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La disciplina y orden perfilan la carrera militar

Cuando los jóvenes terminan el refrigerio deben recoger los platos y dejarlos ordenados en el centro. Foto: Santiago Aguirre / El Telégrafo
Cuando los jóvenes terminan el refrigerio deben recoger los platos y dejarlos ordenados en el centro. Foto: Santiago Aguirre / El Telégrafo
13 de abril de 2015 - 00:00

“Su orden mi Mayor”, responde al instante la cadete Stephanie Pepinos, luego que el Mayor Ramiro Andino le solicita que abra las puertas de las habitaciones de sus compañeras que permanecen con candado durante el día.

Ella, junto a 718 jóvenes, estudian en la Escuela Superior Militar Eloy Alfaro (Esmil). Ahora, ella cursa tercer año y ha aprendido que la disciplina y el orden son importantes  para su formación militar.

  En un bloque de 2 pisos duerme junto a sus compañeras de 1°, 2° y 4° año. Las mujeres, al igual que los hombres, deben dejar las camas tendidas a la perfección, los pisos brillantes, los lavabos sin una gota de agua y los armarios organizados  antes de iniciar la jornada.

“Se debe tener colgado de derecha a izquierda el portaternos donde se guarda el terno civil para salir franco, el de gran parada  para ceremonias, el que lucimos en clases, luego el pixelado y la chompa. Además se debe tener sábanas limpias, cobijas y toallas, 3 camisetas blancas, 3 interiores, 3 medias (...) los cajones tienen también una disposición y las cadetes saben que deben cumplir”, explica la cadete de control Michelle Álvarez, quien se encarga de revisar estos detalles todos los días a las 06:20.

A diferencia de la habitual rutina de varios jóvenes universitarios que despiertan pasada las 07:00, los muchachos que optaron por la carrera militar están en pie a las 04:15 cuando tienen alguna actividad deportiva de nado o trote, caso contrario se levantan a las 05:00.

Las clases, que se extienden desde las 07:00 hasta las 13:30, están compuestas por 55 asignaturas que tienen que ver con doctrina básica,  instrucción individual de combate, investigación terrestre, legislación militar, entrenamiento físico, matemáticas, computación, administración e inglés.

Además ponen a prueba su físico en las pistas que demandan esfuerzo también intelectual por la presencia de obstáculos. Hay otras en las que ejercitan las extremidades superiores; esto sin contar con las prácticas extremas como paracaidismo y sobrevivencia en la selva.

A las 10:00 inicia el receso, y a diferencia, de las salidas desordenadas del colegio o la universidad, los alumnos del Esmil antes de ir al comedor, toman distancia y al trote alzan la voz a todo pulmón entonando sentidos estribillos.

En silencio ocupan las sillas vacías de cada una de las mesas. Solo cuando todos han ocupado un sitio,, el resto puede sentarse. En el ambiente suena música tropical y los jóvenes se sirven un plato de mote con jugo natural.

También deben cuidar la línea, es por ello, que su dieta es balanceada. El almuerzo en cambio es buffet. “Los cadetes solo escogen aquello que pueden comer, no deben sobrar el alimento”, señala el Mayor Ramiro, quien participó como militar en el conflicto bélico de 1995 con Perú mientras cursaba el 4° año de carrera militar en el Esmil.

En la tarde, los jóvenes tienen un tiempo para dirigirse a la lavandería, sastrería o zapatería y arreglar su vestimenta en caso de necesitarlo. También se adecúan horas para realizar actividad física de acuerdo al  talento.Pueden escoger entre fútbol, básket, esgrima y 18 disciplinas más.

La cadete Sthephanie Erazo reconoce que la adaptación toma tiempo. “Cuando llegué lo más duro fue acostumbrarme a la condición física de los cadetes. Fue complicado madrugar y trotar, en la tarde nadar, pasar las pistas.  También fue duro separarme de la familia”, dice.

Para el cadete haitiano Vixamar Mesidor Nioventz, fue complicado hablar español. Luego de 3 años de vivir en Ecuador, lo hace a la perfección. “Hay muchas cosas que he aprendido. Antes me daba miedo hacer altos extremos y ahora tomé el gusto de hacerlo (...) Veo un gran futuro cuando llegué a mi país de origen porque puedo aplicar mis conocimientos en las Fuerzas Armadas o el Ministerio de Defensa”, dice Vixamar mientras mira al horizonte.

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