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“La palpación del seno no es el mejor método”

“La palpación del seno  no es el mejor método”
24 de noviembre de 2013 - 00:00

Son casi las 12:00 y  15 personas se entretienen con una película de acción mientras reciben su dosis de quimioterapia. Son pacientes que acuden a Solca cada semana. Dos de ellas tienen cáncer de mama. A Juana Vargas le detectaron la enfermedad este año. “Fue el viernes 3 de mayo que sentí una bolita, fui al dispensario y en el eco  tuve un resultado maligno sospechoso”, cuenta Juana.

La detección temprana en Juana ha contribuido a que el tumor disminuya su tamaño. “Al comienzo me dijeron que iban  extirpar todo el seno, pero se decidieron por la quimioterapia y me ha ido muy bien. Casi no me duele y puedo dormir tranquila”, dice la paciente. En el 96% de los casos, el cáncer de mama es tratable si se descubre a tiempo, en estados 1 o 2.

Si bien el autoexamen puede alertar sobre la presencia de tumores, generalmente al momento que son palpables ya tienen un tamaño considerable. “La palpación del seno no es el mejor método, un nódulo significa que  ya tiene un poco más de 1 centímetro y  puede estar invadiendo otras estructuras.

Lo ideal es hacer controles periódicos de acuerdo con los antecedentes e historia personal de la mujer”, explica la doctora Rina Quinto,  coordinadora médica del Registro de Tumores de Solca Guayaquil.

Quinto explica que los factores de riesgo de padecer cáncer de mama están cambiando. Fumar, tomar anticonceptivos por un tiempo prolongado y antecedentes de familiares con cáncer predisponen el organismo para esta enfermedad. Pero, hoy, “con el simple hecho de ser mujer ya se tiene un factor de riesgo abultado”, dice la especialista.

Mastólogos y oncólogos en Solca recomiendan que el chequeo inicie en mujeres jóvenes, “esto no significa que todas se  tienen que hacer mamografías”, dice Quinto.
Los controles rutinarios se aconsejan a partir de los 25  años, con su médico de cabecera (de preferencia un ginecólogo).  “La acción de palparse (el seno) debe ser guiada por un médico, no es que voy a decir tócate aquí y listo, porque a veces son solo bolitas de grasa”, expresa Antonio Jurado, jefe del departamento de Mastología de Solca.

Por regla toda mujer de 35 años debe realizarse una ecografía de mama, mucho más si el médico ha detectado un nódulo o hay cambio en el volumen de uno de los senos, “también si presenta secreción  o un abultamiento debajo de la axila”, agrega Jurado.

A partir de los 40 años es imperativo que las mujeres se sometan a la primera mamografía, “en especial si forma parte del grupo de riesgo”. La mamografía o mastografía permite obtener placas de rayos X mostrando el tejido mamario e identificando posibles tumores.

De acuerdo con la doctora Quinto, no es un examen prohibitivo. En Solca y en los hospitales de la red de salud pública cuesta $ 36,45 y en centros privados tiene un valor entre $ 40 y  50.

Tratamientos a seguir

En Ecuador, entre  2006 y 2008, 36 de cada 100.000 quiteñas fueron diagnosticadas con cáncer de mama. Quito es la ciudad con  mayor incidencia de cáncer de mama, según  los registros de tumores de Solca.

En Guayaquil, la tasa de prevalencia alcanza los 26 casos por cada 100 mil mujeres. Por lo general la enfermedad afecta a señoras de entre 50 y 60 años.

Es el caso de Sara González, sentada junto a Juana en la sala de quimioterapia de Solca. “Cuando me hicieron el examen, descubrieron un tumor de 2 centímetros. Me sacaron un seno, pero era un riesgo que había que asumir”, dice la paciente, a quien las terapias le producen decaimiento, labios resecos y un sabor amargo al ingerir alimentos. “Son los efectos normales, pero desaparecen luego de unas horas”, agrega sin borrar la sonrisa de su rostro.

Sara, de 60 años, se ha sometido a 8 sesiones de quimioterapia, le faltan 8 más. Al cabo del tratamiento los médicos le informarán si requiere de radioterapia o medicamentos para combatir la enfermedad.

“Hay varios fármacos que retrasan el tumor, pero se los administra luego del diagnóstico y de las terapias de quimio”, explica Jurado.

Otro de los tratamientos en Solca es la hormonoterapia. “Cuando se extrae el tumor se realizan pruebas inmunohistoquímicas. Si se observa que la mujer tiene células receptores de estrógeno, se le aplica una terapia antiestrógeno. También es posible administrar vacunas para evitar que se reproduzcan las células del cáncer”, agrega Jurado.

Cerca del 70% de pacientes con cáncer de mama en fase avanzada es hormonodependiente. Es decir, que el crecimiento y la proliferación de las células cancerígenas están bajo control gracias a la administración de estrógenos o progesterona.

En España un nuevo fármaco está siendo probado, se denomina Afinitor y es aplicado a mujeres con cáncer de mama avanzado o metastásico.

Jurado indica que este tipo de fármacos es útil para mejorar la calidad de vida, pero insiste en que la clave es identificar el cáncer de mama a tiempo y asegurar más años de sobrevida al paciente. Esta detección del cáncer de mama debe basarse en la realidad de casos en el país. De ahí la importancia de los registros de tumores de Solca.

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