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El Telégrafo
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El 38% de los chilenos aprueba la inscripción de las alianzas entre personas del mismo sexo

La unión civil de parejas GLBTI genera cambios en el comercio y la TV de Chile

A inicios de 2000 era impensable para Chile hablar de uniones homosexuales, mucho menos considerar el debate en el escenario político. Foto: tomado de internet
A inicios de 2000 era impensable para Chile hablar de uniones homosexuales, mucho menos considerar el debate en el escenario político. Foto: tomado de internet
04 de noviembre de 2015 - 00:00

Durante toda su infancia y parte importante de su adolescencia, Marcos ocultó su homosexualidad, incluso a sus mejores amigos.

Por eso, cuando se graduó de ingeniero, optó por comenzar una nueva vida en España, un país con una sociedad mucho más abierta que la chilena, conocida por su conservadurismo, especialmente entre la élite.

En la época en que Marcos debió tomar esa difícil decisión, a comienzos de 2000, era impensado en Chile o en otro país de América Latina ni siquiera un debate sobre las uniones gays, pero hoy es una realidad.

En un hecho histórico, el jueves de la semana pasada se registró la primera ceremonia que forma parte del Acuerdo de Unión Civil en Chile, ley que fue promulgada en abril pasado. La nueva normativa permite que dos personas, de cualquier orientación sexual que compartan el mismo hogar, puedan regular los efectos jurídicos derivados de su vida afectiva.

Este pacto confiere a sus contrayentes el estado de conviviente civil y genera derechos y obligaciones en cuanto a régimen patrimonial, herencias, seguridad social y protección previsional.

La primera unión civil homosexual fue registrada en la Gobernación de Concepción, en el sur de Chile, entre Esteban Guzmán Rioseco y Vicente Medel Salazar. “Siento que el amor es coronado con reconocimiento en mi país. Nada puede ser mejor que este momento”, comentó Guzmán.

Al igual que esta pareja, decenas de otras de similares características acudieron ese día y durante todo el resto de la semana al Registro Civil, pese al paro de funcionarios que afecta a esa entidad.

Muchos chilenos estiman que la unión civil en Chile va en la línea de un país más moderno y acorde a los cambios a nivel global, mientras que los sectores más conservadores se oponen.

Además, algunos piensan que esto podría dar paso al matrimonio homosexual, una figura completamente distinta a la de la unión civil, la cual aún no se discute a nivel oficial.

Ambas opciones ciertamente son refrendadas por organismos de defensa a los derechos de las personas del mismo sexo.

“Por fin Chile se puso los pantalones y se modernizó en este ámbito”, expresó Marcos.

“La entrada en vigencia de la Ley de Unión Civil constituye un hito relevante de la historia política y social reciente de nuestro país. Tras un debate que se prolongó durante años, el Estado de Chile avanza en el reconocimiento de miles de parejas, del mismo o distinto sexo, que se han visto marginadas de todo tipo de protección para sus garantías básicas. El matrimonio igualitario es el siguiente paso”, señaló Luis Larraín, presidente de la fundación Iguales.

Para la sociedad chilena, conservadora en gran parte de su clase política, pero cada vez menos a nivel ciudadano, la unión civil es un paso importante.

Y los cambios ya comienzan a desarrollarse. Por ejemplo, las grandes tiendas de comercio al detalle han tenido que adaptar sus listas de compras de novios para parejas del mismo sexo.

De esta manera, las multitiendas ya avisaron al Servicio Nacional del Consumidor (Sernac) que ajustaron sus políticas comerciales de acuerdo al nuevo estatus que pueden tener las parejas con el Acuerdo de Unión Civil.

A nivel más mediático, este hito coincide con la puesta al aire en TVN, el canal de televisión pública, de un docurreality llamado ‘Happy Together’, que trata sobre dos homosexuales con una relación estable que buscan convertirse en padres.

Esto era algo impensado en la televisión de algunos años, incluso en la década del 90 o bien entrada la década del 2000.

De acuerdo con una encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP), dada a conocer en mayo pasado, el 38% de los chilenos se mostró de acuerdo con la unión civil para parejas del mismo sexo, mientras que el 28% rechazó la nueva ley.

“La unión civil fue aprobada por el Estado muy tardíamente y evidencia lo arrojado por varios estudios desde 2006, que una mayoría del país viene apoyando hace más de una década la unión civil, pero la clase política hizo oídos sordos a esta realidad hasta ahora”, concluyó el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh).

Aunque muchos lectores no lo crean, América del Sur acumula la mayor cantidad de países en la región con estatutos sólidos que quitan las trabas a la unión civil o marital entre homosexuales.

En Argentina, Brasil, Uruguay y Guayana Francesa es legal el matrimonio igualitario; mientras que la inscripción de la unión civil GLBTI se aprobó en Colombia y Ecuador, además de Chile. Esto ha sido posible por el lobby de los grupos diversos y sus campañas. (I)

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