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La discusión sobre ley de suicidio asistido se reactiva en Gran Bretaña

La discusión sobre ley de suicidio asistido se reactiva en Gran Bretaña
14 de diciembre de 2016 - 00:00 - Leonardo Boix, corresponsal en Londres

El inglés Andrew Barclay, quien padecía esclerosis múltiple en su etapa avanzada, murió por deseo propio el 8 de diciembre luego de ingerir una dosis letal de drogas en la clínica suiza Dignitas, especializada en casos de suicidio asistido.  

La muerte del hombre de 65 años hizo que activistas a favor de la eutanasia exigieran al Parlamento del Reino Unido legislar a favor del suicidio asistido, para evitar que las personas estén obligadas a ir a Suiza para someterse a la eutanasia.

Días antes de su muerte, Barclay, que en el pasado se desempeñaba como empleado público, sintió miedo de que su esposa Sandra, de 67 años, enfrentara una causa judicial en Gran Bretaña por acompañarlo a la clínica suiza donde él cumpliría su último deseo de morir. “Necesitamos una ley que haga posible esa opción en Reino Unido. Es un tema que debe ser controlado cuidadosamente, pero ¿por qué no seguir el ejemplo de Dignitas?”.

Barclay contó que la opción de la clínica no fue fácil. La persona requiere reportes médicos, psiquiátricos y “uno debe llevar a cabo el acto final (de quitarse la vida)”.

Barclay contó que pagó $ 12.500 y esperar 14 meses por su derecho a quitarse la vida en Dignitas, institución fundada en 1998 y donde han muerto miles, en su mayoría personas con enfermedades terminales o cansadas de luchar para vivir.

El británico había sido diagnosticado con esclerosis múltiple en 1992 y su estado de salud se deterioró significativamente, al padecer episodios neurológicos graves que lo dejaron durante semanas imposibilitado de moverse y tragar.  

En 2013, los médicos que lo trataban le indicaron que su enfermedad había comenzado una segunda etapa de avance progresivo, con síntomas más graves.

El británico se vio confinado a una silla de ruedas y sus movimientos físicos se redujeron cada mes. Sufrió depresión y angustia por la parálisis muscular, la incontinencia física y la ceguera parcial. “He tenido momentos de felicidad, pero el resto de mi vida ha sido una lucha espantosa por la que ya no tiene sentido pelear. Por eso tomé la decisión de quitarme la vida”.

Sandra, su esposa por más de 30 años, se sintió devastada por la decisión de su marido, pero respetó su derecho a morir. “Si amas a alguien, lo último que quieres es verlo sufrir, y que ese dolor se agrave día a día”.

De acuerdo con la ley de suicidio  de Reino Unido, de 1961, cualquier persona que ayude a otra a quitarse la vida puede ser sentenciada y condenada hasta 14 años a prisión.

En 2015, un grupo de parlamentarios, entre ellos el exprimer ministro David Cameron, rechazó una ley para legalizar los suicidios asistidos en Gran Bretaña, aunque una segunda legislación fue propuesta por la Cámara de los Lores en junio, que aún sigue sin ser discutida.

La oposición a una reforma de dicha ley creció en los últimos años por parte de grupos, incluidos activistas, quienes consideran que personas con distintos tipos de discapacidad mental podrían ser presionadas para suicidarse y otros creen que podría volverse un negocio.

El suicidio asistido es rechazado por grupos provida. Ellos sostienen que quitarse la vida, incluso por enfermedades graves o terminales, va en contra de preceptos religiosos. (I)

Datos

La eutanasia es legal en Bélgica, Holanda, Luxemburgo y Canadá.

En 4 estados de EE.UU. el solicitante debe estar en una situación clínica terminal, con una esperanza de vida inferior a 6 meses.

En América Latina, el único país donde es legal la eutanasia es Colombia, que aprobó esa medida en 2015, aunque allí ese procedimiento sigue siendo muy problemático para ciertos sectores de la sociedad, especialmente los más religiosos.

Sarah Wootton, directora del grupo a favor de la eutanasia Dignity in Dying, consideró inaceptable que en Reino Unido haya casos como el de Barclay. “Es una trágica realidad que personas seriamente enfermas no tengan más opción que pasar sus últimos días viajando cientos de kilómetros para tener una muerte digna como buscan”.

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