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En lo que va del año cinco ejemplares se reprodujeron
Las crías nacidas en cautiverio son la esperanza de las especies amenazadas
Ahí estaba Tiara, la jaguar hembra que hace dos meses y medio fue madre por primera vez. Entre su manchado pelaje, dos cachorros (un macho y una hembra) se escondían de los visitantes del zoológico de Quito, ubicado en Guayllabamba.
Mientras ella descansaba en una hamaca, uno de sus hijos le mordisqueaba la oreja y el otro jugaba atrapando su cola. Estas acciones causaban sonrisas en las personas que permanecían detrás del exhibidor que meses atrás fue la casa de Felipe, un jaguar macho que hace 17 años llegó a Guayllabamba.
Hace dos años, Felipe era el único felino de esa especie que habitaba en el zoológico hasta que desde Macas, en la Amazonía, llegó rescatada Tiara.
El proceso de adaptación entre los dos felinos duró menos de un mes. “A pesar de que Felipe tiene 20 años y Tiara tres, ellos compaginaron inmediatamente y su convivencia fue óptima”, comentó Pablo Arias, veterinario del centro de manejo animal.
Él informó que en el zoológico nadie se percató de que Tiara esperaba cachorros. Se dieron cuenta cuando creció el vientre de la felina.
“No se pudo realizarle un eco para saber el tiempo de gestación, pues había que sedarla y esa práctica médica representaba peligro para las crías”, indicó el veterinario.
Por ello esperaron que Tiara pariera naturalmente a sus cachorros, y así fue la tarde del 22 de septiembre, cuando procedían a guardar a los animales en sus cubiles, que los zoocuidadores se percataron de que estaba en una esquina con una cría. Guardaron a Felipe para evitar que tuviera una reacción de rechazo hacia las crías y esperaron que el proceso de alumbramiento concluyera. Finalmente, nacieron los dos cachorros que aún no tienen nombres, pues el zoológico desarrolla una campaña para que los visitantes se los pongan.
Para Juan Manuel Carrión, director del lugar, todo nacimiento que ocurre en el centro que dirige es motivo de alegría, pues para que una especie se reproduzca en cautiverio se deben cumplir varios requisitos. Entre ellos es que los ejemplares unidos se sientan a gusto juntos y que las condiciones climáticas sean óptimas. Al preguntarle sobre la posibilidad de reinsertar en la naturaleza a los pequeños jaguares, Carrión no fue muy optimista, pues informó que en el país no hay programas de reinserción de grandes felinos y que para hacerlo los cachorros necesitarían aprender de sus padres cómo cazar para sobrevivir en el bosque tropical.
Aún es incierto el destino de los cachorros. Podrían quedarse en el zoológico para ser parte del programa de educación ambiental o de manejo reproductivo de la especie, en cooperación con otros zoológicos del país o del extranjero. Otra de las opciones es que un cachorro sea enviado a Argentina, donde hay un proyecto de crianza y reproducción de jaguares para mantener la especie que está por extinguirse en ese país. En los últimos tres meses nacieron otros ejemplares, como un cotoncillo rojo, un mono ardilla, una llama y varios pecaris.
Carrión dijo que los nacimientos son una prueba de que se pueden realizar programas de crianza en cautiverio para repoblar la naturaleza con especies amenazadas. (I)
Datos
El jaguar es el felino más grande de América y el único sobreviviente del gen Panthera que se encuentra en el nuevo mundo. Actualmente su especie está amenazada.
La esperanza de vida de estos felinos es de 22 años en cautiverio, mientras que en estado silvestre baja a casi la mitad, pues se enfrentan a mayores peligros y deben cazar para sobrevivir.
Hasta el momento, Felipe, el papá de los cachorros, permanece aislado en una zona de paso. Su retiro se debe a que existe la posibilidad de que reaccione de forma agresiva con sus crías.
El cotoncillo rojo es una especie de mono que habita en los bosques húmedos tropicales amazónicos. Actualmente habita con su madre, padre y tíos. Todos contribuyen en su cuidado. Todavía es amamantado por su madre, al igual que los cachorros jaguar.