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Ecuador, 01 de Febrero de 2025
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El MSP reconoce la práctica profesional de la carrera

La medicina alternativa cobra más devotos

En un mercado tradicional, en el centro de Quito, se curan las dolencias con limpias realizadas por curanderas. Foto: Carina Acosta / El Telégrafo
En un mercado tradicional, en el centro de Quito, se curan las dolencias con limpias realizadas por curanderas. Foto: Carina Acosta / El Telégrafo
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Martes y viernes son los días de mayor demanda en los 12 puestos que ofertan la medicina ancestral en el mercado San Francisco, en el centro de Quito. “La gente tiene una creencia especial de que esos 2 días son los mejores para aliviar sus dolencias”, cuenta Nelly Pichucho, una de las curanderas que laboran por más de 2 décadas en este mercado.

Ella, como todas las mujeres que usan las hierbas para las ‘limpias’, tiene amplia demanda de todo tipo de personas, que incluso deben esperar encolumnadas su turno para ‘el trabajo’.

Jóvenes, adultos y sobre todo niños llegan a los 12 locales que ofertan este servicio en el mercado que, según consta en el rótulo, ‘fue el primero que hubo en la capital’.

“A mí me recomendaron traer a mi hija de un año acá porque está asustada. En las noches llora mucho y no nos deja descansar. Es la primera vez que vengo y espero que dé resultado porque ya hemos ido al doctor y no tiene nada, pero igual sigue molestosa en la noche”, dice Lizeth Vásquez, de 24 años.

Entre 10 y 15 minutos dura la limpia en la que las especialistas, que han heredado los conocimientos de sus antepasados (madres y abuelas) utilizan las llamadas hierbas amargas, como la ruda, santa maría, marco, entre otras, para ahuyentar a los malos espíritus.

Mientras se mezclan las hierbas, en conjunto con el huevo, el humo del cigarro y el trago (puntas), recorren los cuerpos de pequeños y grandes, en su mayoría desprovistos de ropa. También se exclaman las oraciones al Creador, mientras el curandero porta un rosario.

El huevo, según explicaron, absorbe el mal que tiene la persona.

“Nosotros solo somos un instrumento con conocimientos que obramos para que la persona que tiene fe se sane y mejore en su vida porque las hierbitas que Dios nos da son para curarnos”, aclara Mercedes Correa, quien aprendió de su madre la técnica de la curación.

 “Cuando los niños aún son muy pequeños (menores de un año) y tienen seguido este tipo de problemas de mal aire, aconsejamos que les bauticen”, recalca la curandera.

Según el diagnóstico que cada mujer da, llega el remedio. A más de la limpia externa, se envía una porción de hierbas para baños en la casa y otro tipo de plantas para prepararlas en infusión.

En cada puesto el color verde destaca. Hay hierbas para toda dolencia, desde náuseas hasta gastritis. Incluso se elaboran escobas para  limpiar de malos espíritus a hogares y negocios. Estos atados están compuestos de laurel, chilca, flor de izo, eucalipto, tigrecillo, santa maría, flor de guanto. “Las escobas se usan una sola vez y luego se las desecha a la basura o se las quema”.

Todas las curanderas coinciden en que un paciente necesita al menos de 3 sesiones para efectivamente mostrar una mejoría total. “Hay personas que luego de la primera curación ya se sienten mucho mejor y no vuelven; pero regresan nuevamente después de algún tiempo. Por eso recomendamos como tratamiento efectivo 3 visitas. Así están totalmente curados”, reitera Nelly. Cada sesión tiene un valor: para los niños $ 5 y para los adultos $ 6. En el caso de los niños, reciben una especie de collar con bolitas verdes que al cabo de 3 días se secan tras absorber las dolencias que les afectan.

Este tipo de saberes ancestrales está reconocido en la Constitución ecuatoriana e incluso el Ministerio de este ramo tiene una Dirección Nacional de Salud Intercultural  que promueve la articulación de los conocimientos y prácticas ancestrales de salud.

En agosto del año pasado  se estableció el Reglamento que regula el ejercicio de los profesionales especialistas en medicina alternativa y se especifica que el MSP reconocerá la práctica profesional de las carreras de medicinas alternativas, cuya formación académica sea reconocida e inscrita en la Senescyt como especialista de cuarto nivel.

Existe también un reglamento expedido por el gobierno tsáchila, a través del cual se pretende preservar la identidad cultural, así como el entorno natural que rodea a estas comunidades. Esto fue conciliado junto al Consejo de Ancianos Tsáchilas y el Ministerio de Salud.

Además, en el Centro de Salud de Guamaní se oferta en conjunto la medicina tradicional y ancestral.

“Creo que esa es una iniciativa positiva, porque se mantienen las creencias culturales de la gente y a la vez se los involucra en la medicina clásica, sin que se sientan invadidos. Con esto se demuestra que ambas pueden ir de la mano”, indicó la ginecóloga Diana Cañizares.

El médico Freddy Cardoso, quien ejerce por más de 25 años la medicina alternativa, dice que este campo es bastante grande. “No siempre existen estudios profundos sobre todas las partes de la medicina complementaria. Pero hay estudios a gran escala, por ejemplo, de la homeopatía y la utilización de las plantas medicinales”, aclara.

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