“La Tierra es azul”
“Poyéjali” (”allá vamos”, en ruso) fue la frase que pronunció Yuri Gagarin en el momento en que su nave espacial emprendía el viaje que lo llevaría más lejos de lo que ningún ser humano se había aventurado jamás.
Efectivamente, en el momento en que la hora universal marcaba las seis con siete minutos de un 12 de abril de 1961, la nave Vostok 1, tripulada por el comandante Yuri Gagarin, fue lanzada hacia el espacio desde el cosmódromo de Baikonur, coronando así un proyecto cuyo desarrollo previo fue el secreto mejor guardado del mundo y con el cual la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas pasaba a la historia como el país que puso al primer ser humano en órbita alrededor de la Tierra y se inauguraba también la era espacial de la humanidad.
En realidad esta carrera había empezado cuatro años antes con el lanzamiento soviético, en un primer vuelo no tripulado, del Sputnik 1, en octubre de 1957, y supuso un enfrentamiento entre las dos superpotencias (la URSS y EE.UU.) que iba más allá del aspecto tecnológico y entraba en el campo de las ideologías.
Yuri Alekséyevich Gagarin había nacido en Gjask en 1934 y tras graduarse como teniente de la fuerza aérea soviética fue elegido para conformar el cuerpo de cosmonautas de la URSS, para finalmente ser seleccionado para emprender el histórico vuelo a bordo de la Vostok 1.
La misión de Gagarin consistió en un vuelo sobre la Tierra que duró aproximadamente 108 minutos en total y a una altura de 315 kilómetros. La nave estaba equipada, además de elementos necesarios para la misión, con radio y televisión que permitían monitorear desde la base las condiciones del cosmonauta.
Los científicos no conocían con certeza los efectos de la ingravidez, por lo cual la nave estuvo siempre bajo control terrestre. Las actividades de Yuri se limitaban a comunicarse por radio con la base, probar alimentos, beber agua, escribir sus impresiones en un diario y ejercer otras tareas destinadas a mostrar si un ser humano podía sentir y comportarse normalmente en un medio sin gravedad.
Sin embargo, la nave estaba equipada con los instrumentos de vuelo necesarios para realizar un aterrizaje manual en caso de emergencia.
“La Tierra es azul”, exclamó un fascinado Gagarin en el vuelo. Pero la gran preocupación de los controladores desde la base era comprobar si la nave había alcanzado una órbita estable, esto recién se pudo saber 25 minutos después del lanzamiento, justo cuando se dirigía hacia el lado no iluminado de la Tierra, dejando atrás territorio de la Unión Soviética, a través del océano Pacífico. Luego cruzó el estrecho de Magallanes y, casi amaneciendo, el Atlántico Sur.
Cuando la Vostok 1 estaba sobre la costa occidental de Angola, a unos 800 kilómetros de altura, el sistema automático se activó para alinear la cápsula y disparar los cohetes de retroceso para empezar a descender.
El viaje solamente había durado una hora con 48 minutos, pero esta hazaña marcó el antes y el después en el largo
camino de la historia humana.