedrático Miguel Martínez.
Otro de los proyectos que se impulsa es el estudio del lechuguín erichhornia crassipes como biomasa para aplicaciones energéticas una vez que se determinen las características físicas, químicas y energéticas de esta planta.
“Hay una problemática grande en la laguna que es el crecimiento acelerado del lechuguín con respecto al balance natural de este espacio y eso provoca que el espejo de la laguna se siga cerrando. Se observa que el contacto entre la laguna de Limoncocha y la laguna Negra prácticamente está cerrado. Queremos determinar qué es mejor hacer con esta biomasa, si formar biogás o un tipo de balanceado”, indicó Yamandú Yánez.