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Las mujeres develan en las redes sociales los casos de acoso
“Eran las 03:00 y un amigo se ofreció a llevarme a casa. Me dormí y al despertar él besaba uno de mis pechos y con sus manos bajaba mi pantalón. No sé cómo salí del carro y corrí hasta la primera casa que encontré. Me sentí culpable por beber más de la cuenta. Nunca lo encaré y ya han pasado cuatro años...”.
Este es el primer párrafo del testimonio de Carolina Espín, una de las miles de mujeres ecuatorianas que, motivada por la campaña virtual ‘No Callamos Más’, publicó en el perfil de Facebook ‘#PrimerAcoso’ la historia de cómo casi es violada por uno de sus amigos.
Verónica Vera, una de las organizadoras de la iniciativa, explica que la campaña es una respuesta al contexto de violencia en el que viven las mujeres en Ecuador. “Muchas han denunciado públicamente el acoso y a sus agresores. La campaña busca que rompamos el silencio”.
En la Fiscalía se registraron, en 2014, 1.240 denuncias de acoso sexual; en 2015 (de julio a diciembre), 645; y en 2016 (de enero a mayo), 447.
La iniciativa #PrimerAcoso también tiene un grupo cerrado en Facebook. Hasta antes de que cumplan una semana en esa red social, 22.988 personas formaban parte de su comunidad.
Sin embargo -informó la organizadora- el 25 de enero el perfil fue bloqueado, por una publicación que infringe las normas de esa red.
Desde el 17 de enero, mujeres de todas las edades han denunciado en ese espacio virtual la primera vez que vivieron un acoso. Los testimonios van desde miradas incómodas en espacios públicos, manoseos y hasta violación.
Uno de ellos es el de Ana Hurtado. Ella, hoy de 27 años, publicó: “#Miprimeracoso fue una violación. Yo era una niña de 6 años y el agresor era un adulto que vivía en casa. Es difícil traer todo de vuelta, porque lo primero que descubrí es que sin importar la edad que tengas siempre intentarán hacerte ver culpable y al agresor inocente”.
Esa experiencia -cuenta Ana en el chat- no es la única que quiere borrar de su memoria. En el colegio, su profesor de educación física le tocó los senos mientras le enseñaba a saltar en un trampolín.
Ella y Cecilia Loaiza cambiaron su foto de perfil por la del logotipo de la campaña: un cierre color fucsia entreabierto en el que está la frase #PrimerAcoso.
Loaiza hizo pública su historia. Ella fue drogada por un médico que trabajaba en el consultorio donde era recepcionista. El galeno trató de abusar de ella, pero la llegada de un paciente lo impidió.
Ambas aseguran que pasó mucho tiempo antes de contarle a alguien lo sucedido. “Te sientes sucia, y en serio crees que es tu culpa. Mi mamá encaró al médico y él argumentó que yo le coqueteaba, y lo provoqué”. Ahora Loaiza está casada y tiene un hijo. Frenar el acoso la motivó a romper el silencio.
La psicóloga Cristina Carranco explica que las acosadas o violadas pasan por un bloqueo. En esta etapa se sienten responsables. “El primer paso es aceptar el hecho, entender que no son culpables y que ser víctimas no las hace menos”.
Las terapias psicológicas -añade- devuelven la confianza y el autoestima de las afectadas.
A los testimonios de mujeres se sumaron mensajes de apoyo de hombres. Pedro Key cambió su foto de perfil por un logo, parecido al de la campaña, en el que resalta la frase #LasApoyamos. Su mamá y su hermana vivieron acoso.
Sin embargo, el ciudadano Víctor Pacheco advierte que pueden existir casos aislados de féminas que intenten hacer quedar mal a un hombre, aunque este no haga nada. “En Ecuador por uno pagan todos”. Él cuenta que tiene amigos que han sido denunciados injustamente.
Moni Pizani, exrepresentante de ONU Mujeres en Ecuador, indica que a escala mundial se han conseguido logros por la eliminación de la agresión. Uno de los principales ha sido incluir el tema de la violencia en los marcos legales como un delito penado. Al menos 119 países cuentan con normativas sobre violencia doméstica, 125 tienen leyes sobre el acoso y 52 tienen normas sobre la violación conyugal.
Pizani agrega que “podremos decir que los esfuerzos realizados son suficientes cuando ninguna mujer, adolescente o niña, corra el riesgo de ser atacada, acosada o asesinada por su género”. (I)
La campaña se imita en países de la región
La campaña #PrimerAcoso nació en Brasil, en octubre de 2015, por los comentarios que recibió una participante de 12 años en el programa MasterChef.
Cuando la concursante cocinaba, personas desconocidas escribieron en Twitter comentarios sexuales: “Esta Valentina, a los 14 años, será como las secretarias de las películas porno” o “¿Si es consentido, es pedofilia?”.
Frente a estas opiniones, un grupo feminista aprovechó la oportunidad para convocar a todas las mujeres a que cuenten en esa red social la primera vez que sufrieron un acoso sexual.
La respuesta fue inmediata y superó las expectativas: 50.000 se animaron a compartir su experiencia y algunas contaron casos de abuso sexual.
En solo 24 horas el hashtag #PrimerAcoso fue tendencia en Twitter.
Por su parte, Unicef Brasil lanzó su campaña para que las víctimas denuncien. También inició el proyecto ‘El abuso sexual puede estar más cerca de lo que se imagina’.
En abril de 2016, el programa cruzó fronteras y llegó a México y Argentina. En el primero, la violencia de género tomó relevancia a partir del video difundido por la periodista Andrea Noel, en el que un hombre le baja los calzones en la vía pública. La periodista denunció el hecho en la Procuraduría capitalina y en redes sociales; miles de personas se solidarizaron y empezaron a denunciar este tipo de agresiones. Cada 68 horas, en México Distrito Federal, se comete un delito sexual. El 63% de las mujeres que se movilizan en un transporte público ha sido víctima. En Argentina se estima que el 97% del colectivo femenino ha sufrido acoso sexual en algún momento. (I)