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Entrevista / francisco cadena / presidente del ceaaces
La UTC tuvo un retroceso en el parámetro relacionado a la academia
Tres informes recibió la Universidad Técnica del Cotopaxi (UTC) por parte del Consejo de Evaluación, Acreditación y Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior (Ceaaces), previamente a la obtención de la calificación final que reflejó un descenso en sus estándares de calidad al conseguir solo 34,9%, cuando el mínimo es de 35%. “La universidad debía estar preparada con toda la documentación y saber que reunía todas las condiciones para presentarse a la recategorización, porque ese era un proceso optativo. Se pensaría que hizo un análisis interno para comenzar este proceso”, indicó Francisco Cadena, presidente del Ceaaces, en entrevista con diario EL TELÉGRAFO.
¿Cuáles son los indicadores principales en los que falló la UTC?
Hay varios criterios grandes en el modelo, pero el valor que más pesa es el de academia (la calidad, el tipo de profesores, su formación, la pertinencia, etc.); y ellos tienen un valor de reducción comparado con 2013, pero lo más dramático está en los criterios de organización de la universidad.
¿El porcentaje que alcanzó la UTC implica que baja de categoría?
La Universidad Técnica de Cotopaxi está acreditada, aunque su porcentaje no alcanza el mínimo, no quiere decir que descienda de categoría o deje de brindar sus servicios. La universidad está acreditada y debe someterse, como todas, a un nuevo proceso de evaluación en 2018. El Consejo de Educación Superior (CES) debe decidir cómo se procede en este caso específico con todos los antecedentes que existen.
¿Hubo modificaciones en los parámetros que se consideraron?
Esta evaluación partió de lo que se aplicó a todas las universidades en 2013 y que determinó la categorización en A, B, C y la otra que quedó en proceso de acreditación. Ahí establecimos un modelo con varios indicadores y fijamos la posibilidad, como estímulo a las universidades que pudiesen recategorizarse. Desde esa fecha transcurrieron más de 2 años y por ende los elementos de la evaluación nunca pueden ser estáticos, ya que en calidad siempre debemos poner el stock más alto. Con el conjunto de las universidades construimos los modelos de evaluación y hubo que modificar y hasta eliminar algunos que ya no se podían considerar porque debían haberse cumplido, como es el número de profesores a tiempo completo que debe ser mínimo del 60%.
¿Qué indicadores se cambiaron?
Un indicador que obligatoriamente se modificó fue el de los salarios de los profesores, ya que debe ir en función de la inflación; además, hay una reglamentación del escalafón que estableció el CES. También se consideró, por ejemplo, el número de estudiantes por profesor a tiempo completo. En 2009 era de 20 y hoy se estableció 30 por cada profesor. Eso lo hicimos para que no digan que por nuestros indicadores la matrícula de los estudiantes se está restringiendo. Lo que queremos es garantizar que existan suficientes profesores a tiempo para que estén dispuestos a ser tutores de los alumnos y que atiendan sus consultas.
¿Cuándo deben evaluarse las 8 instituciones que quedaron en proceso de acreditación, es decir en la categoría D?
Las 6 universidades públicas y las 2 privadas deben comenzar el proceso obligatoriamente en el segundo semestre de este año. Debemos establecer el cronograma según el caso, porque unas pueden estar más próximas que otras a satisfacer esas condiciones. Nosotros, a todas estas 8 universidades, les acompañamos en el proceso para que mejoren a través de capacitaciones, charlas, motivaciones y autoevaluación. Hoy las universidades tienen mejores elementos para saber dónde tienen que afinar las cosas y en qué están progresando. Tengo la confianza de que en conjunto han mejorado.
¿Cuáles eran las principales deficiencias de estas instituciones?
Son distintas, incluso los tamaños; por ejemplo, la Universidad de Guayaquil con la de Otavalo. En general, en el conjunto del sistema educativo la asignatura pendiente es la generación del conocimiento (investigación). Se advierte que el incremento en esta generación se ha desarrollado de buena forma, la velocidad de crecimiento es más alta que la de Colombia o de Chile en producción de artículos científicos, aunque en términos absolutos todavía no.
¿Qué pasaría si estas instituciones no logran acreditar?
El reglamento es claro y establece que las universidades están obligadas a llegar al menos a la categoría C, si no, quedarían fuera del sistema.
¿Estas universidades también deben presentarse a la nueva acreditación que se hará en 2018?
Por supuesto, la acreditación que se dará en 2018 es para todas las universidades.
¿Existirán otros parámetros para la evaluación de 2018?
Hemos hecho algunas discusiones sobre lo que debería ser el nuevo modelo de evaluación, siempre más exigente, perfeccionando los instrumentos y el rigor. Esto se mantendrá hasta que logremos el modelo que nos permita describir de mejor forma a la universidad. (I)