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Ecuador, 27 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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La presencia de profesoras de educación superior sigue siendo escasa

Las mujeres son mayoría en la preparación académica

La facultad de Filosofía de la UG alberga el mayor número de estudiantes mujeres: 12.146. Y solo 5 féminas en puestos directivos. Foto: William Orellana
La facultad de Filosofía de la UG alberga el mayor número de estudiantes mujeres: 12.146. Y solo 5 féminas en puestos directivos. Foto: William Orellana
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En uno de los pasillos de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Guayaquil, que alberga el mayor número de estudiantes mujeres, con 12.146 frente a los 4.388 hombres, estaba Shirley Gavilanes con una ‘laptop’ encima de sus piernas y con un delineador en su mano derecha. Esperaba presentar, junto con un nutrido grupo de chicas, la tesis que le acercaría a su título académico.

Tiene 33 años y es madre soltera. Hace 5 años se impuso el reto de terminar la carrera de Publicidad y Mercadotecnia, para desenvolverse profesionalmente en el campo de los negocios.

A los 17 años Shirley terminó la secundaria. Estudió Auditoría, carrera que luego dejó. Se casó y consiguió un trabajo, en una empresa, en el área de mercadeo. Sin embargo, asegura que la falta de tiempo y la poca paga que recibía la alejó de su crecimiento profesional por varios años. Una situación que luego cambió cuando la facultad abrió la modalidad a distancia, a la que aplicó.

“Admiraba a mis jefas; estaba segura de que yo también podría alcanzar mejores puestos y que si me esforzaba lograría los conocimientos que se requería”.

Para Bastidas, decana de la facultad de Psicología, donde las mujeres representan el 65% de los estudiantes, el libre ingreso a la universidad que se inició en 1969 fue uno de los factores que permitió a la mujer el acceso al estudio.

“En una sociedad patriarcal, organizada y dirigida por hombres, las oportunidades eran mayores para ellos. Pero ahora eso ha mejorado para las mujeres”.

La asistencia a clases como tal también es una de las actividades que más realizan las mujeres, según un reporte del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). Un 20,58%, de entre 18 y 20 años, de la población en el país lo hace.

Cecilia Bastidas considera que ha cambiado igualmente la idea de que las carreras eran dirigidas por géneros, “con el tiempo esto se ha desmitificado, porque vemos que la mujer ha incursionado en carreras como Informática e Ingeniería, que eran consideradas masculinas. Con sus características propias han podido desempeñarse de forma eficiente y el propio convencimiento de las capacidades que tienen”, asegura.

Quizás por eso, de los 63.850 estudiantes que alberga la Universidad de Guayaquil, 37.477 son mujeres y el resto hombres. En el sistema universitario del país de los 555.413 estudiantes, 308.803 son mujeres. En ambos casos ellas son mayoría.

Aunque en menor cantidad, el panorama es similar en la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES), donde estudian 1.762 mujeres y 1.252 varones.

María Eugenia Delgado, decana de la facultad de Artes Liberales y Educación, asegura que los estudios representan una llave para el acceso al progreso de la mujer, para tener una mayor libertad económica y cumplir con todos sus objetivos. “Esto ha sido influenciado, además del apoyo de los padres, por la globalización, que ha permitido a la mujer ver otros campos de profesionalización”.

“Las mujeres hemos demostrado tener la misma sensibilidad, tener autoconfianza en nuestras competencias y en lo que podemos lograr”. Añade que actualmente las mujeres no se quedan en estudios de tercer nivel sino que optan por postgrados y doctorados.

También están las mujeres que además de estudiar y acceder a cargos de responsablidad se convierten, al mismo tiempo, en jefas de hogares. “Por diferentes motivos: enviudar, abandono, divorcio se vuelven el sostén principal del hogar, lo que nos vuelve mucho más responsables en nuestros trabajos, en nuestra vida y el interés de sobresalir”, reflexiona Delgado.

De hecho, según un estudio del INEC, en el país existen 1’069.988 jefas de hogar.

Sergio Flores, rector de la Escuela Superior Politécnica del Litoral, recuerda que en 1965 no había presencia de mujeres en las aulas de este centro de estudios. “Cuando era estudiante de primero, no se veía ninguna mujer, pero cuando pasé a segundo, se dio el ingreso de la primera mujer en la Politécnica a estudiar Ingeniería Eléctrica. Se llama Joselin Vásquez y en la actualidad trabaja en México”.

