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El Telégrafo
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La marihuana, esa droga que contrapone posturas en el mundo

La marihuana, esa droga que contrapone posturas en el mundo
06 de junio de 2013 - 00:00

Entre los países que legalizaron el consumo de cannabis, los que lo despenalizaron, los que lo permitieron como planta medicinal y los que lo condenaron incondicionalmente, existen diferencias culturales, sociales, políticas y coyunturales. En el mundo, la legislación sobre las drogas “suaves” es muy variada, incluso dentro de cada continente.

En el seno de Europa, mientras en los Países Bajos se tolera ampliamente el consumo de marihuana, que puede ser vendida en ciertas cantidades en los coffee shops, por nacionales y turistas, en Francia se condena su uso ilícito a un año de encarcelamiento y a 3.750 euros de multa. En este último país, si se trata de producción, la pena puede ser hasta de 20 años de reclusión.

En Asia, la situación es más extrema. Mientras en algunos países ya se condenó a pena de muerte por tráfico de cannabis; en Corea del Norte, con un régimen conservador, no se lo considera droga. Las legislaciones latinoamericanas varían entre varios tipos de ilegalidad, sabiendo que en todas partes del mundo la conformidad entre las leyes y sus aplicaciones en la práctica no siempre son  respetadas.     

A nivel internacional, 3 convenciones han sido establecidas en 1961, 1971 y 1988 para luchar contra el tráfico ilícito de estupefacientes y de substancias psicotrópicas. La última, firmada por un sinnúmero de países, reprime la detención o la compra de todo tipo de droga por un uso personal.

A pesar de estas legislaciones, existen numerosos “cannabis social clubs”, en España y Bélgica. También hay grupos a favor de la marihuana que intentan ganar legitimidad en Francia a  nivel jurídico, país en que casi uno de cada tres adultos ya ha probado el cannabis, según el Observatorio Francés de las Drogas y de las Toxicomanías (OFDT). Esas asociaciones suelen reivindicar  la hipocresía alrededor de las drogas suaves.

Paralelamente, el consumo legal de marihuana con fines medicinales se está democratizando en el mundo. En algunos países se busca una manera de legalizar “inteligentemente” esa droga. El periódico australiano Newcastle Herald reportó la experiencia de una ciudadana, enferma de esclerosis múltiple, que quiere que el gobierno del Estado Nueva Gales del Sur permita a ese tipo de pacientes con esta enfermedad tener un acceso legal al cannabis.

Al haberse usado desde la antigüedad, fue en 1840 que un médico irlandés redescubrió las propiedades de esa droga, administrándola a pacientes que sufrían de rabia, reumatismo, epilepsia o tétanos.

Ahora se puede prescribir esa droga para varias enfermedades crónicas como el cáncer e incluso el Sida. En Alemania, Canadá, España y Gran Bretaña se vende un spray oral, el Sativex, basado en la marihuana, contra varios síndromes. El cannabis terapéutico también es legal en 18 estados de EE.UU., como Alaska, California, Oregon y Washington.         

El uso con fines recreativos también ha tenido mayor desarrollo. El año pasado, 2 estados estadounidenses, el de Washington y el del Colorado, legalizaron, por referéndum, el consumo de marihuana, a condición de que no se sobrepase los 28 gramos y que no se fume en un lugar público. Contemplan gravar las ventas y invertir el dinero en proyectos públicos como la construcción de escuelas.

En otros países no se quiere legalizar el cannabis sino que se contempla aligerar las sanciones, por ejemplo creando multas sin pasar por el ámbito judicial, o reforzando la diferencia entre drogas suaves y drogas duras.
En Uruguay se está debatiendo el proyecto de ley que legalizará la marihuana.

Desde luego, los debates se encienden por las polémicas alrededor del tema. Desde un punto de vista medicinal, los daños que provoca el cannabis en el cerebro son innegables, por lo que puede engendrar pérdidas de puntos de coeficiente intelectual o reacciones fuertes como epilepsia.

Se dice que ha bajado la proporción de cannabidiol, cuyo efecto es protector, y aumentado el delta-9-tetrahidrocannabinol, así que fumar implicaría más riesgos que antes, señaló la psiquiatra Amine Benyamina al diario Le Monde. Y si el consumo es precoz, todo resulta peor. Asimismo, toda la industria alrededor de la droga, así como el narcotráfico son criticables y peligrosos, dijo Benyamina. 

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