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La obesidad tipo II y III disminuye el apetito sexual

La obesidad tipo II y III disminuye el apetito sexual
16 de enero de 2014 - 00:00

Con una estatura de 1,56 m y 176 libras de peso, ‘Sandra’ (nombre cambiado) fue diagnosticada con obesidad tipo II. Luego de tres meses de una dieta basada en vegetales y frutas, además de ejercicios diarios logró bajar 15 libras. “Empecé caminando y ahora hago ligeros trotes. Debo admitir que me siento mucho mejor y sí también más atractiva”, dijo la joven de 29 años.

Agregó que tanto un médico clínico como un endocrinólogo le recomendaron cuidar su peso o de lo contrario iba camino a padecer obesidad mórbida (índice de masa corporal mayor a 35).

Con la condición, según recordó Sandra, los médicos le advirtieron que podría padecer enfermedades propias del síndrome metabólico, como diabetes, hipertensión y hasta disfunciones sexuales.

“La obesidad no solo acarrea trastornos médicos sino que trae consigo implicaciones psicológicas y sociales, tales como el autoconcepto en la imagen corporal, y esto repercute en el funcionamiento sexual”, explicó el médico Raúl Morin Zaragoza en su artículo ‘Sexualidad y Obesidad’, perteneciente a la Universidad Nacional Autónoma de México.

Morin indicó que las personas con sobrepeso considerable suelen tener altos niveles de estrés, uno de los principales inhibidores del deseo en las relaciones sexuales.

La obesidad es considerada una pandemia mundial para la Organización Mundial de la Salud. Más de uno de cada tres adultos en el mundo es obeso o con sobrecarga ponderal, lo que representa 1.046 millones de personas. Mientras que en el país 5,5 millones de ecuatorianos viven con sobrepeso y obesidad, según la reciente Encuesta Nacional de Salud y Nutrición del Ministerio del ramo.

Científicamente, la obesidad contribuye a la oclusión o bloqueo de los vasos sanguíneos, impidiendo el correcto flujo de la sangre. Es decir, impide la erección masculina, un fenómeno que depende de estos flujos sanguíneos. El aumento considerable de peso también acarrea hipertensión arterial, lo cual imposibilita una eyaculación.

Los hombres obesos, de acuerdo al estudio ‘Función endocrina en la obesidad’, del hospital Lucus Augusti, de España, suelen sufrir de una disminución en la producción de la hormona testosterona, lo cual afecta a la libido y provoca disfunción eréctil. Un 36% de los hombres que se sometían a la cirugía bariátrica (técnica que coloca una especie de cinturón en la parte superior del estómago para adelgazar) en el hospital padecía disfunción eréctil y otro 20% tenía el trastorno sexual y buscaba perder peso sin la intervención.

En cuanto a la libido femenina, la investigación señala que la obesidad abdominal se asocia con niveles disminuidos de la proteína transportadora de hormonas sexuales.

Menos peso, mayor autoestima
Otro reciente estudio médico, esta vez publicado en la revista Jama Surgery, indicó que de 106 mujeres que se sometieron a una cirugía bariátrica, un 33,5% admitió que su deseo y relaciones sexuales habían mejorado debido a que se sentían más confiadas del físico.

Si bien la investigación fue hecha por cirujanos dedicados a este tipo de operaciones, el sexólogo Germánico Zambrano confirmó que la disminución del peso, ya sea por cirugía o por cambios de hábitos, tiene una relación altamente positiva con el desempeño sexual.

“No tiene que ser una gran pérdida y solo a través de la cirugía bariátrica. Con cualquier pérdida de más de cinco libras ya podemos empezar a ver cambios en la actitud”, afirmó Zambrano.

Sandra concuerda con las palabras de Zambrano. Según ella, luego de los cambios en la alimentación y con el ejercicio se siente más ágil y activa en la relación con su esposo, con quien lleva casada dos años.

Para el sexólogo Zambrano, la disminución del peso mejora la autoestima y con esto la persona adquiere una sensación de bienestar interno: “Eso la hace sentirse más disponible y con expectativas más positivas con respecto a su sexualidad”.

A más de la pérdida del apetito sexual por los bajos niveles hormonales, Zambrano señaló que la obesidad merma la agilidad y habilidades en el acto amoroso.

Debido a eso, uno de los miembros de la pareja podría alargar la posibilidad de tener relaciones sexuales o las evita hasta que se acostumbra a no tenerlas.

El sexólogo recalcó no confundir obesidad tipo II o mórbida con sobrepeso. Personas con sobrepeso pueden llevar una vida sexual placentera, puesto que en el acto de parejas intervienen otros factores a más de las medidas físicas.

Según la OMS, la vida sexual está influida por factores biológicos, psicológicos, culturales, espirituales y hasta médicos. “El grado de motivación de la pareja depende también de los halagos y mimos previos. Hay un axioma que los sexólogos decimos a los pacientes: ‘La relación sexual empieza con la ropa puesta’”, concluyó el especialista guayaquileño.

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