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La dosificación de tareas abre espacios para paseos y charlas
Jenny Adriano se siente alegre de que en los planteles, por disposición del Ministerio de Educación, se dosifiquen las tareas que se envían a casa (la medida promueve que tengan tiempo para actividades extracurriculares).
Ella podrá disfrutar más de su hijo Matías, pero a la vez se pregunta: ¿Qué hará su niño de 11 años en el tiempo libre? Esta madre es empleada privada y su tiempo será igual. Se enfrentará a ese dilema.
Jenny, como miles de padres de familia, ahora no sabe cómo orientar a su hijo en el empleo del tiempo de manera adecuada.
Piensa en inscribir a su hijo en un curso de natación, como en las últimas vacaciones, sin embargo, eso le demandará un costo adicional que no tenía presupuestado.
Judith Álvarez que tiene dos hijos (una de 10 y otro de 8 años) analiza la misma situación. Lo primero que le viene a la mente son cursos de música y taekwondo, estas actividades les gustan, pero no las desarrollaron antes por falta de tiempo. “Buscaré opciones que estén cerca de la casa y no sean muy costosas. Mi esposo, que llega primero del trabajo, podría llevarlos”.
Ella piensa desempolvar los materiales que usaban cuando eran pequeños y revivir los juegos de antaño. “Dejaré a la vista el elástico, las canicas y el trompo para que se distraigan y compartan”.
Lo sugerido
Para Alexandra Guijarro no es problema encontrar una actividad extracurricular para su hija, de 12 años. En el colegio municipal donde estudia dan clases de danza, bastoneras y banda de guerra.
La pedagoga Ana María Narváez, de la Universidad Politécnica Salesiana (UPS), comenta que varias instituciones ofrecen cursos gratis, por lo que no tienen necesidad de trasladarse a otros espacios.
La sicóloga educativa Elizabeth Montenegro sugiere que los menores de edad hagan tareas de integración social: desarrollar habilidades que vayan más allá de las académicas. “Recorridos por el parque y practicar deporte entre amigos, no representan costos”.
Otra opción es ir a las bibliotecas tradicionales donde leen y se relacionan. “Es algo que hoy ya no ocurre por la tecnología”.
De su lado, la docente universitaria Patricia Ortega considera que esta es una buena opción para que los padres asuman nuevamente su rol y estén pendientes de las inquietudes y necesidades de sus hijos.
“Algunos, por el trabajo, delegan su responsabilidad a otras personas, incluso a familiares. Es hora de tener tiempo de calidad con diálogos que los vuelven a acercar”, manifiesta.
Lo que no se debe hacer
Los profesionales consultados consideran que no se debe permitir que los niños y jóvenes destinen mucho tiempo al uso de las redes sociales, videojuegos o programas televisivos (que no aportan nada).
Una buena alternativa para evitar eso -coinciden- es delegarles tareas domésticas. “También pueden pedirles que lean un determinado tema para conversarlo en la tarde y en la noche”, recomienda Ortega.
Asimismo, plantean que no debe obligar a los estudiantes a tomar otra clase educativa, porque “la idea es que los estudiantes tengan un espacio de desarrollo de su autonomía y de la personalidad”. (I)