Miles de operaciones, sumas, restas y ecuaciones son desarrolladas en 20 minutos por Antonio Nicola. Solo con escucharlo hablar, es obvio que ama las matemáticas y más que entenderlas, como simples números, las comprende como el eje del mundo.

Este Ph.D venezolano, de 35 años, dejó su país para vivir en la Universidad de Tecnología Experimental Yachay en Urcuquí (Imbabura) y ser profesor de matemáticas. En la travesía lo acompaña su esposa Natalia Luciani, una mujer muy vivaz que tras años de convivencia aún se sorprende que él se levante a las 03:00 porque se le ocurrió alguna operación matemática.

Antonio tiene muchas expectativas por el nuevo grupo de estudiantes que ingresará a la universidad, sobre todo, porque cree firmemente que las matemáticas no deben ser temidas, pues más que fórmulas y números son un lenguaje.

Eso lo comprobó cuando dictó clases de matemáticas a niños de 4 años. “Fue un honor porque aprendí a madurar, a ser mejor matemático, mejor padre y mejor esposo. Lo que hicimos fue empezar a asociar las matemáticas con el sabor, aroma y con el concepto de conocimiento integrador. Todos utilizamos las matemáticas aunque no nos demos cuenta. Por ejemplo, el campesino tiene la geometría intrínseca por su experiencia y también su herencia, sabe cómo separar la tierra matemáticamente para sembrar”, asegura.

En cada una de las puertas de la residencia de profesores hay un distintivo. La puerta de la casa de Antonio está llena de operaciones matemáticas, una fiel muestra de que vive un experto en números. En la residencia de al frente una publicación pegada en la puerta sobre yoga alerta que ahí habita una profesora que se dedica también a esta práctica, que en ocasiones ha dado sesiones a colegas y alumnos.

En otras residencias, en cambio, hay hamacas, bicicletas, triciclos y varias parrillas para preparar asados. “Los niños que viven aquí en la residencia corren libres con otros que también son hijos de profesores. Yo también he conseguido nuevos amigos. Hay un excelente ambiente”, comenta Natalia.

En el patio central de la universidad está cómodamente sentado Ismael Mozo, profesor de Física que llegó a Urcuquí desde España. Se ha quedado prendado de Ecuador, especialmente de su comida y de los sitios que ha conocido, sobre todo, recuerda, la ciudad de Baños de Agua Santa, ubicada en la provincia de Tungurahua.

Ismael dictará cátedra a los alumnos del primer semestre. Está contento porque utilizará con los muchachos por primera vez los laboratorios. “En la nivelación hicimos un laboratorio de bajo presupuesto con cajas de leche, cuerdas y arena, que tomé prestado de forma indefinida de la construcción. Medíamos las diferentes distancias con pesas y canicas mientras las dejábamos caer, Ahora será distinto”, dice.

Aunque parece solo un detalle, Ismael recuerda que el primer día de clase lo asombró mucho que aún los alumnos se pusieron de pie cuando entraba el profesor. “Yo les dije: ‘Vaya entiendo que es una muestra de respeto y lo agradezco, pero me pone nervioso, no lo volváis a hacer. Pensé que ese tipo de saludos ya estaba perdido”, recuerda.

La venezolana Lilian Spencer es bióloga celular con una especialización en Biología en el campo de Inmunología. Este es su año sabático y decidió pasarlo en Yachay.

Los últimos días ha ideado, junto a los colegas, las materias que tendrán los nuevos estudiantes. Realizarán prácticas de fotosíntesis, de integración metabólica y de proliferación celular experimental. “Ellos aprenderán cómo hacer una matriz extracelular con colágeno y extraer esta sustancia de la cola de una rata  y hacer un cultivo celular”, explica.  

La principal apuesta que llevará Lilian a las aulas es la crítica y el análisis. “Todos deben saber que cuando alguien lee un artículo científico, no todo lo que está ahí es un dogma, uno tiene que analizarlo”.

El perfil de los docentes

En Yachay dictarán clases 40 Ph.D de varios países, como Ecuador, México, España, Chile y Argentina.Así lo confirma Fernando Albericio, rector de la universidad. También asistirán alrededor de 6 tutores con maestría que reforzarán a los alumnos con las materias que no comprenden.

“En Yachay buscamos que se cumplan las 3 i: internacional, innovadora, interdisciplinaria. Los profesores también se acogen a esto. Ellos deben ser de diferentes partes del mundo, somos países de mestizaje y ahí está la diversidad. Deben ser innovadores en sus temas de investigación e interdisciplinarios para formar a nuestros estudiantes (...)”, explica Albericio.