Aunque en la Espol el número de estudiantes varones es alto, según Flores, el de chicas con el tiempo ha crecido y llega, hoy, a 3.559.

“De manera general el enrolamiento de las mujeres en la educación superior está en el 50%. Lo que sí preocupa es que a pesar de esto, el porcentaje de profesoras de educación superior sigue siendo exiguo”, comenta Flores.

Pocas mujeres
Mientras en la Espol la presencia de la mujer en cargos de docentes como de directivos alcanza el 30%, en la Universidad de Guayaquil, de 36 miembros -entre decanos y subdecanos- existen 5 mujeres, entre ellas las decanas de la facultad de Psicología, Ciencias Naturales y las subdecanas de la facultad de Educación Física, Ingeniería Química y Ciencias de la Comunicación.
Según Cecilia Bastidas, quien tuvo que esperar más de 20 años para convertirse en subdecana y luego asumir el decanato, los concursos de mérito permitirían el ingreso de mujeres a esta jerarquía, al igual que el cumplimiento de la ley que establece la equidad de género. “Para este año, como parte de los cambios, se supone que se va a implementar”.

Sergio Flores, a su vez, asegura que se deben dar políticas de incentivo para que ingresen profesoras al sistema educativo superior y paralelamente puedan estudiar en el exterior.

Génesis Ayoví, quien está en primer año de la carrera de Química Biológica en la Facultad de Filosofía, aspira a ello.

“Quiero terminar esta carrera, conseguir un trabajo y obtener fondos para pagarme una maestría y luego estudiar otras instancias”, dice la joven.

El cambio es lento
Ya fuera de las universidades y tras una larga preparación, la mujer vuelve a enfrentarse, esta vez, al competitivo mundo de los puestos directivos, sean estos a nivel empresarial o en la política, donde muchas han conseguido demostrar sus capacidades.

Uno de esos casos es el de Paulina Guerrero, vocal del consejo directivo del IESS, quien fue elegida de manera popular y tras los votos de los 8 sindicatos del país.

Ella asegura que la presencia de la mujer en este tipo de puestos obedece a una política social. “Ha sido positivo ver figuras de mujeres jóvenes en puestos como nunca en la historia se vio. La frescura que tenemos en estos espacios, en nuestra acción de gobierno y gestión pública, nos caracteriza”, afirma.

Priscilla Rodríguez Solórzano, gerente general para Latinoamérica de EUMC, considera que la practicidad de la mujer actual es lo que ha permitido desarrollar el papel profesional sin descuidar la vida personal.

“El rol de la mujer es otro, es más completo, es más lleno de retos, objetivos, debido a que estamos preparadas para asumir responsabilidades”, dice.

Ambas consideran que para que la figura de la mujer cobre más relevancia de la que ya ha logrado, hace falta mejorar.

Guerrero, quien es madre de 2 niñas, ve necesario incrementar el rol del padre como un actor social dentro del hogar, generalmente puede ser un hombre responsable, pero no tiene la misma función que las madres. “Que ellos fuesen más proactivos con las funciones domésticas llevaría a que la mujer siga mejorando, que logre el nivel de igualdad, cargos directivos importantes, lo que ayudaría a la sociedad”, agrega.

Indica que aunque la capacidad de la mujer es impresionante, tener varios roles limita a muchas el querer asumir más cargos.

Para Rodríguez, “hace falta romper con tabúes y que existan puestos diseñados para hombres cuando hay mujeres que estamos al mismo nivel. La lucha de las mujeres no solo es nacional sino internacional, el innovar a diario y seguir demostrando lo que podemos hacer sin afectar a la familia”.

Cuenta que por su cargo ha observado que subestiman su capacidad, “he notado que internacionalmente, por ser joven y mujer, cuando trato con hombres, en su mayoría que pasan los 40 años, me ha costado demostrar que puedo asumir el rol que me asignaron”.

Para el 2020 el INEC estima un incremento de la población femenina de 9,36%, mientras que los hombres lo harán en 9,14%.

Y aunque el aumento del número de mujeres no determina la obtención de puestos de ese tipo, sino la capacidad que tengan, Rodríguez está convencida de que a corto plazo serán más las mujeres en esos puestos. “Nosotras estamos listas para asumir ese rol, tenemos esa armonía y equilibrio que hacen falta”.

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