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Ecuador, 22 de Febrero de 2025
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La carrera de Arqueología resurge después de 22 años en la Espol

Álvaro Mora (izq.) y Jorge Marcos (der.) estudian plantas, madera y caracoles en el laboratorio arqueobotánico.
Álvaro Mora (izq.) y Jorge Marcos (der.) estudian plantas, madera y caracoles en el laboratorio arqueobotánico.
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Una fosa profunda llama la atención frente a una de las edificaciones de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), en Guayaquil.  

El agujero, donde se colocarán pedazos de cerámica, fue cavado meses atrás con el objetivo de recrear un yacimiento con objetos utilizados por nuestros antepasados. La escena es parte del entorno que encontrarán 20 nuevos estudiantes.

La institución revive desde este 2 de mayo la carrera de Arqueología, tras 22 años de haberla cerrado.

En 1980 dicha escuela receptó a sus primeros estudiantes y en 1994 recibió a la última generación.  

Jorge G. Marcos, coordinador general del área de Arqueología, recuerda que en aquellos años se presentaron problemas económicos, por lo que las autoridades de la institución notificaron que la carrera seguía solo si había fondos.

El arqueólogo de 84 años de edad,  ganador del Premio Nacional Eugenio Espejo en 2003 y fundador de la carrera, relata que debido a eso se marcharon los excelentes docentes norteamericanos y los argentinos que impartían la cátedra.

“Éramos envidiados por los peruanos, que carecían de arqueólogos. Teníamos a 30 en formación, pero tras el cierre el vecino país tomó la iniciativa: hoy cuentan con 1.500”.

La nueva generación

Gabriela Valdivia, de 18 años, vivió parte de su infancia en Morona Santiago. Una vez, mientras jugaba, encontró piedras talladas en los ríos.  Así comenzó su vocación. Ella empezó a investigar sobre el país y su cultura. “Cuando me enteré de que volverían a abrir la carrera decidí  inscribirme”.

Mauricio Mariño, de 33, y Carolina López, de 23, también se inscribieron.  Ambos nacieron en Ambato y han descubierto restos fósiles y de vasijas.

Para Carolina, este profesional reconstruye la historia a partir de los rastros. “La nuestra (historia) es sesgada, ha sido escrita desde el poder y a la luz de la conquista española”. En cambio, Mauricio considera que la profesión ofrece buenas oportunidades laborales.  

¿Se requieren arqueólogos?

El ganador del  Eugenio Espejo asegura que la profesión se está revalorizando. La declaratoria de emergencia del patrimonio (en 2007), por parte del Gobierno, originó la demanda de arqueólogos. “El enfoque que le dio el Presidente de la República al sector ayudó a la carrera, pero necesitamos mejorarlo”.

La profesional española Beatriz Fajardo agrega que las administraciones municipales, al ser responsables de la protección del patrimonio, requieren ‘rescatadores’ de la historia.

“La arqueología permite recobrar la identidad cultural-histórica y entender la realidad social de hoy. No es un conocimiento que se genera para almacenarlo, sino para entender a la sociedad”.

El artículo 98 de la Ley Orgánica de Cultura, vigente desde 2016, establece que los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD) tienen la competencia exclusiva de la gestión de mantenimiento, preservación y difusión del patrimonio cultural de sus ciudades.

Fajardo explica que hay dos tipos de arqueología: la precientífica (acumula objetos antiguos en museos) y la científica (reconstruye modos de vida y da una identidad). “Se trabaja en equipo con geólogos, paleontólogos y botánicos. Es transdisciplinaria”.

El profesional que egrese de la licenciatura de la Espol, que dura 9 semestres,  adquiere conocimientos sobre los procesos de producción y reproducción de las sociedades del pasado hasta el presente de Ecuador, y la metodología para la planificación, el análisis, la puesta en valor del patrimonio cultural y la divulgación de la identidad ecuatoriana. (I)

En Ecuador existen 100 profesionales

El Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) tiene en sus registros 100 arqueólogos, entre ellos internacionales, pero solo 60 están activos en Ecuador.

En la institución pública trabajan 14.

Ellos son de Quito, Loja, Cuenca, Riobamba, Santa Elena  y Guayaquil.

José Chancay, quien labora como catalogador de bienes arqueológicos del INPC, reconoce que hay un déficit y alta demanda. “Hacen falta campañas y  programas para que los bachilleres se interesen por estudiar esta carrera. Lo que ha pasado es que otras disciplinas (Historia y Geografía) han ocupado esas plazas”.

Chancay, de 50 años, asegura que un arqueólogo en una institución pública gana entre $ 1.000 y $ 1.500.  Esa cifra se duplica cuando lo hace para una empresa privada.

El arqueólogo, graduado en la Espol, indica que otras universidades ofertan la carrera como mención o especialidad (PUCE, Universidad Politécnica Salesiana y la Tecnológica Equinoccial).

Los profesionales tienen un colegio (fundado en 2005), integrado por 25 miembros. (I)   

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